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Noviembre 17, 2008

El marcaje a Obama

Si necesitábamos alguna razón para estar preocupados por el hipotético nombramiento de Hillary Clinton como secretaria de Estado, Henry Kissinger nos ha dado una:

Speaking at the World Economic Forum's India meeting, [former U.S. Secretary of State Henry] Kissinger said "I believe it would be an outstanding appointment," if Barack Obama, the president-elect, chose [New York Sen. Hillary] Clinton for the foreign affairs portfolio.

En ciertos ambientes que un criminal de guerra te recomiende para un puesto relevante es un punto a favor. Dudo que los votantes de Obama los frecuenten.

Elegir a Clinton exigiría un montón de papeleo, fundamentalmente para examinar si los intereses economicos de Bill pueden cuestionar la integridad de su mujer en un puesto tan importante como el de responsable de la diplomacia norteamericana. Económicos y menos económicos. Si aparece otro vestido femenino manchado de forma sospechosa, eso tampoco sería bueno.

Mucho se ha escrito ya por la abundancia de altos cargos de la era de Bill Clinton entre los aspirantes a formar parte del Gabinete de Obama y de su segundo escalón. De entrada, no es tan extraño. Para evitarlo, Obama tendría que buscar a gente que tuviera 20 años escasos en los noventa. El plantel de candidatos sería demasiado escaso.

En cualquier caso, lo peor no son los nombres. Al final, Obama tendrá que bajar del púlpito, quitarse la túnica de 'el elegido' y descender al mundo de los mortales con nombramientos que pueden escocer a algunos de sus partidarios. A ese nivel de santidad es difícil que lleguen todos sus altos cargos.

Más que por los nombres, que también, hay que fijarse en el marcaje ideológico al que ya le están sometiendo, al que hay que sumar lo que podríamos llamar el acoso de la realidad económica. Se da por hecho que su proyecto de reforma sanitaria, que ya era menos ambicioso que el de Hillary, no tiene posibilidades de prosperar por falta de efectivo. Que no podrá bajar los impuestos a la clase media. Que no debería anular todas las medidas antiterroristas promulgadas por su antecesor so pena de dejar al país indefenso ante los terroristas (pronúnciese con música de terror de fondo).

El establishment está tomando la medida al cambio prometido por el nuevo presidente.

Hay varios ejemplos, y no todos procedentes de la derecha. Periódicos que apoyaron a Obama, como The New York Times, ya le han advertido que hay cosas que no se pueden tocar. En un editorial, el diario se escandaliza de que el Pentágono no pueda contar con las Fuerzas Armadas que necesita el país con un presupuesto de 685.000 millones de dólares. ¿Le parece poco? Aunque el diario sugiere, y no de forma muy intensa, algunos recortes, no muestra el mismo nivel de entusiasmo al defender que es imprescindible la ampliación en 65.000 soldados y 27.000 marines ya aprobada por el Congreso (lo que costará 100.000 millones en los próximos seis años).

No sólo son los neocon los que pretenden mantener algunos supuestos imperiales de la política exterior de EEUU.

Posted by Iñigo at Noviembre 17, 2008 08:29 PM

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