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Julio 13, 2010

El éxito de Suráfrica y sus beneficiarios

El veredicto casi unánime de los medios ha sido favorable a Suráfrica. Con excepción de algunos problemas relacionados con el transporte, el Mundial de fútbol ha pasado con nota el examen de la organización. Siempre habrá cuestiones logísticas difíciles de solucionar en grandes acontecimientos deportivos en países del Tercer Mundo, pero ni son insuperables ni justifican que esos campeonatos se celebren sólo en países desarrollados.

No se cumplieron los pronósticos alarmistas en cuanto a seguridad, o la falta de ella, alentados por medios europeos para los que los derechos de los turistas a circular por donde les plazca parecen estar por encima no ya por encima de la realidad de esos países sino del sentido común. También las grandes metrópolis occidentales cuentan con zonas en la que ningún extranjero se aventura a entrar. Nadie dice que eso les descalifique para albergar unos Juegos Olímpicos o unos mundiales de fútbol.

En el blog Left Foot Forward, recuerdan sin embargo que no todo es éxito, porque de entrada las condiciones para ser sede de un Mundial deben pasar por las exigencias leoninas de la FIFA, que incluyen una exención fiscal por la que ese cártel del fútbol se reserva el privilegio de no pagar impuestos.

South Africa provides a stark example of the negative social impact of such global events. While the Pretoria government splashed out a staggering £3 billion to stage the Cup – the most ever spent by any host government – the country’s poorest communities have been shut out of any benefits that might accrue as a legacy from the tournament. Worse still, many have been adversely affected by direct assaults on their homes and their livelihoods, in a country which some reports now identify as the most unequal in the world.

Under pressure from FIFA, the South African government has cracked down on unlicensed vendors in and around the tournament stadiums. Thousands of informal traders who were counting on the World Cup to improve their life chances have been banned from these FIFA-imposed “exclusion zones”, and anyone caught selling goods marked “World Cup” or even “2010” without a licence risks arrest.

Los derechos de los patrocinadores, que pagan inmensas cantidades de dinero a la FIFA, obligan a imponer por la fuerza la exclusión de cualquier competencia. Entra dentro de lo lógico que Pepsi no pueda plantar la tienda frente al estadio si quien ha pagado es Coca-Cola. No tanto que vendedores ambulantes, de los que viven millones de personas en el Tercer Mundo, sean expulsados como apestados.

La construcción o mejora de estadios y hoteles supone, como ocurrió en China, que miles de personas sean expulsadas de sus casas, que habitualmente son chabolas o casas de una planta construidas de forma ilegal. En este caso, 'ilegal' significa la única manera que está al alcance de mucha gente de contar con una casa. Es el caso de los emigrantes rurales que habitan en las zonas deprimidas de las ciudades, el único sitio donde pueden encontrar un empleo.

Lo más triste es que volverá a ocurrir. La FIFA y el COI juegan con los deseos de los gobiernos de alcanzar la inmortalidad convirtiendo sus ciudades en sedes de estos faraónicos fastos. Es una vez más la defensa del orgullo nacional a costa de los intereses económicos de sus ciudadanos.

Posted by Iñigo at Julio 13, 2010 02:19 AM

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Comments

Te ha faltado acabar con los cliches! Sudáfrica es un país desarrollado. Vale que el contraste entre clases y razas sea muy acusado pero en conjunto el país africano pertenece al primer mundo.

Posted by: SP at Julio 14, 2010 01:41 AM