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Noviembre 29, 2006

Una historia de armas, sobornos y príncipes saudíes (II)

Wafic Said


La información que los suizos han enviado a Londres sobre los presuntos sobornos a la familia real saudí en la venta de armas ya ha producido un nombre y no creo que haya sorprendido a los que conocen la historia. Se trata de Wafic Said, un multimillonario de origen sirio y nacionalidad saudí.

Las transferencias por valor de millones de libras esterlinas procedentes de BAE por la venta de aviones han aparecido en cuentas de Said, que niega haber servido de intermediario en el pago de sobornos y que, por si acaso, ya se ha hecho con los servicios de un abogado.

Said está considerado uno de los hombres más ricos del Reino Unido. Debe buena parte de su fortuna a sus contactos con Arabia Saudí. Con 21 años, viajó a Londres para completar sus estudios y allí conoció a otros dos jóvenes con los que labró una larga y rentable amistad. Nunca agradecerá lo suficiente ese momento.

Eran los príncipes saudíes Bandar y Jaled. El primero terminó siendo embajador de su país en EEUU durante 22 años (hoy es secretario general del Consejo de Seguridad Nacional). El segundo apostó por la carrera militar y fue el jefe de las fuerzas militares saudíes en la Guerra del Golfo. Ambos son hijos del príncipe heredero Sultán, aunque para el tema que nos ocupa es más importante saber que es ministro de Defensa desde 1962.

El hijo de Said se ahogó en un desgraciado accidente que tuvo lugar en la piscina de una residencia de Sultán. Este incidente les sonará mucho a los que vieron la película "Syriana".

Said casi entra en la categoría de 'sospechoso habitual' ya que ha estado relacionado desde los ochenta con la venta de armas británicas a Arabia Saudí. Su intermediación fue muy importante a la hora de llevar a la práctica el proyecto llamado Al Yamamah. Él siempre ha dicho que el auténtico muñidor del acuerdo fue Margaret Thatcher por su interés en una exportación que garantizaba miles de puestos de trabajo durante años a la industria de defensa británica..

Said's precise role in the Al-Yamamah scandal has been the subject of much dispute, but others involved in the arms deal say he was a central player. Alex Sanson, a former British Aerospace marketing director, told a British paper in 1998, "You could not do a thing in Saudi unless you went through the Said channel."Said himself acknowledges helping to broker the deal, but adamantly insists that he took no commission from it.

Según Said, sólo se benefició por los contratos de construcción que sus empresas recibieron en Arabia Saudí una vez que la venta propició una mejora de las relaciones económicas entre los dos países. La prensa británica descubrió que su generosidad llegaba más lejos. Las residencias de lujo en las que llegaron a residir el hijo de Thatcher y el principal directivo de British Aerospace pertenecían a empresas registradas en Panamá --benditos paraísos fiscales-- de las que Said era el dueño.

Su generosidad y sus excelentes contactos políticos están a la altura de su fortuna:

Said's extravagant lifestyle has helped bring him into contact with other well-connected British elites. Politicians and businessmen have been frequently invited to shooting parties at his 3,000-acre country estate in Oxfordshire (which he bought the year after the Al-Yamamah deal). Said acquired a luxurious penthouse apartment in Mayfair; homes in Paris, Monte Carlo, Marbella, and Saudi Arabia; a yacht, a private jet, a stable of prize race horses, and a handsome art collection, including paintings by Matisse and Picasso. He became known as a generous philanthropist.

Said es el intermediario perfecto. No ha perdido los contactos con su país de origen. Es buen amigo del político laborista Peter Mandelson --otro que ha tenido problemas con comisiones y ayudas de amigos ricos-- y ofreció sus buenos oficios para que Blair viajara a Siria.

Vive en el Reino Unido donde se hizo una casa premiada por haber recreado a la perfección la arquitectura clásica británica. Fueron 30 millones de libras bien invertidos. No hay nada como que los millonarios extranjeros respeten las tradiciones locales. Lo malo es que eso también debe incluir la legislación que castiga los sobornos.

Posted by Iñigo at Noviembre 29, 2006 09:42 PM

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Comments

Felicidades por tu trabajo, asi como por la capacidad que tienes para desaroyarlo.
A los piratas siempre les gusto llevar loros y cacatuas en el hombro, aun en la actualidad siguen con esa costumbre.
Da gusto y esperanza el ver que no todos los informadores llevan dentro de si un alma de mascota agradecida.

Posted by: sincero at Noviembre 29, 2006 11:46 PM

Anda, entra en el comentario y cambia ese "desarroyarlo", que me suena a "arroyo" o "desayuno".

A ver si leemos más.

Un saludo.

Posted by: ... sin acritud. at Noviembre 30, 2006 09:54 AM

Marbella, claro, no puede faltar en cualquier buen corrupto, ya sea capo de la droga, mafioso, traficante de armas o promotor y pocero.

La jet set, que decía el Tal y Tal.

Posted by: Marlango at Noviembre 30, 2006 08:51 PM

Felicidades por tu trabajo, así como por la capacidad que tienes para desarrollarlo.
A los piratas siempre les gusto llevar loros y cacatúas en el hombro, aun en la actualidad siguen con esa costumbre.
Da gusto y esperanza el ver que no todos los informadores llevan dentro de si un alma de mascota agradecida.

Posted by: sincero at Noviembre 30, 2006 11:21 PM