EEUU refuerza las sanciones a Irán, uno de los países más castigados por el coronavirus

La noticia fue recibida con incredulidad en muchos países. El Departamento de Estado de EEUU anunció el martes nuevas medidas para reforzar las sanciones contra Irán, precisamente cuando el país sufre uno de los peores castigos por el avance del coronavirus. La emergencia sanitaria global no parece suficiente para que Washington ponga un paréntesis temporal en su intento de acabar con el Gobierno iraní a través de una guerra económica.

La cifra de muertos en Irán ha superado este miércoles el millar al pasar de 988 a 1.135 en las últimas 24 horas. El número total de infectados es ya de 17.361. Las autoridades se enfrentan ahora a un nuevo reto porque este viernes comienzan las celebraciones del Año Nuevo iraní, que habitualmente se prolongan durante dos semanas. No cesan de recomendar que los ciudadanos limiten a lo imprescindible los desplazamientos entre ciudades y en las calles de la población. Hasta ahora, sin mucho éxito. «De forma desesperada, reclamo a la población que se quede en casa», ha dicho el viceministro de Sanidad, Alireza Raisi. «En los bazares sigue habiendo muchas personas y la gente sigue viajando».

La lentitud del Gobierno iraní en reaccionar, la falta de recursos sanitarios y económicos y las sanciones impuestas por Estados Unidos han hecho que los pronósticos de los expertos sean muy pesimistas en relación a Irán. Una simulación realizada en un centro científico de la Universidad de Teherán ha ofrecido una estimación que incluye el peor escenario posible. En ese caso, la pandemia no llegaría a su punto más alto de incidencia hasta mayo y la cifra de muertos podría llegar hasta 3,5 millones. La previsión optimista es que la crisis alcanzará su pico en una semana y que causará el fallecimiento de 12.000 personas.

Es posible que la realidad acabe en un punto intermedio, pero todo depende de las medidas de contención que ponga en marcha el Gobierno y su efectividad en la sociedad. Ahí el problema reside en que el Gobierno no está dando una respuesta unida por las diferencias entre autoridades políticas y militares. El líder religioso del país, el ayatolá Jamenéi, ordenó con un decreto a las Fuerzas Armadas que tomen el control de la situación y que se coordine con el Gobierno. Los militares quieren que se cierre Teherán y otras zonas del país con medidas de confinamiento similares a las de China. El presidente, Hassan Rohaní, se negó porque el Gobierno no tiene medios económicos suficientes para asistir a la población si no puede acudir a sus trabajos. Por eso, no ha declarado el estado de emergencia. El alcalde de Teherán ha admitido que no están en condiciones de aplicar la cuarentena a toda la capital, de nueve millones de habitantes.

Hace ya varias semanas, las autoridades suspendieron el cerro semanal de los viernes, pero no cerraron hasta hace unos días los santuarios religiosos que suelen recibir miles de visitantes. Incluso en algunos de ellos grupos de fieles han protestado la clausura y desobedecido a los agentes.

Las últimas sanciones norteamericanas son de un impacto menor que las aprobadas con anterioridad. Pero confirman que EEUU no tiene la intención de permitir que se levanten para no ayudar en la catástrofe humanitaria que se está produciendo en Irán. El argumento de EEUU es que las sanciones no afectan a los envíos de material médico. Como explica Mehdi Hasan, las excepciones no tienen ningún valor, porque bancos y empresas de Europa y EEUU se niegan a intervenir en tratos comerciales con el Gobierno iraní por miedo a futuras represalias estadounidenses. Es lo que ocurrió en 2019 con algunas empresas que enviaron material médico a Irán. Por eso, los hospitales del país carecen de número suficiente de mascarillas, respiradores y fármacos, aunque han empezado a recibir suministros de China y otros países.

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