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Agosto 16, 2006

La cobardía y la batalla del Somme

somme_guerra16.jpg

Fueron fusilados por cobardes. 306 soldados británicos comparecieron ante el pelotón de fusilamiento en la Primera Guerra Mundial por negarse a continuar luchando en una carnicería como pocas veces se había visto en los campos de Europa.

Durante décadas, sus descendientes han intentado limpiar su memoria. Alegaron desde el principio que los soldados sufrían de síndrome de estres postraumático. No estaban ya en condiciones psicológicas de combatir, pero sus mandos temían que su ejemplo se extendiera entre las filas.

El ministro de Defensa ha decidido que los 306 ejecutados serán perdonados. No se revisará caso por caso, sino que se tratará de un indulto simbólico general que los considerará también víctimas de la guerra.

Los generales que enviaban a la muerte a sus soldados en oleadas sucesivas sobre las fortificadas trincheras alemanas nunca vieron cuestionado su valor. Privilegios del mando. El general Douglas Haig sólo cumplió con su deber cuando lanzó las divisiones 21º y 22º contra la defensa enemiga en la batalla de Loos. A las 11 de la mañana del 26 de septiembre de 1915, los soldados iniciaron su avance, a pesar de que el bombardeo anterior de la artillería británica había durado sólo 20 minutos y no había provocado ninguna baja entre los alemanes ni dañado sus defensas.

Según cuenta Geoffrey Regan, el asalto, mal preparado y confiado a tropas con poca experiencia, fue en realidad una matanza:

Los alemanes difícilmente podían dar crédito a sus ojos: las tropas británicas marchaban tenazmente hacia ellos. Al llegar a las alambradas, de unos cinco metros de ancho y algo más de un metro de alto, y provistos únicamente de cizallas de mano que no eran lo bastante fuertes para cortar el grueso alambre, muchos hombres intentaban cruzarlas mientras otros se desgarraban en ellas sus manos desnudas. Otros se limitaban a correr arriba y abajo de la línea de alambradas intentando encontrar un hueco, hasta que eran alcanzados por los disparos.

Sólo cuando no quedaba duda alguna de que no había esperanza de pasar, los supervivientes de ambas divisiones se decidieron a retroceder. Era tal la repugnancia que la masacre había provocado en los alemanes que muy pocos dispararon a los soldados británicos que se retiraban.

De los diez mil hombres que ese día se lanzaron al ataque no menos de 385 oficiales y 7.861 soldados resultaron heridos o muertos. Los alemanes, por su parte, no sufrieron ni una sola víctima.

Fue un puro desperdicio de vidas humanas. El 28 de septiembre, tres días después del comienzo de la batalla, los británicos se retiraron a sus posiciones iniciales.

El prestigio de Haig no sufrió ninguna rémora. En diciembre de 1915 fue ascendido al puesto de jefe máximo de la Fuerza Expedicionaria Británica. Y lo peor estaba por venir por culpa de la batalla del Somme. Comparado con lo que ocurrió en el primer día en el Somme, lo de Loos fue un almuerzo campestre.

En esa primera jornada, los británicos sufrieron 57.470 bajas, incluidos 19.240 muertos. En el conjunto de la batalla, los ejércitos que participaron en los combates perdieron más de un millón de hombres, entre muertos y heridos. Pocas veces la vida humana había valido tan poco en una guerra que tenía lugar en la civilizada Europa.

Haig recibió el sobrenombre de "carnicero del Somme". Otros refutan esta visión crítica con el argumento de que el Somme terminó por desangrar al arsenal humano y militar del Ejército alemán, haciendo que su derrota fuera sólo una cuestión de tiempo.

Tras la guerra, Haig recibió el título nobiliario de barón por los servicios prestados al imperio, con el estipendio de 100.000 libras. Dejó una frase para los anales de la estupidez militar: "La ametralladora nunca reemplazará al caballo como instrumento de guerra".

Los cadáveres de sus soldados son una buena muestra de su clarividencia.

Pero la cobardía, aparente o real, tiene peor imagen que la victoria. Al funeral de Haig asistieron 100.000 personas. Los familiares de los soldados fusilados porque habían llegado al límite de su resistencia han tardado 90 años en reparar su nombre.

