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Abril 26, 2005

Adiós, Asad

Los titulares dan por concluida la retirada siria de Líbano. Quedan aún unos 300 soldados, pero sólo les quedan un par de discursos y de marchas militares. Partirán cuando termine la ceremonia oficial que se celebrará este martes en el valle de la Beká. En sólo dos meses, habrá concluido la retirada de 14.000 soldados.

Una retirada fulgurante. Sin que desde Damasco haya salido críticaa reconocibles a la decisión del Gobierno de Asad. Evidentemente, el régimen no lo habría permitido, pero llama la atención que ningún miembro de la vieja guardia siria haya mostrado su malestar.

Podemos ver el vaso medio lleno o medio vacío. Es posible que Asad controle los resortes del poder con más decisión que la que le supone la prensa internacional. También puede ocurrir que hasta los sectores más recalcitrantes en Damasco hayan llegado a la conclusión de que conviene asegurar el control de la situación en Siria, antes que continuar con una aventura que sólo provoca problemas internacionales al régimen.

The Economist apunta las pérdidas económicas que tendrá que afrontar Siria al perder la ventana libanesa al exterior. También habrá que sumar a la factura los negocios, limpios o algo más sucios, que la élite siria manejaba en Beirut.

La aportación siria al fin de la guerra civil libanesa fue amortizada hace mucho tiempo. Lo que deja detrás es un legado de parálisis y abusos que no se borrará fácilmente. En el valle de la Beká, dicen que comienzan a respirar más libremente. Ya hay familias que exigen saber dónde están los desaparecidos a manos de los servicios de inteligencia sirios. Oiremos hablar de estos casos en los próximos meses.

El editorial del diario libanés The Daily Star apunta además las secuelas en la mentalidad de la gente. Los libaneses deben volver a asumir su responsabilidad, ya no tendrán que esperar a que otros les digan lo que deben hacer. Pueden empezar por limpiar la economía del país de la corrupción, una de las consecuencias menos sangrientas, pero más duraderas, de una ocupación:

Now the Syrians have withdrawn, the Lebanese will have to break their habit of paralysis and start doing things a new way. It is not only necessary that the Lebanese rid themselves of the tanks, soldiers, guns and security agents; they must also unshackle the economy and the private sector from the chains of corruption that have characterized the era of Syrian occupation.

El enigmático asesinato de Hariri ha arrebatado a Asad la posibilidad de presentar la retirada como un gesto hacia los libaneses. No conviene exagerar la importancia de las manifestaciones de la oposición, porque también los grupos prosirios sacaron a su gente de la calle. Pero sin esa movilización popular, es obvio que la decisión siria no se habría producido, al menos ahora.

Mal asunto para Asad. Los dictadores no deben dar imagen de debilidad. Sus compatriotas pueden tomar nota.

Posted by Iñigo at Abril 26, 2005 12:25 AM

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