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Enero 13, 2006

El general se queda mudo

El general Geoffrey Miller reaparece en el escándalo de Abú Ghraib y de forma muy poco lucida. El gran alcaide de Guantánamo enviado a Irak para compartir su 'útil' experiencia ha declarado en un consejo de guerra contra dos militares acusados de utilizar sus perros para intimidar a los presos de Abú Ghraib.

¿Declarar? No del todo. Miller se ha acogido al artículo 31, el equivalente a la Quinta Enmienda: el derecho a no incriminarse a sí mismo en su declaración. Un general de dos estrellas del Ejército de EEUU se ve obligado a emplear el mismo recurso disponible en el sistema judicial para cualquier presunto delincuente.

¿Qué hay detrás de esta sorprendente decisión? Sólo lo saben él y su abogado, pero bien puede ser que haya que buscar la razón en el paso dado por otro personaje bien conocido por los que han seguido esta historia: el coronel Thomas Pappas, jefe de la 205 Brigada de Inteligencia Militar, el hombre al que el alto mando militar entregó el "control operativo" de Abú Ghraib.

Pappas ha aceptado la oferta de la fiscalía de recibir inmunidad en sus testimonios ante futuros juicios. ¿Es un intento de callar a Pappas o de que incrimine a alguno de sus superiores? Eso es algo que no sabemos. Lo que importa aquí es que ésa es una información que, quizá, también desconozca Miller.

En mayo de 2005 escribí:

Thomas Pappas es el mismo militar que le dijo a su segundo, el teniente coronel Steve Jordan, sobre la muerte de un preso entregado por la CIA en Abú Ghraib: "Si yo caigo, no lo voy a hacer solo. Esos tipos de Langley [de la CIA] caerán conmigo".

Si habla este coronel, hay gente importante que va a tener problemas para conciliar el sueño.

En principio, Pappas se había librado de ser procesado por su intervención en los abusos de Abú Ghraib. La oferta de inmunidad demuestra que al menos sabe cosas que pueden interesar a la fiscalía y que él tiene razones de peso para aceptarla. No creo que haya sentido de repente la necesidad imperiosa de colaborar con la justicia.

En el fondo del asunto, está la respuesta a ciertas preguntas: ¿quién autorizó el uso de perros para presionar a los presos? ¿Hubo algún general que sugirió u ordenó a Pappas esta técnica?

De momento, Miller prefiere no contestar a esta pregunta. Por si acaso.

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El artículo del Post se une a la lista de documentos del wiki de Abú Ghraib. Esta historia aún no ha terminado.

Posted by Iñigo at Enero 13, 2006 12:54 AM

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