Posted by Iñigo at Agosto 16, 2006 08:58 PM

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Comments

Como tu has dicho... privilegios del mando

Posted by: Kike at Agosto 16, 2006 11:24 PM

La diferencias entre ayer y hoy es que las vidas que no importaban ayer eran de subordinados y las que que no importan hoy son de civiles(a algunos les siguen sin importar los subordinados).Otra diferencia podria ser que esa foto solo se podia tomar en un campo de batalla pero desde la S.G.M. se puede tomar en una ciudad,como Tiro o Beirut hoy.

Posted by: fremen at Agosto 17, 2006 12:16 AM

El "amigo" Haig...Hay mucha polémica acerca de este personaje. Rebuscando en la biblioteca, veo que "The Wordsworth Dictionary of Military Biography" barre descaradamente para casa, culpando a Sir John French (que tampoco era una lumbrera) del desastre de Loos, y a "la insistencia de Joffre, contra la opinión de Haig" de la matanza del Somme.

Posiblemente lo más adecuado que se pueda decir viene en "The World War One Sourcebook", de Philip J. Haythortwaite (Brockhampton Press, 1992). Me voy a permitir dar la lata y traducir una parte de lo que dice (página 329):

"Desde el Somme hasta la ruptura del frente alemana de marzo de 1918, las tácticas de Haig estuvieron marcadas por el desgaste y la mentalidad de "ataque a cualquier precio" con las que se le han asociado, y por las cuales ha sido persistentemente condenado. Hay mucho de justo en la acusación, y su causa no se ve ayudada por una actitud que al menos daba la apariencia de frialdad y distanciamiento; y es cierto que era un comandande in imaginación y no abiertamente receptivo a ideas modernas. Sin embargo, es igualmente cierto que no recibió el apoyo o la confianza que un comandante de campo debería tener de su gobierno, que sus responsabilidades eran inmensas, y que estaba con frecuencia bajo presión iniciar ofensivas que aliviasen la presión contra con franceses. A pesar de su resistencia a tener fuerzas británicas bajo mando extranjero, trabajó bien con Foch en 1918, aguantando con determinación lo peor del asalto alemán, y jugó un importante papel en el avance final victorioso.

En su tiempo, nunca fue considerado un gran general; una opinión contemporánea decía que lo mejor que se podía decir es que era un hombre "seguro", y que esa confianza en sí mismo derivaba de su naturaleza aparentemente imperturbable y de no ser demasiado inteligente (!) [...] A pesar de sus logros, de todas formas, nunca pudo superar la impresión que formaron las carnicerías en el Somme y Passchendaele."

Churchill decía de él que si bien pudo no estar a la altura de la tarea asignada, probablemente no había otro candidato mejor que fuese obvio, y que en realidad no era peor que muchos comandantes de la Gran Guerra, y mejor que algunos (mismo libro y página, por si alguien quiere consultar).

Haythornthwaite termina "su desafortunada reputación de "el carnicero" es demasiado simplista". Puede ser. Yo, personalmente, le tengo bastante, bastante manía, por muy ecuánime que quiera ser.

Posted by: Golias at Agosto 17, 2006 12:31 AM

De lo poco que se de esta guerra, la aplicación eficaz de anteriores avances técnicos tales como el cañon sin retroceso, la mortal ametralladora, las nuevas pólvoras, etc... no fueron acompañadas de una similar protección a los soldados,ya que, por poner un ejemplo, los poilous franceses aún vestían llamativos uniformes del siglo anterior y el casco de acero para la guerra moderna estaba por llegar, en 1915 para el Adrián francés o 1915-16 para el Stahlhelm alemán.

Este enlace puede mostrar la terrible diferencia en la preparación de la guerra por los estados mayores y la mejora de las máquinas de matar frente al nu lo interés por la protección de quienes te la están haciendo en tu bando.No solo Haig mandó a su gente al matadero.

http://www.cascoscoleccion.com/introduc.htm

Parece una constante la paradoja de una fuerte preparación en las armas y una impresionante imprevisión en la protección a los soldados. Como si no hubiera nunca dinero para eso. Ha ocurrido con los ejércitos USA e Israelí y no precisamente en la Gran Guerra.

