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Agosto 12, 2010

La mujer como materia prima de la guerra de Afganistán

Es duro poner una revista en los kioscos en los tiempos que corren. Y si es de información general, el esfuerzo cobra un cierto aire heroico. Se imponen soluciones dramáticas. Ya han vendido Newsweek por un dólar, mesas y sillas incluidas. En su última reinvención, la revista intentó disfrazarse de The Economist y apostar en portada por temas provocadores y artículos largos. Como se puede apreciar por el precio de venta, la idea no terminó de funcionar.

Time también lleva perdiendo lectores año tras año. Es cierto que no al nivel de Newsweek. Sin embargo, no puede ocultar que le cuesta continuar siendo relevante, porque a fin de cuentas estas revistas nunca se han caracterizado por ofrecer muchas noticias que no hubieran sido ya adelantadas por la prensa. El empeño es similar: provocar al lector y en el mejor de los casos hacerle pensar con puntos de vista en los que nadie haya reparado o profundizado antes.

Lo que hay en la portada de Time con la imagen de Aisha, la chica afgana de 18 años horriblemente mutilada, tiene algo de eso y también mucho de propaganda en su versión más gastada y paradójicamente más efectiva. Ante la creciente falta de razones a la pregunta de por qué decenas de miles de soldados occidentales deben continuar en Afganistán, se intenta volver el debate del revés. La imagen obliga supuestamente a los contrarios a la guerra a que digan cómo se puede evitar que se comentan estas atrocidades sin la presencia de los militares extranjeros.

Un jefe talibán local ordenó que seccionaran la nariz y las orejas de Aisha por haber huido de la casa de la familia de su marido, donde era maltratada de forma sistemática. Ahora vive en un centro de Kabul que protege a mujeres en peligro y pronto viajará a EEUU para que los médicos reconstruyan su rostro.

La portada es poco habitual en los medios norteamericanos, mucho más cautelosos que los europeos a la hora de ofrecer imágenes fuertes, las que encogen el corazón, y también el estómago. Del titular, casi se podría decir lo mismo: "What Happens If We Leave Afghanistan". Blanco y en botella. Sin sutilezas. Dejen a Afganistas sin los marines y prepárense para verse acosados por la imagen de centenares o miles de Aishas.

En cierto modo, es una versión 'feminista' de la teoría del dominó. Donde antes existía el fantasma del comunismo, ahora surge la amenaza de unas normas teocráticas y odiosas, obsesionadas por negar a las mujeres su condición de personas. ¿Quién las protegerá?

En Irak, se utilizó el mismo argumento propagandístico. La retirada de las tropas norteamericanas provocaría una guerra civil, una carnicería mucho peor de lo visto hasta entonces. La amarga ironía que los promotores de estas razones desconocían es que en el mismo momento en que se sostenían esos argumentos (finales de 2005 y 2006) ya se estaba produciendo una guerra civil, o por ser más exactos, la limpieza étnica de los suníes en la provincia de Bagdad.

Lo cierto es que Aisha fue mutilada hace un año, mucho tiempo después del supuesto fin de la guerra y del derrocamiento de los talibanes. 100.000 soldados extranjeros no pudieron impedir que su vida se convirtiera en un infierno y que al final fuera salvajemente desfigurada. Como lo fueron muchas otras mujeres antes de la llegada de esas tropas y antes incluso de la aparición de los talibanes. Son las víctimas de los códigos de honor pastunes, existentes desde hace siglos. La persistencia de esas costumbres, envenenadas además por la ignorancia y una interpretación enfermiza de la religión, no es algo que se pueda anular en una década, y por tanto no puede justificar la presencia de unas tropas. Bajo ese punto de vista, nunca podrían abandonar Afganistán.

En realidad, como afirma la ex diputada Malalai Joya, la situación de las mujeres no ha mejorado mucho durante los años del Gobierno de Karzai. La marginación de las mujeres continúa y los derechos reconocidos en la Constitución no se aplican. Y se refiere a las zonas del país que controla el Gobierno. Los caudillos y señores de la guerra favorecidos por el Gobierno pueden ser unos déspotas tan implacables como los talibanes.

Y la discriminación de las mujeres ni siquiera es un rasgo único de los pastunes. Quedó demostrado en la polémica por el código civil aprobado por el Parlamento para los hazaras, que son chiítas. Fue suspendido por la presión de los gobiernos occidentales, pero en realidad muchos creen que se ha terminado aplicando aunque no esté formalmente en vigor. Porque en realidad ese código no procedía de la mente perturbada de unos diputados, sino de costumbres de siglos atrás, pegadas a la sociedad afgana como si fueran una maldición.

Nadie niega que una victoria militar completa contra los insurgentes es imposible. El desenlace podría haber sido diferente --y tampoco hay muchas garantías de eso-- si los gobiernos occidentales hubieran aprovechado la ventana que se abrió en los tres primeros años, entre el 2001 y el 2004, cuando los talibanes estaban derrotados y con una presencia mínima en el sur del país. O si el Gobierno de Karzai no se hubiera visto devorado por la corrupción. En cualquier caso, ni la democracia ni el respeto a los derechos de la mujer se pueden imponer a golpe de bayoneta.

