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Marzo 02, 2008

La xenofobia no funciona siempre

Cuando comenzaron las primarias presidenciales del Partido Republicano, existía un asunto que perjudicaba claramente las opciones de John McCain: la inmigración. El senador de Arizona había promovido en el Senado un proyecto de ley, apoyado por la Casa Blanca, que permitía la regularización masiva de inmigrantes sin papeles y el blindaje de la frontera con México. El resto de los candidatos, quizá con la excepción de Huckabee, eran miembros de la cofradía de la mano dura, en teoría más en sintonía con las preocupaciones de la base conservadora.

Puede que el melting pot (crisol de culturas) sea uno de los rasgos más característicos de EEUU desde su nacimiento, pero también es cierto que la corriente antiinmigratoria es casi tan antigua como la mezcla de culturas, idiomas y nacionalidades que formaron ese país. Cada oleada migratoria, creyó que tenía derechos adquiridos sobre los recién llegados.

Los irlandeses estaban en la escala social más baja –ligeramente por encima de la población de raza negra– hasta que se hicieron fuertes en algunas ciudades. La maquinaria política conocida como Tammany Hall dominó los empleos municipales y las urnas de Nueva York durante 80 años. Los marginados pasaron a ser marginadores.

Las tensiones fueron por tanto inevitables, como lo suelen ser en todos los países que reciben un alto número de trabajadores extranjeros. Actualmente, la población latina ha cambiado el paisaje cultural y demográfico incluso de zonas en que hasta hace diez años nadie había oído hablar español. Por cierto, algo de lo que se alegró enormemente Aznar en su momento y que utilizó para valorar con desprecio a la cultura francesa, símbolo de lo que él llamo “culturas que están siendo derrotadas” porque sus lenguas no son “expansivas”.

Esa “universalización y globalización” a las que Aznar dijo no tener miedo se ven de forma diferente en Europa cuando se pretende alcanzar el poder a cualquier precio.

Lo que marroquíes, ecuatorianos y rumanos intentan conseguir en España (las oportunidades laborales que no tienen en su país) es lo mismo que buscan en EEUU los mexicanos y centroamericanos. Las similitudes son inconfundibles, pero hay diferencias reveladoras en la respuesta de los políticos.

Los heraldos de la restricción a la inmigración han fracasado en las primarias republicanas. McCain será el candidato de su partido, entre otras cosas porque tiene la suerte de vivir en EEUU. En España, no habría tenido mucho futuro si hubiera militado en las filas del Partido Popular.

“Aquí no puede entrar todo el mundo porque no cabemos” –oído hace unos días en boca de Mariano Rajoy y utilizado en la propaganda electoral de los nacionalistas catalanes de CiU– es uno de esos mensajes xenófobos de rancia solera.

Se utilizó contra los irlandeses en Nueva York hasta que estos últimos lo reciclaron en su beneficio años después. Es al mismo tiempo el mensaje aireado en toda Europa por los partidos de corte populista o ultraconservador. El discurso xenófobo da votos, o eso creen sus autores, en épocas de incertidumbre económica o en aquellos barrios donde la población de piel oscura se pasea por zonas urbanas que antes –por decirlo de forma brutal– eran racialmente homogéneas.

La respuesta reaccionaria al desafío que supone la inmigración tiende a repetirse. Consiste en exagerar su impacto en los servicios sociales –sobre todo, desde posiciones políticas que tienen más interés en reducir los impuestos que en invertir en esos servicios– y negarse a reconocer la aportación positiva de los inmigrantes en varios apartados económicos.

La novedad en España es que se está haciendo publicidad de un modelo de integración social que ha fracasado y que no es otro que Francia. El PP intenta copiar el éxito electoral de Nicolas Sarkozy, su lenguaje y sus más conocidas iniciativas, incluidas algunas como el contrato de integración de las que el presidente francés se olvidó una vez que llegó al Elíseo.

Durante décadas, los franceses han presumido de su igualdad republicana basada en una serie de valores ciudadanos. Esa retórica era lo único que llegaba a los suburbios deprimidos en los que los hijos y nietos de los primeros inmigrantes pronto descubrieron que el ascensor social no funcionaba para ellos. El Estado francés sólo parecía ofrecerles la marginación.

Si la inmigración no ha sido hasta ahora un problema grave en España, es porque hemos sido más norteamericanos que franceses. Los Gobiernos han aceptado el principio de las regularizaciones periódicas. Las ciudades no se han visto rodeadas por un cinturón de guetos marginados. Los políticos no han labrado carreras brillantes gracias a una reputación xenófoba o racista.

Algunos quieren que esto cambie. Su gran baza es que, desgraciadamente, en el PP no hay un McCain español, un político de derechas que no utilice las palabras invasión o pesadilla al referirse a los inmigrantes. Quizá los extranjeros no serán los únicos en lamentarlo.

Posted by Iñigo at Marzo 2, 2008 10:03 PM

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Comments

Sin duda, habría de que lamentarse si el discurso del miedo al inmigrante llegase a imponerse, y aún más si, para mantener vivo ese discurso, la exclusión se institucionalizase.

Ejemplos no nos faltan...

Un saludo

Posted by: JLuis at Marzo 2, 2008 10:43 PM

Aznar otra vez. Creo que deberías tener cuidado con los de la SGAE, te van a pedir derechos por usar tanto a este nombre.

Posted by: Inquisidor at Marzo 2, 2008 11:13 PM

^Porqué iba a pagar derechos. Mi hiena amaestrada se llama Aznar y no pido derechos.

Muy bueno el artículo.

Posted by: nushu at Marzo 3, 2008 12:52 AM

Conseguiste amaestrar a Aznar? (me refiero a la hiena)

(quiero decir, que me refiero al animal de compañia, no al Anzar de verdad, la hiena bigotuda....)

