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Julio 23, 2009

Blunt, el cuarto hombre

Anthony Blunt fue el último de la red de espionaje de Cambridge cuyo caso fue desvelado. De hecho, él siempre creyó que su traición nunca trascendería, una vez que lo confesó todo al servicio de inteligencia británico en 1964 a cambio de inmunidad. Quince años después, Margaret Thatcher reveló su pasado en el Parlamento: Blunt era el “cuarto hombre”. Junto a los más conocidos Kim Philby, Guy Burgess y Donald Maclean, trabajó para el espionaje británico en los años 30 y 40.

Blunt escribió unas memorias que fueron donadas a la Biblioteca Británica con la condición de que no fueran dadas a conocer hasta 25 años después. Un resumen de su contenido aparece hoy en la prensa británica. No hay revelaciones sobre los documentos que pasó a la URSS ni cómo fue activado por sus jefes tras abandonar Cambridge.

Sí explica cómo le reclutó Burgess, alumno suyo, en la época en que estaba pensando afiliarse al partido comunista. Burgess le convenció de que sería más útil trabajando en la clandestinidad.

“I was thus faced with the most important decision of my life,” he wrote. “I might have joined the Communist Party, but Guy, who was an extraordinarily persuasive person, convinced me that I could do more good by joining him in his work. What I did not realise at the time is that I was so naive politically that I was not justified in committing myself to any political action of this kind.

Fue el mayor error de su vida, dice, pero por lo demás no muestra demasiado arrepentimiento.

Hay una anécdota curiosa del momento en que Burgess y Maclean huyeron a Rusia. Philby les avisó de que Maclean iba a ser interrogado por las sospechas que el espionaje británico albergaba sobre él. En principio, Burgess estaba seguro pero le entró el pánico y decidió acompañarle en la huida. Blunt tuvo la misma opción y la rechazó. Tenía mucho que perder en el Reino Unido (ya trabajaba como conservador del tesoro artístico de la Casa Real) y decidió afrontar las consecuencias, probablemente confiado en que no habría pruebas contra él.
Se ofreció a los agentes del MI5 a darles acceso a la casa de Burgess y que así se ahorraran el enojoso inconveniente de pedir una orden de registro. Y con los agentes en el interior, tuvo tiempo para llevarse dos documentos que le incriminaban a él y a Philby.

Posted by Iñigo at Julio 23, 2009 06:37 PM

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