La única opción viable es la retirada en un plazo razonable de las tropas extranjeras y un acuerdo del Gobierno con aquellos grupos talibanes inspirados por el nacionalismo pastún, y no por el regreso al régimen teocrático de los 90. Desgraciadamente, viable no es sinónimo de efectivo o deseable.

Tiene que haber otras formas de ayudar a la sociedad afgana a salir del infierno en que viven sus mujeres.

Time podría haber analizado los infinitos matices de ese horizonte, y algunos de ellos son muy deprimentes, aunque sólo sea por las oportunidades perdidas. Sus responsables prefirieron vender más revistas y chantajear a los lectores.

Posted by Iñigo at Agosto 12, 2010 12:02 PM

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Comments

¿Por qué sólo es viable la retirada? ¿Falta dinero, faltan soldados...?

Dices que ni la democracia ni el respeto a los derechos de la mujer se pueden imponer a golpe de bayoneta. Que yo recuerde, es exactamente al revés. Es con violencia como se han impuesto siempre estas cosas. Salvo una sóla vez en la historia: En la caída del muro de Berlin.

Menuda forma más simplista de tratar los "infinitos matices".

Posted by: Javier at Agosto 12, 2010 12:54 PM

Si tantos ejemplos hay a lo largo de la historia, da un ejemplo de algún momento en la historia en el que algún ejército extranjero haya impuesto por la fuerza una serie de ideales y valores a la población invadida.

Posted by: Atlas at Agosto 13, 2010 10:30 AM

- China durante toda su historia (incluso hoy).
- Roma.
- El Islam.
- España/Castilla en América.
- El Imperio Británico.
- Los EE.UU. e Inglaterra en la II Guerra Mundial.
1, 2, 3, responda otra vez.

De verdad, lo normal en las invasiones es precisamente eso: Imponer por la fuerza idiomas, regímenes políticos, religiones... Y lo normal es quetras la descolonización, éstos perduren. Lo contrario sólo pasa en casos muy específicos (los mongoles).

En el propio Afghanistán... ¿Cómo crees que se convirtieron del paganismo al islam? ¿Por las buenas?

Posted by: Javier at Agosto 13, 2010 11:16 AM

No sé desde qué altura moral juzgamos nosotros lo que sucede en Afganistán. Cuando hemos masacrado allí gente de todos los sexos, colores y edades. Eso sí por su propio bien, nada de rollos pseudoculturales y atávicos. Lo nuestro es puro materialismo político. ¡Dónde va a parar!

Posted by: Marcus at Agosto 13, 2010 08:20 PM

Que yo sepa, lo de Roma, el Islam (al menos aquí en España), el Imperio Británico y España en América del Sur fueron todos imperios temporales y cuando acabó la ocupación extranjera la cultura que perduró en el país fue la del propio país, con agregados del imperio dominante más o menos aguzados dependiendo del tiempo que estuvieron en el poder (más aguzados en el caso de España en Latinoamérica después de cuatrocientos años, menos en el caso de la India y el Imperio británico).

De hecho, por norma general, en esta clase de casos los invasores suelen acabar más influenciados por los invadidos que al contrario, algo bastante normal teniendo en cuenta que que te invadan por la fuerza y sojuzguen a tu nación no suele ser experiencia demasiado agradable. Podemos ver el caso de Roma con Grecia, las Cruzadas, los bárbaros que invadieron Roma adoptando usos y costumbres romanas, la fiebre por el estudio de las "culturas coloniales" durante los imperios del s. XIX (cuando nació la egiptología), etc. De hecho, en "El Príncipe" Maquiavelo recomienda a los aspirantes a dictadores megalómanos que cuando invadan una región intenten cambiar el status quo de dicha región lo menos posible para que los nativos no se despierten un día con ganas de marcha.

Posted by: Atlas at Agosto 14, 2010 12:35 PM

Un artículo realmente lúcido, especialmente la comparación con el "efecto dominó". En cuanto a los defensores de que todos esos "avances" se han logrado con violencia, solo recordar que el derecho al voto de la mujer no se logró ni en España, ni en Francia, ni en Estados Unidos, ni en Rusia, ni en Sudáfrica, ni en... con una invasión armada extranjera.

Posted by: Tracio at Agosto 14, 2010 05:51 PM

En este caso no me parece que la razón primera para esta portada de la revista Time sea la provocación para aumentar las ventas, sobre todo, teniendo en cuenta el texto que acompaña la foto. El número salió pocos días después de la filtración de miles de documentos a la web Wikileaks. Se trata de contrarrestar cualquier duda sobre la “misión” que EE.UU. encabeza, confundiendo, eso sí, los objetivos de la guerra, y convenciendo a buena parte de su público a través de las emociones.

Posted by: César at Agosto 15, 2010 12:31 PM