« Los peores hombres del año | Main | Unicef: la foto del año »

Diciembre 22, 2008

Watergate y blogs: por qué cualquier tiempo pasado no fue mejor

dimision nixon.jpg

El ex director de The Washington Post Leonard Downie se hace una de las preguntas más repetidas en la historia del periodismo. ¿Podría repetirse ahora una investigación periodística como la del Watergate? De tantas veces hecha, la cuestión ha perdido algo de brillo. Los requisitos, además, son difíciles de alcanzar. No sólo necesitas a un Sherlock Holmes, o una pareja de ellos en este caso, sino a un Moriarty que esté a la altura del símil.

De lo segundo hemos tenido bastante en los últimos ocho años. La cobertura de los meses anteriores a la invasión de Irak no dejó en buen lugar a los grandes medios de comunicación norteamericanos. Ahora todos aceptan que el periodo 2001-2004 fue una época en la que los medios abdicaron de su condición de conciencia crítica del sistema: dieron por hecho que sus lectores y espectadores no tolerarían que se cuestionara la línea oficial de la Casa Blanca y se tragaron toda la propaganda que los políticos les ofrecieron envuelta en las barras y estrellas.

A eso hay que responder con dos salvedades. En primer lugar, sí hubo medios y periodistas que, sin sentirse en ningún momento enemigos de su país o de su Gobierno, continuaron haciendo su trabajo. La cobertura de los periódicos de la cadena McClatchy (antes Knight Ridder, la segunda mayor de EEUU con 32 diarios) antes del ataque sobre Irak fue excelente al desmontar algunas de las verdades reveladas sobre el inexistente programa iraquí de armas de destrucción masiva. En los grandes medios cuyos editoriales hacían de clac del poder, había periodistas que hicieron un trabajo de calidad. Que los resultados de su trabajo aparecieran enterrados en la página 14 o 16 estaba ya fuera de su responsabilidad.

En segundo lugar, existe una percepción equivocada sobre el valor del trabajo de Carl Bernstein y Bob Woodward, y de los reporteros de otros diarios que siguieron su camino, como Seymour Hersh en The New York Times. Por así decirlo, pusieron en marcha con sus informaciones la maquinaria política y periodística que terminó por provocar la dimisión de Nixon. Pero no pudieron evitar que se produjeran todos los delitos cometidos por la Casa Blanca ni obviamente que Nixon fuera reelegido.

Cuando se lamenta cuántas de las mentiras de la Administración de Bush fueran engullidas por la opinión pública se quiere dar a entender a veces que una actitud diferente de los grandes buques insignia de la información podría haber producido un resultado diferente. Y eso es tener una visión de la influencia de los periodistas en la política que no se corresponde con la realidad.

The Guardian tituló "The War We Coud Not Stop" el libro con la recopilación de sus artículos publicados antes de la invasión. Fue una buena idea, pero no sí se cree que ésa era la principal función del diario británico o que estaba dentro de sus posibilidades. Cuando uno cree que su misión es influir hasta ese punto en la opinión pública termina cometiendo infinidad de errores al servicio de esa aparentemente noble tarea o algo peor, mintiendo o manipulando porque el fin (irreprochable) justifica esos medios (muy reprochables). Que es precisamente lo que suelen pensar los políticos al llevar a cabo toda clase de tropelías.

El artículo de Downie es también interesante porque no comparte el pesimismo y arrogancia tan habituales en España cuando los periodistas de los medios tradicionales analizan la influencia de Internet y las nuevas tecnologías de la comunicación, entre las que están los inevitables blogs. Lo que no comprenden los Juan Cruz y Javier Marías del mundo libre (incluido ese lamentable personaje que va por allí pidiendo una regulación de Internet para atar en corto a todos los que osan disputar el monopolio de la información a gente como él) es que el aumento de protagonistas en el mercado informativo tiene consecuencias indudablemente positivas incluso en el caso de peleas contra el establishment tan célebres como la que mantuvieron Woodward, Bernstein y su periódico. Downie, que estuvo en mitad de la batalla, no es tan ciego:

Reporters working today on a story such as Watergate would be unlikely to be left relatively alone, along with their sources, for as long as Bob and Carl were. Now, from day one, the story would be all over the Internet, and hordes of reporters and bloggers would immediately join the chase. The story would become fodder for around-the-clock argument among the blowhards on cable television and the Internet. Opinion polls would be constantly stirring up and measuring the public's reaction.

Un directivo del Post admite sin problemas que lo del Watergate habría sido más fácil si Internet y los blogs hubieran existido por entonces. ¿De acuerdo? Pues vale, caso cerrado.

Posted by Iñigo at Diciembre 22, 2008 03:36 PM

Trackback Pings

TrackBack URL for this entry:
http://www.escolar.net/cgibin/MT/mt-tb.cgi/10482

Comments

Nunca habrá que olvidar la complacencia en aquellos días de los medios de comunicación norteamericanos de corte liberal, ya que el enfoque de Fox News no debería sorprender a nadie.
Ni tampoco habrá que olvidar que las voces criticas ante la abominación de la guerra de Irak se fraguaron a medida que la guerra dejó de ser un paseo militar, no porque fuera algo detestable en sí, por lo que deberiamos preguntarnos qué hubiera pasado tras el "misión cumplida" de Bush si hubiera la historia finalizado con los laureles de una victoria rápida con pérdidas solo para la vida de los iraquíes, su pais y su patrimonio milenario.
No somos tan distintos de los norteamericanos y cada vez ese mirarles por encima del hombro queda mas forzado. Creo que tenemos el mismo número de palurdos por metro cuadrado, por lo que deberiamos estar muy vigilantes ante realidades tan sangrantes.

Posted by: pecha at Diciembre 24, 2008 08:27 AM

De acuerdo con la mayor parte de lo que dices pero... ¿Lamentable personaje Jauregui?

Un saludo.

Posted by: Pedro H at Diciembre 24, 2008 02:57 PM

Por fin, una entrada con un párrafo en inglés, como debe ser.

Posted by: Cirilo at Diciembre 25, 2008 01:05 PM

De acuerdo en el análisis sobre el "y si tras el misión cumplida" todo hubiera terminado. Sólo que hay un problema. La invasión de Irak se promueve, efectivamente, para derribar un tirano, colgarlo y acabar con la presunta amenaza que sus armas representaban para el mundo. Pero eso no era más que una justificación dfundida a mansalva por los medios en los meses previos y hasta abril-mayo de 2003, cuando la guerra convencional ha terminado.
Lo que sucede es que la invasión no tenía sentido sin el verdadero objetivo de la acción: la ocupación para sentar un gobierno amigo y fijar bases logísticas de cara al conflicto con la verdadera amenaza, Irán.
Por mucho que los medios intenten expiar sus culpas a la hora de difundir una guerra indefendible mediante una operación de maquillaje moral dando cobertura a las denuncias posteriores en Abu Grahib, el desmentido de la presencia de armas, el lucro de grandes corporaciones afines al Pentágono o el desastre de los más de 4.000 americanos muertos, lo cierto es que todo eso se debe dar por amortizado. Se cumplieron los objetivos, militares -puramente tácticos- y también los geopolíticos, estratégicos.
La guerra de Irak no podía terminar con laureles de la victoria, porque aunque las grandes unidades alcanzaron el triunfo táctico en abril de 2003, la verdadera guerra venía después. Y eso lo sabían. Por tanto, lo que planteas era una opción imposible, que nadie contemplaba. Y lo sabían.

Posted by: jesus at Diciembre 26, 2008 01:17 PM