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Junio 09, 2006

El regalo de la cabeza de Zarqaui

Desde Bagdad, Christopher Allbritton da mucha importancia a la muerte de Zarqaui, no porque lo representa en términos de un número mayor o menor de atentados terroristas, sino por lo que significa políticamente: la demostración de que sectores suníes, incluidos los que forman parte de la insurgencia, están dispuestos a colaborar con el nuevo Gobierno iraquí de Maliki.

Resulta difícil de creer que el líder de Al Qaeda en Irak haya sido cazado en un lugar como Baquba sin la colaboración de la insurgencia. Ni los norteamericanos ni la Policía iraquí, dirigida por shiies, contaban con confidentes en el círculo cercano a Zarqaui. También resulta llamativo que los servicios de inteligencia jordanos hayan aportado información útil en la operación.

Zarqaui fue condenado en ausencia en su país natal, así que no tiene muchos partidarios entre las autoridades jordanas. Pero Ammán sí disfruta de relaciones estables con algunos grupos insurgentes suníes y de ahí puede proceder su información.

Allbritton cree que ha funcionado la apuesta de Maliki por incluir a los suníes en el juego político. Una de las condiciones obvias consistía en ayudar a Bagdad a acabar con los grupos yihadistas que sólo pretenden enfrentar a suníes con shiies.

No es una casualidad, por tanto, que Maliki haya anunciado hoy los nombres de los nuevos ministros de Interior y Defensa. Ambos son ex militares aceptables para los partidos suníes. El nuevo titular de Defensa es un general que cayó en desgracia en la época de Sadam cuando recomendó la salida de las tropas iraquíes del Kuwait conquistado.

El ministro del Interior, Jawad al-Bolani, es un ex ingeniero de la Fuerza Aérea que se ha opuesto públicamente a imponer en Irak un régimen similar al iraní. Además, no es militante del mayor partido shii, responsable de haber convertido el Ministerio en un nido de escuadrones de la muerte.

Otro gesto de Maliki hacia la comunidad suní ha sido el anuncio de la próxima liberación de 2.500 presos, la mayoría de ellos suníes.

Juan Cole cita un artículo en la prensa iraquí que describe un enfrentamiento en Faluya entre grupos insurgentes locales y seguidores de Zarqaui ocurrido hace unos días. Hechos como éste ya se habían producido en el último año y no habían tenido mucha repercusión. Evidentemente, si esa confrontación ha permitido en última instancia la eliminación de Zarqaui, el panorama resulta muy diferente.

Por una vez, ha sido Donald Rumsfeld quien ha dado la explicación menos triunfalista. Quizá sea porque los norteamericanos han podido matar a Zarqaui, pero aún no tienen muy claro cómo lo han conseguido.

Posted by Iñigo at Junio 9, 2006 01:25 AM

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