Posted by: pecha at Agosto 17, 2006 08:41 AM

Nada nuevo; nada sorprendente. Todo dentro de los parámetros convencionales. Ni un solo despunte que conduzca al asombro, porque:
¿en que lugar está escrito que el militar sea un animal inteligente?

Posted by: Ricard at Agosto 17, 2006 09:13 AM

Venga ya, Ricard, un poquito de sentidiño, vamos. Que se empieza por negar la inteligencia de un grupo, luego se niega su humanidad, y luego pasa lo que pasa. Ni los militares son animales ni son todos idiotas. Tienen un oficio que pasa de ser una cuasi bicoca en la que no hacen mucho, a ser el peor del mundo, que consiste en matar y morir. No es de extrañar que muchos desarrollen paranoias y hagan burradas; ni que, inversamente, muchos salvajes acaben de militares porque les pone lo de matar gente. Pero hay y ha habido muchos militares muy preocupados por su gente, por los civiles e, incluso, por el enemigo. Tipos que acabaron una guerra y luego lees sus memorias, o ves lo que hicieron después, y ves una repulsión hacia la violencia que deja en ridículo a todo lo que puedan decir los pacifistas. Los cuales, por cierto, no son santo de mi devoción, porque una cosa es buscar la paz, defenderla, intentar evitar que su país se meta en fregados idiotas (tipo los chicos de las Azores), y otra muy distinta decir cosas tipo "todos los militares son asesinos". La verdad es que, si los conflictos nacen de la intolerancia, es curioso lo extremadamente intolerantes y sectarios que llegan a ser algunos pacifistas ("yo a los partidarios de la pena de muerte los fusilaba", dijo uno).

Posted by: Golias at Agosto 17, 2006 10:49 AM

Te desparramas. Yo no hablé de asesinos. Me limité a insinuar (con cierta vehemencia) que no se debería presuponer que militar e inteligencia estén en el mismo saco. No es la primera ni la enésima vez que después de sacrificar cientos o miles de vidas humanas, en el momento del balance, alguien se pregunta (lo cual ya es un pequeño milagro):
¿Y que coño hemos ganado con esta carnicería?
Pero, en fin, no me gusta insistir en lo que resulta mas que obvio.

Posted by: Ricard at Agosto 17, 2006 01:10 PM

Puede que me haya desparramado, y es cierto que en tu mensaje no pones nada de "asesinos". Perdona, siempre he detestado a la gente que pone en boca de los demás algo que no ha dicho. Tal vez haya confundido vehemencia, como bien dices, con intolerancia. Mis disculpas más sinceras.

Lo que dices al final es bien cierto. La lástima es que no suceda más veces. No, miento: la lástima es que no pase más veces ANTES de sacrificar cientos o miles de vidas.

Posted by: Golias at Agosto 17, 2006 01:50 PM

El hombre es una especie animal que merece la extinción. Somos escoria.

