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Octubre 02, 2011

¿Puede un presidente estar increíblemente gordo?

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Chris Christie, gobernador de New Jersey, no tiene problemas para responder a preguntas sobre su peso. En especial, para comentar que está intentando perder algo. Pero no dice cuánto pesa exactamente. Y no es que eso sea relevante por cuestiones estéticas o incluso de salud, sino por el hecho de que Christie es el último candidato-republicano-inminente a la presidencia. No ha confirmado que participará en la gran carrera. Se lo está pensando, aparentemente ante las numerosas peticiones recibidas desde todo el país.

En dos meses, la estrella texana de Rick Perry se ha apagado un poco. Es muy posible que se deba a la capacidad de los medios de comunicación norteamericanos de crear y hundir estrellas políticas con una sorprendente velocidad. También hay que recordar que si el consejo número uno del manual del candidato es no cometer errores, ya ha quedado claro que Perry no es el implacable rival electoral con suerte y gran disciplina que ganó tantas elecciones en Texas.

Es tan capaz como los demás de tener una actuación mediocre en un debate y de arrancarse con comentarios no muy inteligentes (lo último, enviar tropas a México para luchar contra los cárteles). Decir que el sistema de pensiones es una estafa piramidal sólo sirve para asustar a los jubilados y a los que no les falta mucho para serlo. Gran error. Los viejos son los que no faltan a la cita con las urnas. Son gente metódica que no olvida sus deberes ciudadanos. O es posible que tengan mucho tiempo libre.

Es apagarse la luz que emite Perry y al mismo tiempo vuelve a relucir la de Mitt Romney. Ahora mismo creo que es el republicano que más fácil lo tendría para derrotar a Obama. Y sin embargo, el establishment del Partido Republicano no termina de aceptarlo, bien porque es mormón y al voto evangélico le da grima apoyar a alguien de esa religión, porque de carisma anda muy justo o Dios (incluido el de los mormones) sabe por qué.

De ahí las presiones sobre Christie para que se presente. Consiguió ganar en un Estado tan demócrata como New Jersey, en temas económicos es un conservador puro y duro que recorta gasto público sin pestañear, y de carisma parece andar sobrado. A veces es hasta divertido. Le preguntaron una vez si le preocupaba la conocida fama de New Jersey de ser uno de los estados más corruptos de EEUU y dijo que cada mañana agradecía que existieran Illinois (por Chicago) y Luisiana, porque así el suyo nunca podría pasar del tercer puesto.

Christie no aprueba con nota el test paleoconservador. Dijo una vez que el cambio climático era un hecho científico probado, apoyó la prohibición de las armas de asalto (la NRA no estará contenta con él) y no cree que los "inmigrantes ilegales" sean eso mismo, ilegales, porque no han cometido ningún delito. Por tanto, sería un error pretender que sólo con entrar en campaña vaya a borrar del mapa a Perry y convertirse en el principal rival de Romney.

Volviendo al tema de los kilos, no he podido encontrar el peso real de Christie. Aquí comentan que es muy probable que pese más de 130 kilos. Teniendo en cuenta su altura, en torno a 1,80, eso le colocaría junto al 5,7% de los norteamericanos que son "extremadamente obesos", según los baremos oficiales.

Hay cuestiones de salud que es lógico plantear a cuenta del peso de Christie, que además es asmático. Tiene 49 años, y a esa edad hay una larga lista de enfermedades respiratorias y cardiovasculares para las que la obesidad introduce un factor de riesgo. No vale con elegir a un vicepresidente delgado que esté preparado para sustituirlo si las arterias estallan en una explosión gestada por la comida basura. El estrés de una campaña electoral y lo mal que suelen comer los candidatos durante esos meses pueden también convertirse en un agravante.

A finales de julio, fue hospitalizado brevemente por unos problemas respiratorios que su portavoz achacó a las altas temperaturas de esos días.

¿Puede un candidato al máximo puesto político estar gordo como una vaca, por utilizar una expresión no aceptada en los ámbitos profesionales de la salud? La pregunta es intrigante, a menos que pensemos de forma inocente que la imagen no importa en política porque lo que cuenta son las ideas de los candidatos. El autocontrol y cierta disciplina son valores que los votantes aprecian en los políticos. ¿Qué nos dice de Christie que haya un asunto personal en el que literalmente no puede controlarse? ¿Se puede separar las ideas de un político de algunos asuntos de su vida privada? La experiencia nos dice que, por injusto que sea a veces con algunos de ellos, no se puede.

Por tanto, en caso de que al final se presente, podemos estar seguros de que el peso real de Christie será un secreto de Estado para su campaña y que en todas las entrevistas repetirá sin cesar: sí, estoy intentando bajar de peso.
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Qué miedo da esta foto de Christie con Nancy Reagan, que ya tiene 90 años. Atentos al detalle del brazo de Christie agarrando a Reagan como si la llevara detenida.

Posted by Iñigo at Octubre 2, 2011 01:26 PM

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Comments

Siempre puede pedirle a Huckabee su dieta:

http://en.wikipedia.org/wiki/Mike_Huckabee#Weight_loss_and_health_advocacy

Pesaba 135 y perdió 50. Otras cosas no le admiraré, pero esa, sin duda.

Posted by: judio at Octubre 4, 2011 12:55 AM

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