Cruella de Vil contra los indultos

«La libertad de expresión está sometida», anuncia Rosa Díez. No es la primera vez que lo dice ni será la última. Lo volvió a comentar en los desayunos de NEF Online de este viernes. La maldad del Gobierno de Pedro Sánchez alcanza también al derecho de expresar opiniones políticas, que está severamente limitado. Tanto que no sólo se invitó a Díez a este foro en el que se recibe a políticos y empresarios, sino que fue entrevistada el martes en La Hora de La 1, el programa matinal de TVE, para hablar sobre la manifestación contra los indultos a los presos del procés. Habrá más entrevistas en televisiones y medios escritos en los días anteriores a la manifestación del 13 de junio. Cuanta menos libertad de expresión hay, más veces encuentras en los medios a los que se oponen al Gobierno. Dentro de la cabeza de Díez, es de una lógica aplastante.

Recuerda al sketch protagonizado por Lisa Kudrow en el programa de humor ‘Death to 2020’. En el papel de portavoz extraoficial de Donald Trump, denuncia con energía que «las voces conservadoras están siendo siendo silenciadas» y pasa a citar todos los medios en que aparece reiterando lo mismo, incluido «mi libro que está en la lista de bestsellers del New York Times que se titula precisamente ‘Las voces conservadoras están siendo siendo silenciadas'». Es un silencio absoluto, como un muro infranqueable, y no hay día en que te puedas librar de escuchar a alguien decir en todos los medios que lo están silenciando.

Así que habrá que contar qué dijo el viernes Rosa Díez no sea que la libertad de expresión se vea «sometida». O quizá todo sea un truco del Gobierno para que no haya un día sin una entrevista a Díez con la que conseguir su artero propósito de que las voces conservadoras queden silenciadas.

Una vez que quedó claro que el Gobierno de Pedro Sánchez pretende conceder los indultos, medios conservadores informaron de que la ofensiva del PP no incluiría manifestaciones en la calle «para evitar otra foto de Colón». A los pocos días, sabiendo que Vox sí iba a realizar concentraciones, el partido dio el giro completo: acudirá a la manifestación organizada por Unión 78 –el grupo de Rosa Díez–, montará mesas en la calle para recoger firmas y presentará mociones en miles de ayuntamientos. También pretende recurrir al Tribunal Supremo, lo que le puede suponer un patinazo jurídico, porque el PP no estuvo personado en la causa contra los responsables de la Generalitat que convocaron el referéndum de octubre de 2017.

Las dudas del PP se disolvieron cuando Unión 78 convocó la cita del 13 de junio. La plataforma fundada por Rosa Díez, Fernando Savater y María San Gil en febrero de 2020, se presentó como un «¡Basta Ya nacional!» con la evidente intención de recordar los años de lucha contra el terrorismo de ETA e identificar a los partidos de izquierda con la amenaza que supuso la organización terrorista.

Es una idea que repitió Rosa Díez en su intervención del viernes. El Estado derrotó a ETA, pero ahora resulta que el Estado es tan peligroso como lo era ETA. El Gobierno se dedica a «robarnos paso a paso nuestras libertades». «La dignidad democrática que Sánchez nos quiere arrebatar». «Sánchez está indultando la historia de ETA cuando está acercando a los terroristas a las cárceles del País Vasco». Cómo es posible que el Estado esté celebrando a ETA cuando envía a un preso desde una cárcel de Madrid a otra de Zaragoza es uno de esos misterios sobre los que no conviene preguntar porque te colocarán en el bando de los enemigos de la libertad.

La dispersión fue una decisión política de los gobiernos de la época para quebrar la cohesión interna del grupo terrorista en las prisiones. ETA ya no existe y no hay razones políticas que justifiquen mantenerlos lo más lejos posible del País Vasco. Tampoco legales. Las sentencias que los condenaron no decían nada sobre los centros penitenciarios en que debían cumplir la pena.

Rosa Díez no hace más que hablar de la ley, pero esa parte se la salta. Sí habla mucho de la «dignidad democrática», que es un concepto muy maleable. Significa lo que cada político quiere que signifique.

Ya ha conseguido que el PP y Ciudadanos se unan a Vox en el apoyo a la convocatoria y la asistencia de sus líderes. Eso provocará una situación similar a la del otro mitin de Colón de febrero de 2019, cuando los tres partidos se juntaron en Madrid en la protesta contra la mesa de negociación de los gobiernos central y catalán. Y eso que de esa negociación no salió ningún acuerdo. Sólo que se reunieran ya era un atentado a la Constitución.

Para Díez, no sólo no habrá ahora «foto de Colón», sino que es de mala educación preguntar por ello. Típico de algunos medios que pretenden «anular la movilización ciudadana». A los fotógrafos les recomienda que «vayan con un gran angular», por lo que hay que deducir que su idea de la libertad sólo acepta planos generales. Los teleobjetivos serían un ataque a la Constitución.

«Cada uno se pondrá donde quiera», dijo. Cuando vean a Abascal, Casado y Arrimadas se moverán rápido en dirección contraria para que no les pillen juntos. Los fotógrafos lo tendrán complicado para hacer la foto con independencia del objetivo que utilicen.

Todo es tremendo y dramático con Rosa Díez. La democracia siempre está a punto de perecer. La libertad de expresión ha sido anulada. La izquierda no parará hasta acabar con la Constitución. Sus adversarios políticos son en realidad sus enemigos por ser enemigos de la libertad. Como Cruella de Vil, le encantaría hacerse un abrigo con la piel de Pedro Sánchez y de sus pérfidos socios. Sería un acto de justicia constitucional. Como el republicano ultraconservador Barry Goldwater, seguro que piensa que «el extremismo en la defensa de la libertad no es un vicio, y la moderación en la búsqueda de la justicia no es una virtud». Sólo de la idea de la libertad que acepta Rosa Díez, en la que no menos de la mitad de los ciudadanos lo tiene difícil para encajar.

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