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Septiembre 20, 2009
La leyenda
Tres partidos decisivos, tres palizas. Francia, Grecia y finalmente Serbia se han rendido ante la mejor selección europea de baloncesto. El campeón es el equipo que gana la final --toma pensamiento profundo--, y a veces la diferencia entre dos selecciones en un encuentro es ínfima. Puede reducirse a lo que ocurre en los últimos diez segundos. Y a veces, una final es simplemente el último en una secuencia de partidos. Tocaba ganar a Serbia como antes se hizo con otros.
La superioridad ha sido absoluta. Es verdad lo que han dicho en la retransmisión. Ha sido como cuando ganaba Indurain. En concreto, como ese Tour que arrancó en seguida con una contrarreloj en la que el navarro le metió cerca de tres minutos al segundo clasificado. Sin contestación desde los primeros minutos. Con el rival con la mirada perdida desde el minuto cinco, y eso siendo generosos. Los jóvenes serbios ya tenían motivos para estar orgullosos de su labor por el simple hecho de llegar a la final. Podían habérselo tomado como un premio, una forma de disfrutar del momento sin sentirse condicionados por el resultado. Para ellos, en vez de una fiesta, la final parecía una penitencia. Después de lo que hemos conseguido, ¿por qué nos hacen pasar este trago? ¿Es que no tiene piedad la organización?
La leyenda de esta generación de jugadores continúa bajo la batuta del mejor jugador español de todos los tiempos. El campeonato comenzó mal y quizá algunas críticas le dolieron pero Pau Gasol no se dejó llevar ni por la desesperación ni por la soberbia. El talento y la profesionalidad pueden ir unidos.
Un mensaje interesante, dado que para los deportistas profesionales lo suyo es un trabajo. Los que tienen más talento también tienen días malos. Pueden echar la culpa a sus compañeros menos brillantes, buscar excusas o apelar a la mala suerte. Gasol --también otros de sus compañeros-- no es de esos. Admite sus errores y trabaja desde el primer minuto con la intención de corregirlos cuanto antes.
Y no olvida que el baloncesto, como muchos de nuestros trabajos, es un juego de equipo.
Posted by Iñigo at Septiembre 20, 2009 11:35 PM
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Comments
Dentro de 10 o 20 años recordaremos este torneo y a los aficionados al baloncesto se nos saltará un (pequeña) lagrimita.
Posted by: Inquisidor at Septiembre 21, 2009 01:30 AM
Ah, un clásico: el deporte en clave moral. Has ganado, por lo tanto posees cualidades morales superiores al rival. En fin.
Posted by: jn at Septiembre 21, 2009 06:31 PM