Cuando pase todo esto, tendremos claro que una de las grandes frases de la pandemia fue la de esa niña valenciana que dio el mejor consejo científico posible sin necesidad de haber estudiado epidemiología. «Es mejor eso que morirse», dijo sobre la obligación de llevar la mascarilla en el aula, y era imposible superar tanta sabiduría expresada en sólo cinco palabras. Las hijas de Mónica García ofrecieron el día después de las elecciones de Madrid una respuesta apropiada al varapalo sufrido por la izquierda con la reelección triunfante de Isabel Díaz Ayuso. «Muy bien, mamá (risas), has quedado segunda (más risas), no está mal», comentó divertida la futura líder de la oposición como portavoz de Más Madrid. El típico comentario de las madres cuando sus hijos vuelven a casa decepcionados por un mal resultado en ese escenario de competitividad feroz que es el patio de un colegio.
No siempre esa respuesta sirve de mucho con los niños, pero los políticos de la izquierda no deberían rechazarla. Es mejor eso que morirse. Es mejor eso que quedar tercero o cuarto en las elecciones madrileñas. Es mejor eso que tener que abandonar la política. Es mejor perder unas elecciones en una comunidad autónoma que en todo el país. Hay grados en el hundimiento cuando las cosas van muy mal.
Que se lo pregunten a Ángel Gabilondo, al que su partido quiere enseñar la puerta de salida cuanto antes. El PSOE pretende que su candidato abandone la Asamblea y deje que sea otra persona la que dirija el grupo en estos dos años de legislatura. Los socialistas aspiran a llevar a cabo una refundación del partido en Madrid, que es una de las frases más repetidas en la política española desde los años ochenta. El PSOE madrileño siempre se está reconstruyendo, lo que quiere decir que Ferraz se ocupa de solucionar los problemas que la dirección nacional del partido ha creado antes con el nombramiento de líderes regionales y candidatos que dejan una escasa huella en la opinión pública. Sigue leyendo