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Septiembre 23, 2007

Adolfo Suárez en 1980

ABC publica hoy una entrevista inédita con Adolfo Suárez, un documento excepcional que revela hasta qué punto el presidente del Gobierno estaba completamente acorralado dos meses antes de su dimisión. Los asesores de prensa de Moncloa no autorizaron su publicación porque Suárez había sido demasiado "sincero" con la periodista Josefina Martínez del Álamo. Admitía sin tapujos que en ese momento --julio de 1980-- estaba "absolutamente desprestigiado".

Esto es lo que decía Suárez de la prensa de la época

--Quizás el problema es también nuestro, de la prensa. Últimamente parece que algunos nos sentimos demasiado inclinados a ser protagonistas.

--Sí. Yo noto ese afán de protagonismo. Algunos periodistas me preguntan sobre un tema político para tratar de convencerme de sus posturas. Entonces les digo: ¿Ustedes, qué quieren: saber mi opinión o convencerme de la suya? Porque si vienen a hacerme una entrevista, les interesará conocer mi criterio, supongo. Y tendrían que escucharlo libre de prejuicios. Después, ustedes lo estudian, se informan y, si no les gusta, lo critican. Después, todo lo que ustedes quieran.

Pero sólo se tienen presentes a ellos mismos. Escriben para ellos mismos. Los comentarios políticos suelen ser mensajes que no entiende casi nadie. De ahí que la prensa tenga cada vez menos lectores. De ahí que los políticos estén cada día más separados del pueblo. Porque han acabado todos cociéndose en la gran cloaca madrileña. Y molesta mucho que yo hable de una gran cloaca madrileña. ¡Pero es verdad! No existe la preocupación de sobrevolar por encima. Nadie intenta hacer una crítica objetiva de las actuaciones políticas, con independencia del partido que realiza la acción.

La prensa persigue intereses concretos, políticos o personales del político que le informa. Defiende las conveniencias de alguien que instrumentaliza a ese periodista. Y los periodistas se han convertido en correas de transmisión de los intereses de grupos determinados.

Suárez, enfermo de alzheimer, ya no puede agradecer los elogios generalizados que le dedican políticos y periodistas. Si pudiera, algo diría de todos los que provocaron su caída. Esta entrevista permite recordar la época más triste de su carrera política, cuando sus errores y el acoso que sufría en su propio partido le llevaron a la dimisión.

En el libro "23-F, la verdad", de Francisco Medina, aparecen con todo lujo de detalles esas conspiraciones, incluidos los movimientos que propició el rey para acabar con un Gobierno que parecía ya amortizado. Algunos de esos movimientos eran legítimos, otros no tanto, como los que protagonizó Luis María Ansón. El entonces presidente de la agencia Efe utilizó los recursos de un organismo público para reunir a políticos, periodistas, militares y agentes de los servicios de inteligencia con el único objetivo de acabar con Suárez y reorientar la transición hacia posiciones más conservadoras.

Afortunadamente, ni los manejos de Ansón ni el golpe de siete meses después triunfaron. En la prensa de la época, la noticia de la dimisión de Suárez fue recibida con una sorpresa repleta de hipocresía. Esta entrevista permite saber un poco más sobre la situación personal que vivía Suárez y por qué tenía tanta razón cuando, de forma algo críptica, justificó su renuncia con el argumento de que así podía conseguir que la democracia no fuera otra vez un paréntesis en la historia de España.

Posted by Iñigo at Septiembre 23, 2007 01:25 PM

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