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Enero 21, 2011

El guardaespaldas de Alan Johnson

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Ed Miliband se ha quedado sin su número dos. Alan Johnson, a cargo de los asuntos económicos en el 'gabinete en la sombra', ha presentado la dimisión por razones personales. Johnson no sabía mucho de economía, como él mismo confesó, y en las últimas semanas cometió algunos errores un tanto vergonzantes. Desconocía ciertos datos, como lo que pagan las empresas por Seguridad Social, que se supone que alguien en su posición debería conocer de memoria.

Por otro lado, era un buen comunicador que sustituía los conocimientos económicos por sentido común. Los periodistas británicos solían decir de él que era capaz de 'speak human'. En otras palabras, hablar como un ciudadano normal, no como esos políticos, casi todos, adictos a retorcer el lenguaje para no decir nada o llenarlo de jerga económica incomprensible.

Dejó los estudios con 15 años y se hizo cartero. Después de unos años como dirigente sindical, entró en política. En los gobiernos laboristas, tuvo carteras complicadas en los gobiernos. No se puede decir que fuera un político brillante, pero sí alguien que conectaba con facilidad con los votantes, sobre todo con la clase trabajadora.

El cinismo de costumbre o la falta de confianza en la credibilidad de los políticos han hecho que el argumento de las razones personales haya sido recibido con un cierto escepticismo. Muy pronto se ha dicho que no tenía que ver con ninguna enfermedad, ni de él ni de su familia. Más sospechas. Hasta que a última hora de la noche comenzó a circular el rumor de una aventura sentimental con una funcionaria.

En el Reino Unido, hay muy poca corrupción. Los políticos no meten la mano, sino... otras cosas. Digamos que las conductas escandalosas en los representantes electos es de las que ocurren de cintura para abajo.

Es cierto que quedan muy lejos esas época anteriores cuando un número apreciable de políticos conservadores, rectos como una vela, aparecían en los tabloides embarcados en situaciones incómodas: haciendo el amor con su amante llevando puesta la camiseta del Chelsea, liados con su secretaria o con personas del mismo sexo, o experimentando en los peligrosos rincones de la autoasfixia erótica (lo que dio lugar al no demasiado mítico titular de The Sun "Tory MP is found dead in stockings and suspenders"). Fueron grandes años para los tabloides.

Pero la dimisión de Alan Johnson es diferente. El primer rumor era falso.

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El drama familiar es que su mujer estaba liada con un policía, y no cualquiera sino uno de los guardaespaldas personales de Johnson cuando éste era ministro de Interior.

Esta sí que es una historia que no es fácil de encajar en la larga tradición británica de mezclar el sexo y la política. Pongámoslo en el apartado de los riesgos del Estado policial. No siempre más policías equivalen a más seguridad.

Posted by Iñigo at Enero 21, 2011 12:51 AM

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