Guerra Eterna

--Shammond Williams es el peor mejor base de los que han pasado por España en los últimos años. Para nada es un paquete. Tiene todas las mañas de jugador de playground, al estilo callejero, pero hay fundadas dudas de que pueda dirigir un equipo ganador. En el primer cuarto anota tres triples y deja en evidencia a Prigioni, que continúa más seco que una roca. Luego se apagará por razones que ni siquiera él puede entender.

--El australiano Nielsen es un gran fichaje del Pamesa. Tiene pinta de leñador o de hippie de los sesenta, lo que indica que ya sabe que no está ahí para vender camisetas. No es muy bueno en nada, pero es bueno en muchas cosas. Desde luego es la clase de jugador que no necesita que le motiven.

--El Pamesa juega muchísimo mejor que el TAU y se va al final del primer cuarto con sólo seis puntos de ventaja. Es la clase de cosas que sólo tienen importancia si al final pierdes el partido.

--La típica incógnita sobre el Pamesa: siempre parece peor que la suma de la calidad de sus jugadores. Hoy se nota menos.

--Desde el principio se ve que Rakocevic va a ofrecer la imagen errática que lució en el Real Madrid. Con McDonald se cumple la maldición de costumbre: si juega Splitter, su aportación es escasa. Si Splitter juega bien, su aportación es MUY escasa.

--Vidal hace de Rakocevic y Splitter hace de Splitter. El brasileño podría haber jugado un partido discreto y nadie se lo habría reprochado. Sale de una lesión muscular y acaba de perder a su hermana que ha muerto por un cáncer. Sin embargo, se bate con fuerza con los pivots del Pamesa. Ninguno de éstos jugará nunca en la NBA (Splitter quizá sí) pero todos tienen kilos y convicción suficientes como para amargar la tarde a cualquiera y llenarlo de cardenales. Tipos duros, en el buen sentido. Si hasta hay un albanés entre ellos.

--A veces es mejor tener músculo en el cerebro. O en el alma. El Pamesa deja que el TAU se ponga por delante y comienza a ceder terreno. Ya se cree más débil, lo que no ocurría al principio. No tiene a un base que pueda capear esos malos momentos con tiros de dos o con pases certeros. Cuando el TAU aprieta en defensa, el rival empieza a flaquear. Y surge Mickael, especialista en últimos cuartos de partidos calientes. Este tipo siempre se reserva para los momentos más calientes.

--Los valencianos aguantan 35 minutos y se derrumban. El parcial del último cuarto es 28-16 gracias a la última acometida del TAU. Con el viento a favor, este equipo es imbatible, como tantos otros. La diferencia estriba en que Ivanovic convenció a los suyos de que debían defender a muerte durante el segundo y el tercer cuarto cuando peor estaban jugando en ataque. Por otro lado, si no lo hubieran hecho el entrenador les habría condenado a algún Gulag frío y siniestro. El partido acaba 82-66, una diferencia exagerada. El TAU ya sabe lo que no tiene que hacer en las semifinales contra el Barça.