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Noviembre 12, 2011

La no tan bella Italia

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Berlusconi ha presentado en el Quirinale su dimisión. Esta vez, no ha habido trucos de última hora ni promesas firmes olvidadas al día siguiente. El fin de la era bunga bunga llega de la mano de Merkel y el BCE, los únicos diques en los que se puede apoyar Italia para no caer en el precipicio de los mercados financieros. Llega Monti y un Gobierno de aires tecnocráticos aún por definir. Al igual que en Grecia, el partido transnacional de las reformas coloca a uno de los suyos al timón.

Miles de personas han salido eufóricos a la calle en Roma. No hay informaciones de fiestas parecidas en Milán, por no hablar del sur del país.

Por muy odioso que fuera, Berlusconi contaba con la legitimidad democrática concedida por unas elecciones. En teoría, no es muy diferente a la situación de Monti, que tendrá que ver aprobados su Gobierno y su programa por el Parlamento salido de las urnas. La realidad es que en el calendario político de esta Europa que se cae a trozos ahora hay que incluir una cita más, la que se produce cuando la situación financiera se impone sobre cualquier consideración constitucional.

¿Se acabó la Italia del frenopático? ¿La que entró en el euro gracias probablemente a todo tipo de trampas contables? Improbable, a menos que pensemos que todos los problemas del país se reducen a Berlusconi.

Muchas de las reformas de las que se ha hablado en los últimos días no tienen mucho que ver con las pérfidas intenciones de los mercados. Italia, como España, como cualquier país europeo, necesita crecer, y en la última década su economía se ha manejado en el estancamiento. Eso ha servido hasta ahora por múltiples razones (el poder industrial del norte --que es como una Alemania pero con mejor comida--, la capacidad de ahorro de los italianos, entre otras). Ya no.

Curiosamente, las únicas reformas liberales que merecen ese nombre fueron aprobadas por el Gobierno de centroizquierda de Prodi, así que hay que pensar que no se trata sólo de una cuestión ideológica. Los conservadores italianos se reunieron en torno a Berlusconi porque eso les garantizaba que nada cambiaría: economía sumergida en niveles superiores al resto de Europa, amplias zonas de evasión fiscal, un país envejecido y tradicional, muy reducida presencia de la mujer en la población activa, nepotismo hasta niveles desconocidos en España por el que los buenos empleos quedaban reservados a los que disfrutaban de recomendaciones (Londres está lleno de jóvenes italianos con talento que se vieron obligados a emigrar), profesiones protegidas por intereses corporativistas, monopolios de hecho que prosperan ante la ausencia de competencia, un sur con un nivel de vida inferior al del sur de España, pero al mismo tiempo muy subsidiado, un norte entregado a un partido reaccionario y xenófobo como la Liga Norte para el que el resto del país es una cuadrilla de vagos y ladrones...

Italia ya tuvo gobiernos 'técnicos' en épocas de transición con Carlo Azeglio Ciampi y Lamberto Dini, y las cosas no fueron muy diferentes.

Los tecnócratas nunca han cambiado un país.

Posted by Iñigo at Noviembre 12, 2011 10:57 PM

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Comments

Aunque nos desagrade Berlusconi, lo cierto es que ha sido un cambio de régimen impuesto por fuerzas no italianas.
(Afortunadamente han sido responsables, han dimitido, y Papandreu y Berlusconi no han salido del poder perseguidos por cazas franceses y drones americanos...)
Ahora, ¡qué demonios!, es verdad que apetece unirse al coro: http://www.youtube.com/watch?v=QI8AX7OIDK4

Posted by: gd at Noviembre 13, 2011 10:52 PM

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