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Diciembre 05, 2006

Bienvenidos al mundo real (por cortesía de Robert Gates)

Se acabaron los juegos de manos y la retórica patriotera. El futuro secretario de Defensa, Robert Gates, ha presentado ante los senadores que deben votar su confirmación en el cargo un análisis duro y muy realista sobre lo que está ocurriendo en Irak. En pocas palabras, su intervención puede resumirse en una pregunta y su breve respuesta, un fragmento que se repetirá en todos los informativos televisivos de hoy en EEUU. La pregunta la ha hecho el senador demócrata, Carl Levin:

Do you believe we are currently winning in Iraq?

No, sir.

Cuando el senador McCain ha reiterado la pregunta, la respuesta de Gates ha sido la misma, aunque ha apuntado también que no cree que EEUU esté perdiendo la guerra.

Supongo que habrá que dejarlo en un empate con nulas posibilidades de victoria si el equipo no cambia de estrategia mediada la segunda parte. Y lo que está en juego es demasiado serio como para fiarlo todo a los penaltis.

De entrada, no es ése precisamente el mensaje que Bush ha dirigido a sus compatriotas, históricamente poco receptivos a la idea de inmiscuirse en un conflicto bélico en el que no haya claras y evidentes perspectivas de victoria. Un ejemplo reciente:

Gates's view contradicted the appraisal publicly stated by Bush in an Oct. 25 news conference, when he said in response to a question, "Absolutely, we're winning" in Iraq. Bush added then, "As a matter of fact, my view is the only way we lose in Iraq is if we leave before the job is done."

La comparecencia de Gates tampoco será un plato del gusto de los legisladores demócratas que han confiado siempre en que el próximo año sea el comienzo de la retirada escalonada de las tropas. El ex director de la CIA ha pintado un panorama muy pesimista sobre el futuro de Oriente Medio en el caso de que EEUU decida desentenderse del infierno iraquí:

"Our course over the next year or two will determine whether the American and Iraqi people and the next president of the United States will face a slowly and steadily improving situation in Iraq and in the region or will face the very real risk of a regional conflagration," he said.

Nótese las dos alternativas que Gates ha presentado a los senadores: una mejora lenta y progresiva de la situación en Irak o la extensión del conflicto a todo Oriente Medio. En el lado positivo de la balanza, algo que se aleja mucho de la idea de victoria que suele entender un político. En el negativo, una pesadilla con repercusiones difíciles de imaginar.

Gates no ha sido muy preciso con la medicina, consciente de que las soluciones simples y fáciles de resumir en titulares han visto amortizada su efectividad en la política norteamericana. Prefiere con buen criterio tener las manos libres para elegir entre el menú que tendrá pronto a su disposición: el informe de la comisión Baker y la revisión de la situación bélica que Bush pidió al alto mando militar.

Gates ha reclamado a los partidos que, ante la "guerra contra el terrorismo", construyan el mismo consenso que existió en EEUU en la época de la guerra fría. Es un aviso que se corresponde bastante mal con el tipo de debate político que ha habido allí desde el 2001. No tiene mucho que ver con acusar a los demócratas de traidores y amigos de los terroristas o con llamar liberticidas a los republicanos. Pero los llamamientos al consenso son siempre un brindis al sol cuando no existe entre sus protagonistas potenciales una idea común sobre la que labrar un acuerdo.

También ha hecho lo posible por quitar de la cabeza de los senadores las ideas que algunos puedan albergar en relación a futuras aventuras militares en Siria e Irán. Se ha referido a las repercusiones muy negativas que tendrían en todo Oriente Medio y a la imperiosa necesidad de contar siempre con el día después de cualquier operación militar. Exactamente, añado yo, lo que no se hizo justo antes de la invasión de Irak.

Ningún jefe del Pentágono va a aceptar la idea del desarme unilateral en cualquier confrontación. Hay algunos, sin embargo, que aún piensan que resulta doloroso sentarse sobre las bayonetas y que no están dispuestos a ir alegremente a la guerra si no están convencidos de tener respuestas a lo que ocurrirá cuando callen las armas.

Creo que puedo oír desde aquí el rechinar de los dientes de los neocon.

Posted by Iñigo at Diciembre 5, 2006 07:37 PM

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