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Junio 23, 2010

Otro general Custer

Cuando la estrategia de una guerra se basa en una ficción, no es extraño que una tormenta en la que caen cuatro gotas se convierta en una riada. En Washington, la gran pregunta a estas horas es si Obama destituirá al general McChrystal al frente de las tropas norteamericanas en Afganistán. Todo por un reportaje aparecido en la revista Rolling Stone. Inconvenientes de la democracia. A veces, sólo a veces y no con mucha frecuencia, un periodista entra en el santuario del poder y lo que encuentra no son vírgenes vestales adorando al dios verdadero.

Lo que aparece en las primeras páginas del artículo es un general rodeado por un grupo de guerreros, que tienen una deplorable opinión de casi todos sus jefes, de los responsables políticos del país, incluido su presidente, que es, como dicen allí, el comandante en jefe. Varios de ellos --McChrystal el primero-- proceden de las Fuerzas Especiales, donde el respeto a la autoridad y la cadena de mando son una molesta obligación. De puertas para adentro, todos los jefes son unos imbéciles.

The general's staff is a handpicked collection of killers, spies, geniuses, patriots, political operators and outright maniacs. There's a former head of British Special Forces, two Navy Seals, an Afghan Special Forces commando, a lawyer, two fighter pilots and at least two dozen combat veterans and counterinsurgency experts. They jokingly refer to themselves as Team America, taking the name from the South Park-esque sendup of military cluelessness, and they pride themselves on their can-do attitude and their disdain for authority.

El vicepresidente Biden, el consejero de Seguridad Nacional James Jones, el embajador norteamericano en Afganistán, Holbrooke..., todos son unos ineptos o unos payasos. La única que no es aniquilada es Hillary Clinton. Sólo porque su reacción ante cualquier duda parece ser: lo que diga McChrystal. Obama no sale muy bien parado de la refriega de opiniones.

"It was a 10-minute photo op," says an adviser to McChrystal. "Obama clearly didn't know anything about him, who he was. Here's the guy who's going to run his fucking war, but he didn't seem very engaged. The Boss (McChrystal) was pretty disappointed."

Sólo ya con eso, McChrystal debería ser destituido (aunque hay quien no comparte esa opinión). Las comparaciones con Douglas MacArthur han sido inmediatas e inevitables. Cualquier puede imaginar que en el momento de la verdad, cuando esos militares reciban una orden de Washington con la que discrepen, harán todo lo posible para boicotearla. Si tienen que atacar Little Big Horn a toque de corneta, no habrá un idiota de Washington, aunque haya sido elegido por sufragio universal, que pueda impedir la ofensiva.

La segunda parte del artículo es más interesante. No tiene tantas frase estupendas y no es tan original, en la medida de que arma un relato que ya ha aparecido en otros reportajes. Revela que McChrystal ha recibido de Obama todo lo que quería sin que su estrategia tenga más posibilidades de éxito que las que tenían sus fracasados predecesores.

A los guerreros de McChrystal, les puede encantar el olor de napalm por las mañanas, pero al final su jefe es consciente de una vieja verdad de la guerra contra un movimiento insurgente. Cada civil eliminado equivale a diez nuevos reclutas para la causa del enemigo.

El general no es un iletrado en este tipo de guerra. Sabe que sin un aliado local potente (el Gobierno de Karzai) sus posibilidades de éxito se reducen a cero. De ahí que sea de los pocos responsables políticos y militares norteamericanos que conservan sus esperanzas en Karzai. Hace todo lo posible para tener implicado al presidente afgano en la misión militar. Lo que, teniendo en cuenta cuál es la situación real del país, indica que o está desesperado o ha apostado todo su dinero a un caballo cojo. Es lo mismo que se puede decir de toda la estrategia norteamericana en Afganistán.

Esta segunda parte del artículo demuestra que la posible destitución de McChrystal sería casi irrelevante. Pueden poner a otro general más respetuoso con sus superiores y que no sea tan torpe como para dejar al presidente de EEUU a la altura del barro, pero por lo demás eso no tendría mucha influencia en el campo de batalla.

McChrystal ya ha pedido disculpas. Obama dice que se lo está pensando. Está ante una tesitura en la que no puede ganar. Si lo mantiene en el puesto, muchos de sus partidarios creerán que no tiene lo que hay que tener para hacer frente a los uniformados. Se extenderá la idea de que está en manos de los mismos jefes militares que pusieron en práctica las penosas campañas militares de Bush. Si lo destituye, se arriesga a que las tropas lleguen a la conclusión de que no merece dar la cara por unos jefes que más tarde o más temprano te dejarán tirado por cuatro frases irrespetuosas.

En una guerra sin opciones de victoria, el caso de McChrystal simboliza muy bien el callejón sin salida de los responsables políticos y militares. Todas las alternativas son malas. Por ser más explícito, la mierda ya ha cubierto a todos hasta arriba.

Posted by Iñigo at Junio 23, 2010 02:00 AM

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Comments

Resulta bastante discutible que haya guerras sin posibilidades de victoria. Aunque puede ocurrir que, en algunas, la victoria no compense los costes. También es un mito la presunta invencibilidad de las insurgencias. Cualquier repaso de la Historia nos enseña como éstas han sido aplastadas casi siempre, sobre todo si no han podido encontrar ayuda externa.
Tampoco resulta muy apropiada la comparación entre Custer, un general que perdió una batalla en una guerra ganada de antemano, con McChrystal, que intenta invertir el curso de una campaña que se ha degradado progresivamente. En resumen, permítame la observación de que debe trabajar un poco sus conocimientos estratégicos si quiere dedicarse a esto.
El problema de McChrystal tiene más que ver con la frustración de la clase militar norteamericana. Ésta comenzó ya con Bush y Rumsfeld, artífices de una de las guerras peor preparadas de la Historia (Iraq), y del abandono a su suerte de un Afganistán en el que la victoria estuvo durante años al alcance de la mano. Y continúa con Obama, al que ven como un estratega de rueda de prensa, que simplemente intenta librarse de ambos conflictos lanzando cortinas de humo

Posted by: belisario at Junio 23, 2010 02:53 PM

Hay guerras sin posibilidades de victoria cuando las condiciones de victoria no son alcanzables debido a una formulación errónea. Eso es de primero de estrategia, ya lo contaba Von Clausewitz y ha llovido desde entonces.

Obama se encuentra en un "damned if you do, damned if you don't". Si deja pasar las críticas es un blando, si castiga a McChrystal es un susceptible.

Posted by: jn at Junio 23, 2010 03:42 PM

Clausewitz decía en realidad que la victoria puede resultar inalcanzable si la formulación de la estrategia es errónea. Pero también decía que un cambio de estrategia puede reconducir las operaciones hacia un resultado satisfactorio. Es lo que ha ocurrido en Iraq, al menos parcialmente. En primero de estrategia lo que se aprende esencialmente es a no hacer caso de los dogmas.

Posted by: jlcalvoa@eresmas.com at Junio 23, 2010 05:51 PM

Dónde se aprende estrategia?

Posted by: Anonymous at Junio 23, 2010 06:49 PM

Jugando al risk

Yo aprendo aquí:

http://www.conquerclub.com/

Posted by: vktr at Junio 23, 2010 07:26 PM

Bueno, es que las virgenes vestales no adoraron nunca al Dios Verdadero, sino a la Diosa Vesta ;-). Un saludo.

Posted by: lamastelle-detallista at Junio 23, 2010 10:32 PM