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Julio 12, 2011

Murdoch se queda solo

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Es una sensación desconocida para Murdoch. El empresario de comunicación más poderoso del Reino Unido se ha convertido en un producto tóxico del que todo el mundo quiere alejarse a la carrera, incluido el Gobierno de David Cameron. Los conservadores han anunciado que votarán el miércoles a favor de la moción presentada por los laboristas en la Cámara de los Comunes. La oposición quiere que el Parlamento pida a Murdoch que retire la OPA sobre el total de las acciones de BSkyB, cuya gestión ya controla.

El texto de la moción es bastante breve: “La Cámara cree que el interés público exige que Rupert Murdoch y News Corporation retiren su oferta por BSkyB”. Son sólo 22 palabras, pero sonarán como un estampido en los oídos de Murdoch. Por primera vez, no puede contar con que los políticos complazcan sus intereses económicos.

Se trata de una declaración testimonial, no vinculante para una empresa privada. Pero si, como es probable, se aprueba casi por unanimidad, tendrá un peso político evidente. Preguntaron a un portavoz del primer ministro qué pensaba que debería hacer News Corporation en ese caso. Su respuesta fue: “En última instancia, esa es una decisión de News Corporation pero siempre esperamos que la gente se tome en serio lo que tenga que decir el Parlamento”.

La inesperada decisión de los tories también se debe a que la votación iba a salir adelante al recibir el previsible apoyo de los liberales demócratas. Perder la votación y aparecer ante la opinión pública del brazo de Murdoch eran dos opciones muy poco atractivas.

El giro de los conservadores supone una importante victoria personal para Ed Miliband, dispuesto desde el primer momento a no dejar que las excelentes relaciones de la prensa de Murdoch con los anteriores gobiernos de Tony Blair condicionaran su respuesta al escándalo. Hace una semana, todos los medios de comunicación hablaban de las dificultades de Miliband para consolidarse como líder del partido y poner en práctica una oposición creíble al Gobierno. Ahora es él el que lleva la iniciativa y el que obliga a los conservadores a tomar decisiones inimaginables hace sólo unos días.

Los ánimos en el Gobierno no están en su punto más alto. Parte del grupo parlamentario está muy descontento con la gestión de la crisis. Todos coinciden en que no esperaban que el escándalo adquiriera estas dimensiones. Lo dijo de una forma muy gráfica una fuente del Gobierno al Daily Mail: “Ya sabíamos que íbamos a tener que comernos una sandwich de mierda por el tema de BSkyB. Lo que no esperábamos es que fuera una cena de tres platos”.

Lo mismo debe de pensar Scotland Yard. La negligencia de la policía en la primera investigación fue el plato principal de la comparecencia de varios altos mandos policiales ante una comisión parlamentaria. Ahí estaban tanto los que están investigando ahora el escándalo de escuchas de móviles como los que detuvieron a un periodista y un detective privado en 2007 y luego cerraron el caso de forma sospechosamente apresurada.

La imagen de la policía no salió muy bien parada de la comparecencia, pero eso no es nada comparado con la de las empresas de Murdoch. El policía que dirigió la investigación les acusó de haber obstaculizado el trabajo policial: “Si News International hubiera ofrecido alguna cooperación real en vez de prevaricar y contar lo que ahora sabemos que son mentiras, no estaríamos aquí hoy”, dijo Peter Clarke.

El problema es que los agentes pertenecían a la unidad antiterrorista, porque todo comenzó cuando se empezó a sospechar que el News of the World tenía acceso al buzón del móvil del príncipe William. Cuando se produjeron dos detenciones –un periodista y un detective privado–, el caso se cerró porque los agentes tenían cosas más importantes de las que ocuparse, según el testimonio de los mandos policiales.

Lo que es indudable es que la policía sabía que había muchas más personas implicadas. “No sólo tenía sospechas” sobre la conducta de la prensa de News International, dijo Clarke. Estaba seguro de que la empresa “estaba escondiendo algo”.

Otro mando policial, John Yates, lo pasó mucho peor porque en 2009 dijo que la investigación anterior “no había dejado piedra sin remover”, lo que ahora todo el mundo sabe que no es cierto. Yates pidió disculpas, pero no mucho más. Dejó boquiabiertos a los diputados cuando reconoció que en 2009 –cuando The Guardian retomó la historia– se limitó a revisar durante el caso durante una jornada de trabajo y decidió por su cuenta sin consultar a la fiscalía que no tenía sentido reabrir la investigación.

Los diputados no quedaron muy impresionados con las explicaciones. “Todo esto me recuerda más a Clouseau que a Columbo”, dijo el laborista Keith Vaz.

El momento más tenso se produjo cuando una diputada preguntó al ex número dos de Scotland Yard Andy Hayman si había recibido dinero de los periodistas de News International. “No me puedo creer que sugiera eso”, dijo un indignado Hayman después de negarlo. La diputada se refería a sobornos o regalos a cambio de información, evidentemente. Dice mucho del estado de la política británica que los diputados crean que deben preguntárselo a los mandos de Scotland Yard. Nadie se cree ya los desmentidos más normales.

Los policías confirmaron que son cerca de 4.000 las víctimas potenciales de la trama de escuchas de móviles, en concreto 3.870. Nadie sabe cuántos de ellos vieron comprometidas la confidencialidad de sus comunicaciones, pero todos se temen lo peor. Scotland Yard tiene esos nombres, pero sólo se ha puesto en contacto con 170 de esas personas. Les queda mucho trabajo para este verano.
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El momento en que preguntan a Hayman si recibió dinero de News International.

Posted by Iñigo at Julio 12, 2011 10:11 PM

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Comments

Que bien cuentas toda esta historia que es tan apasionante.
Y pobrecillos los 3.870 ¡Que putada les han hecho!

Posted by: juliopenas at Julio 13, 2011 10:37 AM