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Septiembre 08, 2005

El precio de la demagogia

El ministro de Interior, José Antonio Alonso, tiene un toque neocon que me era desconocido. O quizá lo suyo no sea una cuestión ideológica, sino demagógica. Acaba de decir en el Reino Unido que no se pueden alegar problemas de dinero, cuando "hablamos de lucha contra el terrorismo y contra la peor criminalidad".

Alonso se refiere al debate que han mantenido los ministros de Justicia e Interior de la UE sobre la propuesta de obligar a las empresas a que guarden durante un año todos los datos de comunicaciones por teléfono o Internet que puedan ser de utilidad para las investigaciones antiterroristas. Algunos países se oponen por el coste desmesurado que supondría para las empresas.

En principio, el punto de vista de Alonso no carece de lógica. Será mejor ahorrar en otras cosas antes que hacerlo en las investigaciones que pueden impedir otro 11-M.

Sin embargo, sólo hay que pensar en las posibles aplicaciones de la doctrina Alonso para darse cuenta de la demagogia que encierra. Evidentemente, hay que tener en cuenta los costes de cualquier política antiterrorista. Parto de la base de que la seguridad absoluta es imposible de alcanzar y que algunas medidas pueden tener un coste irracional, no ya para las empresas sino para toda la sociedad. Precisamente, lo que están deseando los terroristas.

Como ejemplo, está el asunto de los contenedores. A los puertos norteamericanos llegan cada día 16.000 contenedores procedentes del extranjero (cerca de seis millones al año) y resulta imposible registrarlos todos. Hace dos años, se inspeccionaba el 5% de ellos y sólo se abría el 2%.

La Administración norteamericana lleva tiempo intentando mejorar la seguridad en los puertos, pero es consciente de que no puede paralizar el comercio internacional. Es lo que ocurriría si decidiera registrar la mayoría de esos contenedores que los barcos de medio mundo depositan en sus puertos.

Supongo que Alonso es consciente de limitaciones como ésta, pero sale más rentable sacar pecho frente a los ministros europeos. Los ministros, por cierto, de países donde resulta muy difícil que un grupo terrorista levante 100 kilos de explosivos delante de las narices de la Policía.

Posted by Iñigo at Septiembre 8, 2005 02:37 PM

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