Damasco está a punto de infligir la derrota definitiva a los insurgentes

La imagen de decenas de miles de personas que se dirigen a la frontera con Turquía es la mejor muestra de que la última ofensiva del Ejército sirio contra los grupos insurgentes en Alepo nunca ha estado tan cerca de tener éxito como ahora. El apoyo aéreo ruso está siendo decisivo, como lo ha sido en otros puntos, para que los militares, ayudados por milicianos de Hizbolá, obtengan una ventaja estratégica decisiva.

Fue el primer ministro turco, Ahmet Davutoglu, el que dio la cifra de 70.000 nuevos refugiados en los últimos días con la intención de pasar a Turquía, una cifra probablemente exagerada. En la tarde del viernes, fuentes de la ONU calcularon que entre 15.000 y 20.000 personas estaban en la zona fronteriza. pero la cifra no dejará de aumentar mientras haya posibilidades de escapar.

Todos ellos temen que si no tomaban ahora la decisión de escapar, no podrían hacerlo en el futuro. El Ejército está a punto de cortar por completo la conexión entre Alepo y la frontera turca (ese parece ser el caso del camino que lleva hacia el norte, no así para los que aún pueden huir hacia el oeste, donde persiste un corredor que muy pronto desaparecerá), lo que dejará a los insurgentes sin posibilidad de recibir suministros desde el país vecino.

Los habitantes de Alepo (unos 300.000 viven en las zonas de la ciudad controladas por los insurgentes) que han emprendido la huida saben de qué están huyendo. Temen que cuando Alepo quede rodeada será sometida a continuos bombardeos y a un cerco por hambre, como los que se han sufrido en otras zonas de Siria. Es en ese momento cuando la decisión de juntar todo el dinero que tengan y la ropa que puedan llevar encima se convierte en una opción tan desesperada como lógica.

frontera siria

Una refugiada siria se dirige el viernes a la frontera de Oncupinar en Kilis, Turquía.

Algunos analistas consideran que esto es el principio del fin para los insurgentes sirios, que dejarían de ser una fuerza capaz no ya de derrotar a Damasco, sino de representar una amenaza real. Alepo es importante por razones simbólicas (antes de la guerra era la ciudad más poblada del país) como por su cercanía a la frontera turca. El norte del país fue escenario desde finales de 2014 de importantes avances de los insurgentes gracias a una coalición de grupos en la que el Frente Al Nusra, vinculado a Al Qaeda, era la fuerza predominante. Fue precisamente esa ofensiva, centrada en la provincia de Idlib, la que provocó la decisión de Moscú de aumentar su ayuda militar a Asad y enviar decenas de aviones.

Al Nusra parece consciente de que la intervención rusa y lo ocurrido sobre el terreno en los últimos meses ha cambiado por completo el balance estratégico. Por eso, en enero propuso a otro grupo, Ahrar al-Sham, la fusión de ambos en una sola organización. Estaba dispuesta a abandonar su nombre, pero no su relación con Al Qaeda. Ahrar al-Sham, que ya colaboró con Al Nusra en la ofensiva de Idlib, rechazó la idea. En una nueva confirmación de que un frente unido insurgente es imposible –y eso sin contar a ISIS–, Ahrar al-Sham dejó claro que la suya es una lucha circunscrita a Siria y que no es una yihad global, una idea a la que Al Nusra nunca renunciará por su conexión con Al Qaeda.

Para confirmar esa división, días después del fracaso de esas conversaciones hubo enfrentamientos armados entre estos dos grupos insurgentes en dos ciudades. Otros grupos mediaron para acordar una tregua que no es probable que dure mucho tiempo.

Si los enemigos de Asad pierden la posibilidad de recibir suministros desde Turquía, la capacidad de influir del Gobierno de Ankara en la guerra siria quedará reducida al mínimo. Moscú se ha adelantado a una posible reacción turca a la desesperada con el anuncio de que Turquía podría enviar soldados a territorio sirio, supuestamente con la excusa de gestionar la situación humanitaria de estos nuevos refugiados. No se aprecian indicios sobre el terreno de que esto sea así, pero quizá los rusos estén enviando un mensaje a Ankara para que descarte esa posibilidad.

Algunos titulares indican que con esta ofensiva sobre Alepo los insurgentes están a punto de perder la guerra. Quizá sea exagerado, pero lo que es seguro es que los enemigos del Gobierno han perdido ya la capacidad de provocar una situación en la que el régimen se venga abajo. Lo que parecía que podía ocurrir cuando tomaron Idlib y empezaron a amenazar la provincia costera de Latakia, ya es imposible.

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