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Agosto 29, 2007

Tres noticias de Irak

Dos noticias de Irak, una buena y otra mala para EEUU. Eso ya es un avance. Habitualmente, todas son malas. Y una tercera muy reveladora.

El imprevisible Moqtada Al Sáder anuncia que ha suspendido por seis meses las actividades de su milicia. Su objetivo parece consistir en reorganizar las filas y asegurar algún tipo de control directo sobre las huestes del llamado Ejército del Mahdi. A pesar de su imponente nombre, carece de un mando unificado que sea efectivo. Muchos de sus líderes no responden ante nadie y dividen su tiempo entre los ataques a la población suní, a las tropas norteamericanas y a cualquiera al que se le pueda aligerar la bolsa.

Al Sáder pretende dar una imagen de unidad y coherencia al grupo que aspira a ser el principal referente nacionalista de las clases bajas shiies.

Sus milicianos, actuando bajo órdenes de sus jefes o por su cuenta, son el origen de buena parte de la inestabilidad que sufre el sur y algunas zonas de Bagdad. Menos disparos procedentes de sus fusiles significan menos problemas para EEUU en la capital y para los británicos en el sur.

La gran duda es si todos aquellos que dicen seguir a Al Sáder aceptarán ahora las órdenes de guardar las armas durante un tiempo.

La noticia mala proviene de Kerbala. Una festividad religiosa shií ha acabado a tiros entre milicias shiies, presumiblemente entre seguidores de Al Sáder y de las Brigadas Báder, la milicia del principal partido shií. Ha habido 55 muertos y 300 heridos. Un avance de lo que puede ocurrir dentro de unos días en Basora, cuando las tropas británicas abandonen la ciudad y se acuartelen en sus inmediaciones. ¿Quién tomará el control de la ciudad? Me temo que no se lo jugarán a las cartas.

En cierto modo, es otra muestra de incompetencia del Ministerio del Interior iraquí, incapaz de controlar ni siquiera a la milicia (Báder) que pertenece al partido del propio ministro. De momento, Maliki ha destituido al jefe de Policía de Kerbala y a otros 1.500 agentes. Los viejos hábitos, sin embargo, son difíciles de abandonar. El primer ministro ha responsabilizado de los disturbios a "bandas criminales" y a "los restos del partido Baas". El lenguaje de los norteamericanos se pega con facilidad.

Hay otra noticia más. Parece mala, pero en realidad es buena para EEUU. Soldados norteamericanos han detenido a ocho iraníes en Bagdad. Dos de ellos eran diplomáticos de la Embajada. Los otros seis venían de Teherán, eran funcionarios del Ministerio de Energía. Les han sacado del hotel en el que se habían hospedado. Tras maniatarles y taparles los ojos, les han llevado al cuartel para ser interrogados. Eran gente peligrosa.

Tras pasar una noche encerrados, han sido puestos en libertad después de que el Gobierno iraquí haya convencido a los militares de que se trataba de una delegación oficial que visitaba Bagdad para llegar a acuerdos que puedan mejorar el lamentable suministro eléctrico de la capital.

Parece un error corregido rápidamente. En realidad, es la forma ilegal que tiene EEUU de demostrar a los iraquíes quién manda en el país. Washington no puede impedir de momento que el presidente y el primer ministro iraquíes visiten Teherán, se abracen a Ahmadineyad y elogien la colaboración de los iraníes. Lo que sí puede hacer es acosar y a veces detener a todos los altos cargos iraníes (con o sin pasaportes diplomáticos) que se atrevan a poner el pie en Bagdad.

El ministro de Exteriores iraquí ha dicho que las detenciones no tienen nada que ver con el discurso de Bush del día anterior en el que prometió nuevas medidas contra "las actividades asesinas" de los iraníes en Irak.

Nada que ver. Pero nada que ver.

Posted by Iñigo at Agosto 29, 2007 10:46 PM

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