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Octubre 18, 2007

Un regreso triunfal teñido de sangre

La vuelta a casa de Benazir Bhutto ha terminado convertida en una carnicería. Una doble explosión, probablemente un atentado suicida, muy cerca del vehículo que la transportaba entre una multitud ha matado a decenas de personas. A esta hora, fuentes hospitalarias citadas por las agencias dan la cifra de 78 muertos. Los heridos superan con mucho el centenar.

Parece que Bhutto resultó ilesa y fue evacuada con rapidez. No ha habido ninguna imagen de la ex primera ministra desde el momento del atentado, con lo que aún no es posible confirmarlo. Tras bajar del avión que le había traído de Dubai, Bhutto subió a un típico camión paquistaní --de esos que van exageradamente recargados en su decoración-- sobre el que se había instalado una cabina con cristales blindados.

En varios momentos del trayecto triunfal, Bhutto había desoído los consejos de la Policía y abandonado la protección de la cabina para estar más cerca de sus seguidores.

Había recibido varias amenazas de muerte de grupos yihadistas que la Policía paquistaní relacionaba con Al Qaeda o con los talibanes. Pakistán no carece de decenas de grupos armados empeñados en talibanizar el país a sangre y fuego.

Los radicales de Pakistán odian a Bhutto porque suponen que cumplirá sus promesas de mantener una buena relación con Occidente si llega al poder. De hecho, la ex primera ministra, y líder vitalicia del único partido del país que es un auténtico movimiento de masas, no hacía más que explicar que la suya era una alternativa más segura a largo plazo que Musharraf para afrontar la guerra contra Al Qaeda.

Hay algo de ironía en todo esto. Fue durante la anterior estancia en el poder de Bhutto cuando los talibanes tomaron el poder en Afganistán y no lo hubieran conseguido, al menos con tanta rapidez, sin la ayuda de las Fuerzas Armadas y los servicios de inteligencia paquistaníes.

En la red de apoyo a los talibanes, jugó un papel fundamental el ministro de Interior del Gobierno de Bhutto, el general Naseerullah Babar. La estrategia tenía dos razones, una económica y otra política. La primera tenía que ver con los poderosos sindicatos y empresas del transporte de Pakistán. Sus camiones eran constantemente extorsionados por los señores de la guerra afganos que imponían aduanas en cada una de las carreteras del sur del país. Los talibanes se comprometieron a imponer orden y hacer posible el comercio entre los dos países.

Además, estaba la carta pastún. Pakistán siempre ha mirado con preocupación hacia su vecino. Las fronteras trazadas por los británicos dejaron a los pastunes separados por la línea divisoria entre Pakistán y Afganistán. Cualquier proceso de disgregación de Afganistán, como el que asomaba en aquellos años de caos responsabilidad de muyahidines reciclados en la delincuencia común, proyecta malos augurios sobre Pakistán. Los pastunes de los dos lados podrían encontrar un punto en común que pusiera en peligro la integridad de Pakistán. Un Gobierno afgano fuerte dirigido por pastunes --y eso es lo que Bhutto y sus generales vieron en los talibanes-- resultaba muy atractivo en Islamabad.
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Han aparecido dos fotos de Benazir Bhutto sacadas en los momentos inmediatamente posteriores a las explosiones. Confirman que no resultó herida.

Posted by Iñigo at Octubre 18, 2007 11:13 PM

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Comments

Lo he escuchado en la radio. Con terroristas que se inmolan es complicado luchar, la locura tiñe de sangre siempre a los inocentes.

Posted by: Miguel Angel at Octubre 19, 2007 03:33 AM

133 muertos. Ahora mismo. :-(

Muy bueno el artículo. un poquito de información (e historia) sobre la zona, no está mal.

Posted by: nushu at Octubre 19, 2007 09:06 AM