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Junio 04, 2011

Gonzalo Anes y la historia de los dinosaurios

El director de la Real Academia de la Historia ha dado sendas entrevistas a Público y El País. No hay por dónde cogerlas. Resulta difícil creer que una persona como Gonzalo Anes confunda de forma reiterada edición con censura. La academia se responsabiliza de la edición del diccionario y comunica a los autores unas normas y luego no se molesta en hacerlas cumplir, en garantizar que la obra tenga un mínimo de calidad y coherencia, tanto en el estilo como en el contenido. De creer a Anes, la labor de la academia se reducía a las comas y acentos. Todo lo que no fuera evitar erratas se consideraba censura.

Porque habrían sido necesarias reuniones de mañana y tarde durante varios años. Se quiso llenar esa laguna tan importante con las biografías sin censura de la Academia. Para que actuara de censor, la Academia tendría que haber creado comisiones de censores cuyo resultado tendría que aprobar el pleno de la Academia. Y como aquí, aunque ustedes piensen lo contrario, hay historiadores de diversa ideología, no dejarían pasar ciertas biografías.

Nadie ha reclamado o debería hacerlo censuras ideológicas de los artículos. Anes desconoce por completo cómo funciona el proceso de revisión académica (lo que en inglés se llama 'peer review') en cualquier institución científica. En el diccionario biográfico de Oxford, no se pedía a los autores que se atuvieran a ninguna línea ideológica, sino que ofrecieran un punto de vista lo más amplio posible sobre cada personaje. Debían aparecer sus logros y también sus fracasos, virtudes y defectos. Lo que se espera habitualmente de una biografía escrita por un historiador.

A todo ese proceso académico (por una institución que se llama a sí misma Academia), Anes lo llama bucrocracia:

Porque si quisiera hacer de juez, el Diccionario no se hubiera publicado nunca. Si los miembros de las comisiones y los biógrafos se hubieran erigido en revisores de los textos, no se hubiera publicado jamás. La burocracia lo habría hecho imposible.

Si tomamos como fecha de comienzo de los trabajos 1999, cuando Esperanza Aguirre como ministra de Cultura aprobó la primera partida presupuestaria para financiar la obra, el diccionario ha tardado cerca de doce años en publicarse. El actual diccionario biográfico de Oxford comenzó a escribirse en 1992 y su primera edición salió en 2004. Doce años después.

Anes parece ignorarlo todo sobre el diccionario de Oxford, con cuyo editor principal hablé hace unos días. No costó 36 millones de euros, sino 25 millones de libras (unos 28 millones de euros). Lo peor es que no sabe que está hablando de dos obras diferentes. "El de Oxford existe desde el XIX y fue ampliado con biografías adicionales estos últimos años", dice.

Falso. El que se inició en 1885 fue el 'Dictionary of National Biography', que fue actualizándose hasta 1996 con todas las personas relevantes que morían cada año. Antes, en 1992, comenzó a escribirse una nueva edición, ya con el nombre de 'Oxford Dictionary of National Biography'. Muchas de las entradas del viejo diccionario se mantuvieron pero reescritas. En el caso de los personajes mínimamente relevantes, se comenzó de cero. Se trataba de dar una nueva visión sobre la historia británica.

El de Oxford no comete la tontería de hacer biografías de personajes contemporáneos. No hay artículos sobre John Major o Gordon Brown. ¿Qué sentido tiene publicar entradas sobre Aznar, Álvarez Cascos o los actuales miembros del Gobierno? ¿Qué van a aportar más de lo que aparece en los periódicos? Por no hablar de encargárselas a personas que tienen un inevitable conflicto de intereses, por ejemplo al haber servido como altos cargos del Gobierno anterior. ¿Qué valor tienen las entradas sobre las infantas con información facilitada por la Casa Real?

Por otro lado, Anes se mueve en un elevado grado de confusión. Afirma que los catedráticos eran cargos de la dictadura.

P: ¿No cree que Suárez no era la persona más apropiada para tratar a Franco debido a su relación con él y a sus cargos en la dictadura?

R: Todos hemos tenido cargos en la dictadura. Los que tenemos cierta edad, claro. Yo soy catedrático desde 1967.

P: Catedrático no es un cargo designado por Franco.

R: Pero había que jurar sobre los principios del Movimiento. La universidad es estatal y es funcionario del Estado.

Por tanto, habrá que creer que José Luis López Aranguren fue durante un tiempo un cargo de la dictadura.

La perla definitiva está en la última respuesta de la entrevista de El País. Anes se retrata con una tronchante explicación sobre por qué no hay más mujeres en la RAH.

P. ¿Qué le falta a la Academia?

R. Más mujeres. Las hay muy preparadas pero menos que los hombres. Hay una cuestión: un historiador necesita disponer de muchas horas para documentarse en los archivos. Y por desgracia, en las mujeres esas miles de horas están dedicadas a criar a sus hijos y a ser amas de casa.

La culpa es de las mujeres y de su obsesión por la limpieza. Si pasaran más tiempo en los archivos y menos con la aspiradora, tendríamos más mujeres en la RAH.

Menudo personaje.

Posted by Iñigo at Junio 4, 2011 05:51 PM

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Comments

La entrevista del País roza el surrealismo. Como decía alguien en los comentarios parece sacada de El Mundo Today...

Posted by: Juan Carlos at Junio 4, 2011 07:24 PM

La historiografía española da para mucho más. Este personajillo no debería estar ahí.

Posted by: Olivo at Junio 4, 2011 08:14 PM

Cuando lo del decreto de Humanidades de la exministra de educación Aguirre, el señor Anes ya se paseó por las televisiones diciendo que en los libros de texto de historia de Euskadi y Catalunya se tergiversaba la historia de España. Yo creo que lo único que le permite pasearse por el mundo con esta caradura es su ignorancia. País ...

Posted by: Jordi at Junio 5, 2011 03:28 AM

Anes dimisión, queremos que la Academia esté dirigida por demócratas y no por pseudofranquistas. Ah, enhorabuena por el marquesado.

Posted by: anes es burro en francés at Junio 8, 2011 11:27 AM