Posted by: Ferran Ferri at Marzo 3, 2008 12:54 PM

La economía es uno de los principales ‘’caballos de batalla’’ cara a las elecciones del 9M.

Tradicionalmente, la derecha española suele autoproclamarse la mejor gestora posible para las arcas del Estado. El bulo proviene de la época final del Gobierno de Felipe González, cuando una gran recesión económica a nivel mundial entre 1990 y 1995 arrastró a España en su vorágine devastadora. Por citar algunos ejemplos:

- Marzo de 1990.- La Bolsa de Tokio sufre una de las mayores caídas de su historia.

- Agosto de 1990.- El embargo contra Iraq dispara el precio del petróleo y provoca el hundimiento generalizado de las Bolsas.

- Diciembre de 1990.- La tasa de crecimiento económico en EE.UU. es la más baja de la década.

- Diciembre de 1991.- Gran retroceso en el crecimiento económico en todos los países de la OCDE.

- Agosto de 1992.- El dólar se desploma pese a la intervención de 18 Bancos Centrales.

- Septiembre de 1992.- Crisis del Sistema Monetario Europeo. La libra y la lira lo abandonan.

- Agosto de 1994.- Estados Unidos sube los tipos de interés para enfriar su economía.

Estos hechos revelan sin lugar a dudas, que el retroceso económico y la crisis financiera se desataron a nivel mundial y que España no fue más que uno de los países colateralmente afectados. A mediados de 1994, con el denominado ‘’Efecto Solbes’’ la economía española empezó a recuperarse y crear empleo. Arrastrada nuevamente por el contexto internacional:

- Septiembre de 1994.- La Unión Europea certifica el fin de la recesión económica.

Pero el daño ya estaba hecho, la ingente campaña de manipulación impulsada por el Partido Popular y ejecutada por la AEPI (Asociación Española de Periodistas Independientes) encabezada por Pedro Jota Ramírez y Ansón, había decidido culpar a González de la recesión económica mundial. Porque tal y como reconoció Ansón si dejaban que González hubiese llegado en La Moncloa a la nueva etapa de crecimiento económico habría sido imposible derrocarlo, y ‘’no habíamos salido de 40 años de Franco para meternos en 30 años de González’’.


Los propagandistas y hagiógrafos de Aznar aseguran que durante su mandato España experimentó un crecimiento económico desorbitado y que el poder adquisitivo de los españoles se elevó exponencialmente gracias a su gestión. Nada más lejos de la realidad.

En primer lugar recurramos nuevamente al contexto internacional:

- Septiembre de 1997.- La OCDE pronostica cinco años de crecimiento económico a nivel mundial

Estábamos nuevamente por tanto siendo arrastrados por la inercia del contexto internacional. Respecto a la política de pensiones, a la que tanto autobombo se dio durante 1996-2004, hay que decir que se acordó en los Pactos de Toledo en 1995, antes de que el PP llegase a La Moncloa.

El Fondo de Pensiones creado por el Partido Popular finalizó su mandato situado en 12.000 millones de euros. Con Zapatero su cuantía se ha disparado hasta los 45.000 millones de euros en tan sólo 4 años. Respecto a las pensiones, Zapatero las ha subido un 30% en 4 años, multiplicando por 4 los registros de Aznar.

No es la única diferencia. Respecto a los salarios, por ejemplo, España fue el país en el que el salario medio sufrió el crecimiento más desfavorable de toda la Unión Europea entre 1999 y 2004 (la época del España va bien). Y el salario mínimo tan sólo creció 52 euros en esos 8 años.

En cambio Zapatero incrementó 53 euros el Salario Mínimo en su primer año de mandato (más en un solo año que Aznar en todo su mandato) y al final de la legislatura la subida ascendía a 140 euros (multiplicando prácticamente por 5 las marcas de Aznar). Además los españoles que cobraban mediante convenio recuperaron poder adquisitivo.

Otros españoles económicamente defenestrados durante el Gobierno Aznar fueron los militares. Pero tal y como Bono les prometió siendo Ministro de Defensa, sus emolumentos se incrementaron un 25% entre 2005 y 2007.

Durante la legislatura 2004-2008 se produjeron además otros logros económicos muy destacables, como por ejemplo el superávit de la Seguridad Social, cifrado en 26.000 millones de euros. O la inversión en gasto social, que se disparó hasta el 50,5% de los Presupuestos Generales del Estado, con el fin de compensar públicamente las desigualdades sociales.

Para ir concluyendo con este capitulo, y antes de dar paso a las publicaciones que certifican la veracidad de los hechos, señalar que el Estado español obtuvo 20.000 millones de superávit entre 2005 y 2006, así como un superávit del 2,3% del PIB en 2007.

Pero tales datos no deben extrañarnos puesto que, mientras que la legislatura Aznar cerró con un crecimiento económico del 2,4%, el Gobierno Zapatero llega a las elecciones de 9M con un crecimiento del 3,8%. Malos tiempos para los que pretenden aferrarse a la falacia de la mala gestión de Zapatero.

Posted by: AZNAR FRANQUITO PARLAMENTARIO at Marzo 3, 2008 05:12 PM

Si se piensa friamente, el inmigrante que más provecho saca de España es el jubilado del norte de Europa que se compra un residencia en la costa, que usa los servicios sanitarios españoles, pero que jamas ha aportado un duro a la seguridad social.

Pero los jubilados británicos nunca pueden llegar a dar miedo.

Posted by: Gutierrez at Marzo 3, 2008 06:05 PM

en que consiste la xenofobia

Posted by: natalia reyes at Abril 7, 2008 06:17 PM