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Julio 14, 2010

Mandelson, príncipe de las tinieblas

En España, puede sonar extraño porque en general las memorias de los políticos suelen carecer de todo interés. En otros países, los millonarios adelantos de las editoriales se justifican porque van a dar titulares. Se comprometen a contar cosas que harán que algunos de sus correligionarios habrían deseado que el fin de esa carrera política se hubiera producido por muerte natural en vez de por una simple dimisión.

Peter Mandelson, perdón, Lord Mandelson, no sólo va a publicar las suyas sino que las ha convertido en un testamento de las guerras civiles entre Tony Blair y Gordon Brown. "El tercer hombre" (se refiere a él mismo) aparece estos días en jugosos extractos en el diario The Times. El tres veces ministro (dos veces con Blair y una con Brown) es lo más parecido que ha tenido la política británica reciente a un príncipe florentino, expertos en las artes de maniobrar entre poderosos, decir al oído de cada uno de ellos lo que quieren escuchar, labrarse una reputación algo exagerada y finalmente pagar el precio en forma de dos ceses/dimisiones por su apego a los favores monetarios de sus amigos. Lo que no impidió que en ambas ocasiones resurgiera de sus cenizas ante el asombro de la mayoría.

En otras palabras, en España tenemos a Rubalcaba. En Gran Bretaña, tenían a Mandelson, que es como decir que disfrutaron de una versión de Rubalcaba multiplicada por diez.

Es todo un personaje, lo que queda una vez más demostrado con el anuncio que ha grabado para The Times. Fue nombrado miembro de la Cámara de los Lores, y por tanto Lord, para poder volver al Gobierno. En el Reino Unido, sólo puedes ser ministro si eres parlamentario. Si no te has presentado a las elecciones, el nombramiento de Lord es el paso imprescindible. Antes de eso, Mandelson recibió en la prensa el apodo de 'príncipe de las tinieblas', algo que no le gustaba demasiado pero con lo que ha jugado en este anuncio.

Hasta su identidad sexual servía para distinguirle de otros políticos, Mandelson es homosexual. Se sabe desde hace tiempo, pero no solía aparecer en los periódicos en forma de revelación escandalosa, ni siquiera en los que le detestaban. Por esos misterios que rodean a la gente que tiene mucho poder, y no vale como ejemplo cualquier ministro, él no hablaba del tema y los demás tampoco.

Después de tanto tiempo, el periodista de The Times que le hizo la entrevista con la que se inició la publicación de los extractos del libro pensó que Mandelson estaría dispuesto a contar algo de su relación con su pareja estable, cuyo nombre también es conocido. No le sacó ni media palabra. Como nunca ha hablado del tema, no está obligado a adoptar otra actitud. Otras pensarán que es una forma de fomentar el misterio. Él sólo cree que está resguardando su identidad. Como no está escrito en ningún sitio que los políticos heterosexuales estén obligados a hablar de todos sus asuntos personales, los otros también pueden ahorrarse pasar por ese trago.

Dicen que Tony Blair está bastante cabreado porque Mandelson se ha adelantado en unos meses a la publicación de sus propias memorias. Creía que había una especie de acuerdo no escrito por el cual él sería el primero, dado que había aceptado no hacerlo antes de la celebración de las elecciones. Ya debía suponer que las suyas serán menos interesantes que las de Mandelson. Los que se atrevan con ellas tendrán que prepararse para largas disquisiciones sobre el futuro de la globalización, indisgestas reflexiones morales sobre el papel de la religión y cómo el mundo no es diferente después del 11-S.

Mandelson, que es más ideológo que Rubalcaba (con perdón por insistir en la comparación), prefiere tirar de cuchillo y relatar los entresijos de la tormentosa relación de la cúpula laborista, hasta el punto de que uno se pregunta si les daba tiempo a gobernar entre tanta conspiración y pelea interna.

Todo proviene de la época inmediatamente anterior a la elección de Blair como líder laborista, cuando Brown creía que él era el predestinado para encabezar la nueva generación de líderes del partido. No podía estar más equivocado, pero Blair le hizo creer que en algún momento renunciaría para cederle el puesto. Todo el mundo coincide en que fue un gran error porque unas primarias entre Blair y Brown sólo podrían haber arrojado como resultado la elección del primero, pero el caso es que llegaron a ese acuerdo, difuso y verbal, y ahí empezó la escabechina.

Los ejemplos de esas peleas constantes son numerosos y muchos de ellos ya han aparecido en otros libros y en la prensa. El libro de Mandelson tiene un valor especial, al ser su autor testigo directo de muchos de esos combates.

Blair, Mandelson says, believed Gordon Brown was "mad, bad, dangerous and beyond redemption". On one occasion, Mandelson reports Blair as saying: "He's like something out of the mafiosi. He's aggressive, brutal … there is no one to match Gordon for someone who articulates high principles while practicing the lowest skulduggery".

Uno siempre tiene la tentación de creer sólo la mitad de lo que diga Mandelson, pero testimonios como éstos han quedado reflejados en muchas otras fuentes. Brown, para nada un estúpido y más preparado intelectualmente que Blair, era sin embargo un hombre devorado por su inseguridad y timidez, habituado a rodearse de personajes siniestros como asesores, e incapaz de comunicar. Ni ideas ni emociones.

Brown terminó convirtiéndose en un paranoico que no confiaba en nadie. Cuando llegó al poder, descubrió que no tenía aliados. Y Mandelson no tiene ningún rubor en contarlo. ¿Cómo iba a dejar de hacerlo cuando presenció en primera fila la autodestrucción del Gobierno?

Brown tendría que habérselo imaginado. El príncipe de las tinieblas no podía dejar de tener la última palabra.

Posted by Iñigo at Julio 14, 2010 02:08 AM

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Comments

Un tipo temible y admirable, con una capacidad de persuasión y manipulación fuera de lo normal. Habrá quien los odie, y con razón, pero este tipo de gente le da algo entretenido a la política. Quizá no sean los más honrados ni los que tengan más principios, pero al menos son inteligentes y lo demuestran. Son más interesantes que esos hooligans que se limitan a berrear consignas en el Congreso. Tienen más categoría.

Posted by: Tracio at Julio 14, 2010 11:20 AM

Suerte hemos tenido que Mandelson fuera inglés y no americano. Tiemblo pensando lo que podría haber pasado en el mundo si éste Maquiavelo moderno hubiera ocupado el lugar de Karl Rove.

Se acabaron las vacaciones, Gordon. A cobrar otra vez.

Posted by: judio at Julio 15, 2010 12:55 AM