Posted by: Vespasiano at Agosto 17, 2006 04:16 PM

Ah, Sir Douglas Haig, una de las figuras más controvertidas de la primera guerra mundial, pero realmente consideremos, antes de juzgarle, a toro pasado, estas reflexiones.
1-. en 1914, mandó el único ejército regular que tenían los británicos, La BEF, hasta su práctica extinción en ese año después de las batallas de Mons y el primer Yprés (frenó a fuerzas alemanas muy superiores, hasta el extremo que el Kaiser Guillermo II exigió a sus generales la destrucción de esa "despreciable fuerza").
2-. a continuación, tuvo que poner en orden de combate el ejército de aficionados (oficiales incluídos) conocido como el "ejército de Kitchener". se reveló como un magnífico organizador y logista (el ejército británico no sufrió la caída de moral ni los motines del ejercito francés en 1917). no esperemos, que la capacidad de maniobra a nivel de batallón y pelotón fuera decente en ese ejército. como muestra de su buen hacer, fue uno de los responsables de acabar con la escasez de municiones en 1915, mediante el procedimiento de racionalizar la producción, y oh sorpresa, emplear a las mujeres en las fábricas de munición (siendo conocidas como "canarios", por el matiz amarillento que los componentes de la pólvora le daban a su piel)
3-. ningún ejército occidental se había enerentado al poder destructivo del armamento de 1915 y 1916. lo más parecido: el ejército de la unión al final de la guerra de secesión (ejemplo Fredericksbrug en 1864), el japonés ante Porth Arthur (1905) y se me olvidaba, el poder del fuego de supresión: 1898, los españoles en las colinas de San Juan gracias a las Gatling americanas.
4-. ningún ejército europeo tenía adecuada instrucción de infantería ligera, el concepto de infiltración y decepción era desconocido (los Sturmtruppen alemanes estaban a un par de años todavía). no había otro concepto que el despligue en cuadro o en línea, no había radios postátiles, ni tanques mecánicamente fiables (en 1915, autoametralladoras y va que arde). en esa situación ¿alguno de nosotros, como general, lo habría hecho mejor?
5-. no se ha demostrado fiablemente que dijese esa famosa frase
y 6-. un dato importante, al finalizar la guerra empeñó su fortuna y su posición en la tarea que a los soldados británicos (los del imperio incluídos)se les reconociera su sacrificio y se les dieran las correspondientes indemnizaciones y ayudas.
ahora, ya podeís juzgar con mayor criterio al General Haig.
dos apuntes además: excelente medida del gobierno británico, aunque un poco tarde (como a Galileo vamos)
Ah, y Vespasiano, se optimista, TU NO TE MERECES LA EXTINCIÓN!.

Posted by: rm47 at Agosto 17, 2006 11:18 PM

Vale, los datos son ciertos, pero no del todo. Haig no mandaba la BEF; lo hacía Sir John French; Haig tenía el mando del Primer Cuerpo, y fue el Segundo Cuerpo el que hizo la gran mayoría del trabajo en Mons (general Horace Smith-Dorrien; tal vez uno de los mejores, si le hubiesen dejado). Pero aunque lo fuesen en su totalidad, ninguno de ellos lo convierte en un general ni siquiera decente. Excepto el tema logístico, en el que comparte características con otro general de pésima reputación: George B. McClellan, excelente organizador e inútil total en el campo de batalla.

Además, lo de Ypres no indica que fuese bueno; era una batalla defensiva de la Primera Guerra Mundial. Cualquier general que no fuese un absoluto cazurro ganaría una batalla defensiva en esa guerra, salvo que el asaltante viniese con tácticas nuevas (como en 1918) o se produjesen fatales fallos en el despliegue.

Efectivamente, tras la guerra trabajó por los veteranos. Es más de lo que hicieron otros. Pero lo que discutimos es si era un buen general. Y todo apunta a que no. Cierto es que era una guerra rarísima para su época, y nadie sabía qué hacer. Pero hubo casos en los que se hizo mucho mejor (Plummer, Allenby, Ludendorff), y pocos en los que se hizo realmente peor (Caporetto, por ejemplo; la primera batalla en la que Rommel se hizo un nombre; luego nos extraña que despreciase a los italianos).

Posted by: Golias at Agosto 18, 2006 12:15 AM

Uops, vaya fallo, gracias por la corrección Golias. coincido plenamente contigo en la opinión sobre Smith-Dorrien. y realmente la calvas con el ejemplo de McClellan. de nuevo, gracias por tu educadísima respuesta a mi ladrillo de e-mail.

Posted by: rm47 at Agosto 18, 2006 11:54 AM

Muy buena tu información creo que si capta la escencia de "carniceria" de las batallas de La Gran Guerra.

Posted by: Fernando at Abril 14, 2007 08:55 PM

MANDARON A MORIR A MILES DE JOVENES SIN RAZON QUE TENIAN SUENOS E ILUSIONES EN LA BATALLA O CARNICERIA DE SOMME ESTUPIDOS, DESGRACIADOS ESTOS OFICIALES BRITANICOS ESTAN EN ESTOS MOMENTOS QUEMANDOSE EN EL MERO INFIERNO PARA SIEMPRE !!!

Posted by: MILTON at Julio 18, 2007 06:43 PM

mas malo no sale na

Posted by: Anonymous at Septiembre 2, 2007 12:40 AM