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Junio 19, 2009

El ultimátum de Jamenei

Jamenei no ha ofrecido a la oposición más opción que aceptar el resultado de las elecciones y renunciar a las manifestaciones en la calle. En la plegaria del viernes, en la que Jamenei no da el discurso principal excepto en el comienzo del Ramadán y en el aniversario de la revolución de 1979, el líder supremo de Irán ha marcado las reglas del juego y desmentido todas las especulaciones sobre fisuras en la élite política y religiosa del régimen.

Llega la hora de la verdad para Musavi. A partir de ahora, sólo le queda desafiar directamente a Jamenei. El reformista accidental tiene que decidir si quiere ser un revolucionario.

Jamenei ha exigido a los iraníes que respeten las leyes, lo que en su caso quiere decir respetar el resultado electoral. Se ha felicitado del impresionante índice de participación en las urnas y no ha dejado más alternativa a los rebeldes que proseguir con los recursos legalmente aceptados contra el escrutinio, un proceso en el que la oposición no debería tener muchas esperanzas.

"My dear people, June 12 was a historic event. Our enemies want to cast doubt on it and portray it as defeat for the regime. The presidential campaign has finished. All of the four candidates are among the Islamic system. The people have trust in the revolution and the republic. The Islamic republic is not cheating against others. There is no cheating inside the election system - it is well controlled. There may been mistakes but 11 million [votes] is not possible".

El único gesto de moderación ha sido defender por igual a Ahmadineyad y Rafsanyani. Quizá crea que así puede mantener la unidad de la nomenclatura iraní. El discurso ha contenido una amenaza expresada en términos genéricos pero claros. Sobre los "disturbios", ha dicho que sus autores serán responsables de las consecuencias que puedan producirse. ¿Lo tomarán las fuerzas de seguridad como la luz verde que esperaban para aumentar la represión?
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Artículos en Guerra Eterna sobre la crisis de Irán.
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15.30
Realpolitik en acción: Kissinger: Obama is handling the situation in Iran well.
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16.00
FiveThirtyEight revisa algunos comentarios sobre inconsistencias básicas en la difusión de los resultados electorales que podrían confirmar la hipótesis del fraude. Al menos desde el punto de vista del análisis estadístico, sostiene que no se puede llegar a esa conclusión. No hay pruebas concretas de fraude masivo o realizado a gran escala. Lo que hay es una tremenda desconfianza, o incluso incredulidad, sobre unos resultados que desafían los precedentes electorales ocurridos en Irán.

Por ejemplo, en el caso de los votos recibidos por Ahmadineyad existen unos cambios algo más que espectaculares con respecto a las elecciones que ya ganó en 2005. En este mapa de The Guardian, aparecen estos casos. En la provincia azerí de Ardabil, el presidente ha recibido el 51% de los votos. Se ha escrito que esta victoria no debería parecer imposible. Ahmadineyad ha visitado varias veces esta provincia y ha tomado medidas a favor del uso del idioma azerí, lo que supone todo un logro para una de las minorías étnicas más importantes del país. De hecho, Ahmadineyad habla azerí o al menos se defiende en él. Sin embargo, obtuvo sólo un 5% en la primera vuelta de las pasadas elecciones a pesar de que había sido antes gobernador de la provincia, y por tanto era un político conocido. ¿Imposible? Quizá no, pero cuando menos improbable.

Los políticos a veces aprenden de sus errores y consiguen convencer a los escépticos. Es posible que muchos azeríes de Ardabil hayan cambiado su voto en esta ocasión en favor del presidente. ¿Cuántos? Imposible saberlo. La espectacular subida en votos contribuye a aumentar el escepticismo, sobre todo porque no es un caso aislado.

En la provincia natal de otro candidato, el reformista Karrubi, ha ocurrido lo mismo. Karrubi recibió un 55% hace cuatro años y dejó al actual presidente en un 9%. Ahora los resultados oficiales le dan al primero un escaso 5% y a Ahmadineyad, un 71%. Es casi inaudito. Tal trasvase de votos sólo es admisible si a lo largo de la campaña se puede apreciar que un candidato está hundido y el otro ha conseguido recabar los apoyos que antes se le negaban. No parece que ése fuera el caso en Lorestán. En 2005, los reformistas partían desmovilizados y sin un candidato con fuerza para disputar la victoria. Aun así, ganaron en Lorestán gracias a que Karrubi nació allí. Y ahora con una movilización mucho mayor, ¿han sido arrollados por Ahmadineyad? Es muy difícil de creer.

Posted by Iñigo at Junio 19, 2009 01:02 PM

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Comments

Me parece un gesto torpe y estúpido de alguien que se ampara en un derecho divino a no ser replicado...


Por desgracia, tras oir a este sujeto, no descarto un auténtico baño de sangre.. y espero estar muy equivocado

Posted by: Yassin Al-Hussen at Junio 19, 2009 09:44 PM

Es imposible un fraude como el que denuncia la oposición.

Posted by: neike at Junio 20, 2009 05:03 AM