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Marzo 20, 2009

La locura de Islandia

La gran fiesta de la privatización de la industria financiera se celebró en Islandia. La euforia se desbordó hasta el punto de que todo un país, o buena parte de él, se dejó llevar por una borrachera que parecía no tener fin. Hasta que se toparon con el fin como si éste fuera un camión de ocho ejes.

Michael Lewis ha viajado a Islandia para explicar a los lectores de Vanity Fair a qué extremos de locura llegó el capitalismo en ese país. ¿Locura? Quizá lo que hicieron los islandeses fue llevar el sistema a sus últimas consecuencias.

An entire nation without immediate experience or even distant memory of high finance had gazed upon the example of Wall Street and said, “We can do that.” For a brief moment it appeared that they could. In 2003, Iceland’s three biggest banks had assets of only a few billion dollars, about 100 percent of its gross domestic product. Over the next three and a half years they grew to over $140 billion and were so much greater than Iceland’s G.D.P. that it made no sense to calculate the percentage of it they accounted for. It was, as one economist put it to me, “the most rapid expansion of a banking system in the history of mankind.”

Pero eso son sólo números. Es mucho más revelador compartir la perplejidad de Lewis cuando éste intenta contar, y no es fácil, cómo esta nación de orgullosos pescadores apostó hasta su alma en el gran casino. Y la perdió. Ahora, las familias se dedican a hacer acopio de comida y divisas (que guardan en casa, lo que sólo es llamativo en el segundo caso), y los Range Rovers empiezan a saltar por los aires. Literalmente. Tiene más sentido prender fuego al 4x4 para cobrar el seguro que seguir pagando el crédito.

Será eso lo que llaman la destrucción creativa en el capitalismo.

Hay mucho más en el artículo. Sale por ejemplo un gobernador del Banco Central cuya única experiencia financiera era... ninguna, porque lo suyo era la poesía y, eso sí, idolatraba a Milton Friedman, el toque nacionalista (las críticas procedentes inicialmente de Dinamarca eran despreciadas porque seguro que estaban originadas por la envidia), la responsabilidad de otros países europeos (la universidad de Oxford ha perdido en la debacle 50 millones), el carácter extremadamente machista de la política islandesa, la privatización y titulización del pescado y la creación de un mercado especulativo en torno a sus capturas...

En fin, debo de tener una mente perturbada porque me he reído mucho con el artículo. Gracias a un mecanismo de autodefensa, los ejemplos extremos de estupidez del ser humano tienen su punto divertido.

Posted by Iñigo at Marzo 20, 2009 08:47 PM

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Comments

Recuerdo haber leído ese artículo hace un par de semanas o así. La parte sobre estar en su hotel y oír explosiones por la calle, que resultó que eran coches incendiados, probablemente por sus propios dueños, tenía un toque de historia de los Monty Python. Faltaba un primer ministro con andares tontos, pero seguro que tienen a alguien parecido en un cargo de menor importancia.

Posted by: RinzeWind at Marzo 20, 2009 08:46 PM

Bueno, no hay un ministro de andares estúpidos pero hay un funcionario del FMI que necesitó buscar Islandia en un mapa. Yo creo que me preocuparía menos lo primero.

Posted by: Miguel at Marzo 20, 2009 11:18 PM

Magistral. El artículo está cargado de socarronería y mala baba, me he reído mucho leyéndolo.

Recuerdo hace unos meses, cuando empezaron a salir noticias de lo de Islandia, las referencias a los problemas que estaban encontrando las instituciones financieras británicas (por lo que recuerdo, la City absorbió buena parte del "desembarco financiero" islandés en sus años de oro). Y yo no entendía nada: ¿cómo es posible que la gente pierda tanto la cabeza con todo lo que tiene que ver con el dinero? Sobre todo, con la lógica que les lleva a creer que, aunque no tengan ni idea de economía ni hayan hecho negocios dignos de mención en su vida, a ellos el chiringuito financiero - plan infalible iba a salirles bien seguro.

Por otra parte:

Iceland instantly became the only nation on earth that Americans could point to and say, “Well, at least we didn’t do that.” In the end, Icelanders amassed debts amounting to 850 percent of their G.D.P. (The debt-drowned United States has reached just 350 percent.)

Nosotros y nuestro modelo de crecimiento indefinido del ladrillo (ese que no iba a bajar nunca, era imposible) tampoco debemos andar muy lejos

Un cordial saludo

Posted by: Guillermo López at Marzo 21, 2009 02:50 AM

Me hablaban de ese articulo entre carcajadas ayer mismo. "Basically he says that all people in Iceland are assholes. It's hilarious"

Posted by: Antonio at Marzo 21, 2009 04:11 PM

Parece que el artículo no es tan correcto:
http://nymag.com/daily/intel/2009/03/reality_check_vanity_fairs_fis.html

Posted by: l at Marzo 23, 2009 10:43 PM