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Septiembre 24, 2010

¿Habrá llegado el momento de Ed Miliband?

La casa del filósofo marxista Ralph Miliband era un hervidero de debates y discusiones para muchos de los intelectuales de izquierda en los años 70 y 80. Su hijo David se acostumbró pronto a un ambiente en el que la política se vivía con gran pasión. Su hermano Ed, cinco años más joven, quedaba algo apartado, pero no por eso dejaba de impresionar por ciertas habilidades.

“Ambos eran muy inteligentes y despiertos –recuerda el historiador Robin Blackburn– pero he de decir que Ed me maravillaba porque podía resolver el cubo de Rubik en un minuto y 20 segundos, y hasta podía hacerlo con una sola mano”.

Por la diferencia de edad, David llegó antes que Ed a la política, el Parlamento y el Gobierno, y hace sólo unos meses parecía destinado a convertirse en el nuevo líder laborista tras la debacle de Gordon Brown. Tan sólo hace una semana, los pronósticos le mantenían como el favorito para ganar las primarias, cuyo resultado se conocerá este sábado a las 16.40, hora de Londres.

Por la peculiaridad del sistema electoral, nadie puede saber con seguridad quién ganará ni los sondeos son de mucha ayuda. Sin embargo, la impresión general –y su hijo bastardo que son en el Reino Unido las casas de apuestas– es que las diferencias se han estrechado. Ed Miliband podría ganar y la primera duda es saber qué pasará con la carrera política de David.

Asesores de los dos hermanos se han reunido de forma discreta en los últimos días para intentar dilucidar qué ocurrirá después de la contienda. El equipo de Ed lo ve como un reconocimiento implícito de que el ex ministro de Exteriores sabe que puede perder. Ninguno de los dos grupos ha hecho público el resultado de la cita.
Según The Guardian, David Miliband dejó entrever que si pierde, trabajará para su hermano como un miembro más de la dirección laborista en el gabinete en la sombra. A largo plazo, nadie está muy seguro. “Veremos si en seis meses o un año David decide buscarse un futuro fuera de la política”, dijo al diario una fuente laborista.

Ya hace tiempo, Ed Miliband, ministro de Energía y Cambio Climático en el Gobierno de Gordon Brown, dijo que no tendría inconveniente en continuar en la política en caso de derrota.

Las diferencias ideológicas entre ambos no son muy marcadas. Ambos son hijos del Nuevo Laborismo con el que Blair y Brown pusieron fin a 18 años de exilio en la oposición. Pero las primarias han servido para que Ed Miliband reclame el regreso a los valores más progresistas abandonados en la época de Blair.

“La gran cuestión para Gran Bretaña en la próxima década es si nos dirigimos a un capitalismo al estilo de EEUU, más desigual e injusto, o si construimos un modelo diferente, un capitalismo que trabaje para la gente, y no al revés”, dijo en un discurso en junio.

Su hermano no ha querido presentarse como el heredero de Tony Blair, aunque defiende la idea de que si los laboristas se empeñan en regresar a sus esencias ideológicas, se arriesgan a perder el apoyo de las clases medias y a verse condenados a una larga estancia en la oposición. Por eso, los asesores de David han hecho saber a los medios de comunicación que Ed supondría “una vuelta al pasado”, a lo que llaman la “zona cómoda”, donde el partido no se siente obligado a modernizar su mensaje.

El colegio electoral que elige al líder laborista está formado por tres colectivos: parlamentarios, militantes del partido y militantes de sindicatos y organizaciones ligadas a los laboristas. Cada grupo aporta una tercera parte de los votos.

En el caso de victoria de Ed, es muy probable que los parlamentarios hayan apostado por su hermano. Eso le dejaría en una posición vulnerable en un futuro no muy lejano. Además, el congreso anual laborista que comienza mañana tiene que elegir a los integrantes del gabinete en la sombra. Al líder le toca asignarles funciones concretas. Es posible que algunos diputados no sientan mucho respeto por el pequeño de los Miliband. Fue lo que le ocurrió al líder conservador Iain Duncan Smith, que sólo duró dos años y dos meses en el puesto.

El vencedor tendrá que presentar sus cartas en el discurso del martes ante el congreso laborista. Ahí se conocerá su posición sobre el recorte de gasto público y la reducción del déficit, que es la cuestión que definirá la política británica en esta legislatura.

Un singular sistema de votación

Pronosticar el desenlace de las primarias resulta complicado en buena parte por el sistema de votación. Los diputados y militantes votan a su candidato favorito, pero también a su segunda opción.

Si ninguno de los cinco aspirantes (los Miliband, Ed Balls, Andy Burnham y Diane Abbott) obtiene más del 50%, se asignan los segundos votos del candidato con menos apoyos, y así sucesivamente hasta que alguien obtiene la mayoría.

Por eso, puede ocurrir que en el primer escrutinio, David tenga por ejemplo el 38% de los votos y su hermano, varios puntos menos, y que al final las segundas opciones hagan que sea Ed el vencedor. Inicialmente, se dijo que Ed Balls podría recomendar a sus seguidores que votaran a Ed Miliband como segunda opción, pero al final no lo hizo, porque sería como admitir que no tenía muchas posibilidades de ganar.

David tiene más apoyos entre los diputados, pero los votos de los militantes del partido y sindicatos también cuentan. Los tres principales sindicatos han recomendado el voto a Ed, pero al final lo que cuenta es la decisión de cada afiliado.

Otro detalle singular: algunos dirigentes tienen hasta cuatro votos que conceder, como diputados y como militantes del partido y de los grupos que participan en las primarias.

Posted by Iñigo at Septiembre 24, 2010 10:44 PM

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