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Agosto 17, 2004

Las palabras no valen nada

El corresponsal de The New York Times en Jerusalén, James Bennet, abandona el puesto después de tres años y, como despedida, publica un largo, y muy favorable, perfil de Ariel Sharon en el suplemento dominical del periódico: Sharon's Wars. El periodista se adentra en territorio aparentemente peligroso cuando pregunta al primer ministro israelí su opinión sobre los árabes:

Cuando le pregunté como describiría a los árabes como nación, me preguntó cuánto tiempo había vivido en la región (Oriente Medio). Le contesté que tres años. "Le diré que es difícil que pueda comprenderlo, y debo decir que también lo es para mí, y eso que yo nací aquí", dijo antes de hacer una pausa, para crear el efecto. Su voz se hizo más fuerte: "Esta zona es un imperio de mentiras. Es un imperio de mentiras. Ellos te miran a los ojos y te mienten. Es difícil que lo comprenda. Pero ésa es la situación aquí. Por eso, hay que tener cuidado. Aquí, en esta región, las declaraciones, los discursos, las palabras, no valen nada".

Siempre me ha sorprendido la facilidad con la que, en Oriente Medio, la gente hace comentarios sobre grupos étnicos y religiosos. Ninguno de los que dicen que los árabes son mentirosos o los judíos avariciosos considera problemático hacer juicios de valor sobre millones de personas con tan sólo unas palabras.

El caso de los políticos es diferente. Hay muchos políticos racistas por allí, pero en su caso los prejuicios étnicos o religiosos pueden ser excelentes instrumentos. También la mentira. El mismo artículo de Bennet incluye una antigua frase de un diplomático norteamericano que se las tuvo que ver con Sharon durante la guerra de Líbano:

Mientras luchaba por negociar el final de la invasión israelí de Líbano en 1982, el enviado especial de Ronald Reagan, Philip Habib, llegó a la conclusión de que Sharon era "el mayor mentiroso a este lado del Mediterráneo" y un hombre "cuya palabra no valía nada".

Claro que el padre de Philip Habib era libanés, y supongo que, para Sharon, eso le descalificaba como interlocutor. En su particular escala de valores, mentir a un mentiroso no es algo reprobable.

No consta que el líder de Likud tenga prejuicios con otros grupos étnicos. Bueno, en realidad tampoco le caen bien los europeos, sobre todo si hablan francés, alemán o español. Lo que sí es seguro es que mantiene buenas relaciones con la actual Administración norteamericana y que ha dejado claro en numerosas ocasiones a sus compañeros de partido que la relación con EEUU es un pilar estratégico de la seguridad de Israel.

Sin embargo, hoy ha dejado claro a los norteamericanos que su palabra tiene un valor relativo. Es decir, si Sharon prometió a Bush al suscribir la Hoja de Ruta que no habría ampliación de los asentamientos en los territorios ocupados, eso no quería decir que no se fueran a construir más viviendas allí. En el universo de Sharon, en el que la mentira es patrimonio de quienes ustedes ya saben, una cosa no tiene por qué llevar a la otra.

Por eso, su Gobierno ha aprobado las licencias para la construcción de mil viviendas más en seis asentamientos. El mayor número de apartamentos, subvencionados, se edificará en Beitar Elite, cerca de Belén. Todos estos asentamientos se encuentran dentro del perímetro del muro que Israel está construyendo en Cisjordania. Un detalle interesante para todos aquellos que dicen que el muro es una medida temporal de seguridad que no crea hechos irreversibles sobre el terreno.

Posted by Iñigo at Agosto 17, 2004 08:29 PM

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Comments

La sublevación contra Arafat y su corte de los milagros está pasando desgraciadamente casi en silencio por la prensa del pensamiento correcto (¡¡¡Orweeeelllll!!!).Pregunta del millón: ¿por qué no se informa en la prensa española de que los íntimos de Arafat vendieron a Sharon 400.000 toneladas de petróleo egipcio subvencionado para construir el muro y nuevos asentamientos judíos?Respuesta de 10 centavos: porque es más presentable hablar en abstracto de "corrupción en la Autoridad Palestina" que de cínicos desalmados que explotan el dolor de su pueblo. Sobre todo cuando se pretende que Arafat sea parte de la solución y no se puede aceptar que sea parte del problema.Feo asunto, en verdad.

Posted by: Juan A. Hervada at Agosto 19, 2004 01:46 AM

Hoy he encontrado un artículo de Al_jazeera sobre el asunto, bastante extenso y otro del Telegraph, que viene a decir lo mismo salvo los elementos de opinión, de sensibilidad. Lo dicho, feo, muy feo asunto que va a llevarse por delante a Yassir Arafat.

Posted by: Juan A. Hervada at Agosto 19, 2004 12:00 PM

Ya escribí sobre el tema del cemento en febrero: http://ugarte63.blogspot.com/2004/02/cemento-sospechoso-las-acusaciones-de.htmlPara hacer la noticia más escandalosa, en la venta de cemento por empresas palestinas a Israel para la construcción del muro estaba implicada una compañía propiedad de la familia del primer ministro, Abú Alá.Ayer Arafat admitía, en un discurso ante el Parlamento, que se habían cometido errores en el funcionamiento de la Autoridad Palestina, pero que hasta los profetas cometen errores. Lo malo del mesianismo es que empeora con la edad.

Posted by: Iñigo at Agosto 19, 2004 12:50 PM

Interesante el post de febrero. Buena vista. El asunto del dinero y Arafat es apasionante. Efectivamente, él no lo busca tanto en sí, por avaricia, sino como instrumento para consevar el poder. Pero yo creo que el término mesianismo no es 100% adecuado. Un médico palestino que conocí en Beirut -que había estudiado en España, por cierto- me lo definió así: "Si Arafat hubiera sido alemán, hubiera sido Hitler; si hubiera sido ruso, Stalin; si hubiera sido americano, Al Capone". Es un autócrata nato, con pinceladas de Viejo de la Montaña y gran lector de Maquiavelo. Mesias, well... más cerca de Franco que de Jesucristo.

Posted by: Juan A. Hervada at Agosto 19, 2004 09:34 PM