« Cosas que hacer en sábado cuando no estás muerto | Main | Cuestión de prioridades »

Octubre 05, 2008

Esperando al presidente

A pesar de la actuación errática de John McCain y de la cómica aparición en escena de Sarah Palin, el error más grave cometido por un candidato en las elecciones de EEUU tuvo como protagonista a Barack Obama. No ocurre todos los días que un aspirante a la Presidencia dé por cerrada cualquier posibilidad de un acuerdo de paz entre israelíes y palestinos.

Eso fue lo que hizo en junio el senador demócrata, de hecho sin pretenderlo, cuando declaró en un discurso ante la principal organización del lobby judío en EEUU que “Jerusalén debe continuar siendo la capital de Israel y debe permanecer unida”. Sin ninguna opción a contar en el futuro con una parte de Jerusalén integrada en su propio Estado, los palestinos no tendrían ningún incentivo para seguir negociando, como se apresuraron a recordar.

Un día después de escuchar una gran ovación tras sus palabras, Obama despertó y reparó el estropicio. El estatus definitivo de la ciudad debía quedar resuelto en las negociaciones que lleven a cabo las partes implicadas, dijo, y Jerusalén será una parte de ese proceso negociador.

Más allá de ese patinazo, persisten dudas sobre cómo se recibirá el veredicto del electorado norteamericano en la zona del mundo que más se va a ver afectada por la política del futuro presidente. En Oriente Próximo, hay una natural tendencia por el candidato demócrata frente al republicano –como ha ocurrido en otras campañas–, excepto en Israel y Arabia Saudí, pero esta vez se aprecia una cierta pasividad. Son demasiadas expectativas no cumplidas como para entusiasmarse por un futuro en el que solo los pesimistas suelen llevarse todas las apuestas.

El país que más claramente marca una diferencia entre las propuestas de Obama y McCain es Irak. El primero ya ha planteado un horizonte concreto para el comienzo de la retirada de las tropas norteamericanas. El segundo tacha de rendición cualquier mención de un repliegue aunque sea táctico. Afirmar que los dos defienden posiciones similares es lo mismo que ignorar los hechos.

Y sin embargo, la realidad terminará por imponerse a ambos, por mucho que le disguste a McCain. El primer ministro iraquí, Nuri Maliki, ya ha dejado claro que su Gobierno está en condiciones de garantizar la seguridad del país y de que el tiempo de la tutela norteamericana debe concluir. Ha adornado su discurso de un tinte nacionalista con el que adquirir la legitimidad necesaria para controlar el poder y convertirse en el único interlocutor de los países vecinos. En el futuro, el Gobierno iraquí tendrá en Teherán a su principal interlocutor extranjero y Washington volverá a quedar muy lejos de Irak.

Irán es otro campo en el que las diferencias son evidentes. Escuchar a McCain es comenzar a oír los motores de los aviones que bombardearán Irán con la misión de eliminar su programa nuclear. Obama no descarta la opción militar con el lenguaje estándar de la mayoría de los políticos norteamericanos. El demócrata sí está dispuesto a abandonar la retórica belicista del eje del mal y plantear respuestas políticas, y no sólo militares, a los países hostiles a la influencia de EEUU en Oriente Próximo.

Ese cambio de tendencia puede anularse en cualquier momento. Al final, la mayor garantía que tienen los iraníes de que no serán bombardeados reside en las dificultades logísticas de un ataque y el alto precio que puede suponer en el resto de Oriente Próximo. No importa lo halcón que sea McCain. La realidad es que una invasión de Irán como la de Irak está fuera del alcance del Ejército norteamericano.

Ya en relación a Asia Central, ambos candidatos no defienden posiciones tan distintas en Afganistán. Es probable que el descenso de la presencia militar en Irak conduzca a un incremento de las tropas en la guerra contra los talibanes. En los últimos meses, las opiniones que circulan en las capitales europeas son tan pesimistas que es difícil apreciar en qué medida puede Washington alterar el rumbo de los acontecimientos. Se impone la idea de que es imposible acabar con los talibanes si estos conservan su santuario en Pakistán y si este país continúa dirigido por un Gobierno que en realidad no controla ni a sus militares ni a sus espías. Todo lo demás es retórica.

Más allá del citado comentario de Obama, ¿qué pueden esperar en Jerusalén, Ramala y Gaza de estas elecciones? McCain ya dijo que ese conflicto no está en sus prioridades de inicio de mandato. Es posible que los altos cargos de la era de Clinton que ahora asesoran a Obama le aconsejen implicarse en la búsqueda de una solución.

Pero si no hay una presión efectiva sobre Israel –y nada indica que vaya a haberla con ninguno de los candidatos– se puede concluir que israelíes y palestinos pueden entrar en la futura Presidencia de EEUU abandonando toda esperanza de cambios.

Posted by Iñigo at Octubre 5, 2008 06:54 PM

Trackback Pings

TrackBack URL for this entry:
http://www.escolar.net/cgibin/MT/mt-tb.cgi/10270

Comments

se puede concluir que israelíes y palestinos pueden entrar en la futura Presidencia de EEUU abandonando toda esperanza de cambios

F*! That's not the change we all believed in...

El error del pernenne estancamiento de la situación en Israel tal vez esté en el hecho de sentar a negociar a quienes en el fondo no tienen la última palabra.

:|

Posted by: Renton at Octubre 5, 2008 08:40 PM