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Julio 11, 2007

Sangre en la Mezquita Roja

El sitio de la Mezquita Roja de Islamabad ha concluido con un baño de sangre, al menos un centenar de muertos. Lo mejor que se puede decir de esta crisis es que los fallecidos podrían haber sido muchos más. El desenlace era casi inevitable. El Gobierno de Musharraf no podían seguir alimentando la idea de que es excesivamente permisivo con los grupos integristas. Los más irreductibles de los sitiados no iban a conceder al general la alternativa de una rendición.

Los habitantes de la burocrática capital del país no derramarán muchas lágrimas por los integrantes de un grupo que conservaba un auténtico arsenal de armas en el interior de lo que era formalmente una escuela religiosa. En otras zonas del país, el enfrentamiento contribuirá a debilitar la posición de Musharraf. Eso tampoco es una novedad. Muchos de los que protesten contra la actuación del Ejército ya quieren ver muerto al presidente desde hace tiempo.

Hay que recordar que en la mayor parte de Pakistán la tradición religiosa está muy alejada de la corriente de la escuela deobandi, en la que se inspiraba tanto la comunidad de la Mezquita Roja como en su tiempo los talibanes afganos.

Para conocer las razones de que este grupo obtuviera tantas facilidades de Gobiernos anteriores, resulta muy interesante leer este artículo de Manan Ahmed. Allí queda claro que el crecimiento de las visiones del Islam más retrógradas en Pakistán tiene más que ver con la política que con la religión.

Como tantas otras cosas en Pakistán, todo comienza con la política de islamización promovida por el general Zia, dictador en los años setenta y ochenta. Zia hizo posible la ayuda económica de EEUU y Arabia Saudí a la resistencia afgana contra los soviéticos. Promovió a los líderes más radicales e ignoró a los que se mostraban reticentes al control por Pakistán.

Esa política continuó en Gobiernos posteriores también dentro de las fronteras del país. Los grupos yihadistas recibieron apoyo y fueron utilizados por el Ejército y los servicios de inteligencia como los perfectos suministradores de carne de cañón, destinada a apoyar a los talibanes en Afganistán o a atacar a los indios en Cachemira.

Las relaciones del actual poder con todos estos movimientos radicales quedaron seriamente dañadas después del 11-S. Sin embargo, Musharraf no ha cortado los puentes con todos ellos. Su problema es que carece de legitimidad democrática y que sus credenciales religiosas no son las mismas desde que ostenta la condición de aliado fundamental de EEUU en la guerra contra Al Qaeda. A fin de cuentas, la única fuente de su poder reside en el Ejército, la institución más poderosa de Pakistán a lo largo de toda su traumática historia.

Posted by Iñigo at Julio 11, 2007 11:26 PM

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Comments

Después de esto, me viene a la memoria el asalto del templo de Amritsar en la India, que le costó la vida a Indira Gandhi a manos de dos de sus guardaespaldas sij.

El descontrol de Paquistán aumenta sin freno, no sería de extrañar un intento de golpe de estado por parte de algún sector militar aliado con islamistas radicales. Todo esto, aderezado con la posibilidad de que si un grupo extremista se hiciera con el poder pensara en usar las armas nucleares con las que cuenta Paquistán.

Posted by: Pedro Lucio at Julio 12, 2007 05:48 AM

Espero equivocarme, pero... yo diria que se va a liar

Posted by: mrag at Julio 12, 2007 10:04 AM

Yo recomendaria un bombardeo preventivo sobre Pakistan por si acaso...

Posted by: Previsor at Julio 12, 2007 11:56 AM