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Octubre 18, 2011

Gilad Shalit y 1.027 más

Cinco años después de ser apresado por milicianos de Hamás, Gilad Shalit ya está en su país. Tras atravesar la frontera, se ha puesto el uniforme y ha sido trasladado a una base militar donde le han recibido Netanyahu y su padre.

El intercambio de prisioneros permitirá la salida de la cárcel de 1.027 palestinos. 477 de ellos han comenzado a llegar a Gaza. Posteriormente, les acompañarán otros 550. Los nombres de los primeros fueron pactados por ambas partes, y entre ellos hay muchos condenados a cadena perpetua. El Gobierno israelí elegirá a los segundos.

Las dimensiones del acuerdo no son nada nuevo. El intercambio más conocido es el que se produjo en 1985 cuando Israel liberó a 1.150 presos a cambio de tres soldados capturados durante la guerra de Líbano. En 2004, culminó una negociación aún más singular. Para obtener la liberación de un empresario israelí que había viajado a Líbano a cerrar un trato de drogas, y recibir además los restos mortales de tres soldados muertos cuatro años antes, el Gobierno puso en libertad a 436 presos.

Los números hacen pensar que se trata de una gran victoria propagandística para Hamás. Es posible, pero no en niveles superlativos. Hamás pretendía conseguir la libertad de dirigentes importantes, como es el caso de Maruán Barguti, aunque pertenecieran a Fatah. Eso le habría dado un mayor prestigio en Cisjordania, donde no tiene ahora muchos adeptos. Israel vetó esa posibilidad en los contactos llevados a cabo con la mediación de representantes del Gobierno alemán, y eso prolongó las negociaciones. Al final, el Gobierno de Gaza se ha tenido que conformar con un acuerdo en el que Israel ha impuesto varias condiciones: la elección de la mitad de los presos, el envío al extranjero de los presos más notorios por sus condenas, o el hecho de que muchos tendrán que permanecer en Gaza y no podrán volver a sus casas en Cisjordania

Por otro lado, según cuenta Amos Harel en Haaretz, en los meses posteriores a la captura de Shalit el Gobierno podría haber intentado un acuerdo rápido con el que se supone que Hamás podría haber aceptado la liberación de un número inferior de presos, unos 250. La idea es que Hamás no creería entonces que iba a poder mantener escondido a Shalit durante tanto tiempo, incluso si lo tenía oculto en Egipto. El Gobierno de Olmert desechó esa posibilidad.

Otro factor relevante fue el nulo interés de Mubarak por hacer posible un acuerdo que hubiera podido beneficiar a Hamás. En los últimos meses, el Ejército egipcio ha intervenido de forma decisiva para hacer avanzar las negociaciones. No todo está perdido en las relaciones entre Israel y Egipto.

Hay un factor que no podemos olvidar. Hamás, que no renuncia a la resistencia militar contra la ocupación aunque el número de ataques desde Gaza haya sido mínimo en los dos últimos años, disfruta de un éxito en forma de liberación de presos que la Autoridad Palestina presidida por Mahmud Abás es incapaz de alcanzar con medios exclusivamente políticos. Pero eso no es algo que preocupe demasiado a Netanyahu.

Posted by Iñigo at Octubre 18, 2011 06:47 PM

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