El fútbol como terapia para frustrados

Gregorio Morán, en La Vanguardia, sobre el viaje de Rajoy a Polonia para presenciar un partido de fútbol al día siguiente del rescate bancario:

Sorprende que los analistas políticos no hayan señalado la diferencia entre el jefe del Gobierno italiano, Mario Monti, que tuvo el gesto de quedarse en casa, porque el asunto no está para frivolidades, y Mariano Rajoy que siguió una tradición muy hispana, que por cierto ha impregnado Catalunya de manera inquietante, según la cual el fútbol sirve como vaselina de la realidad. ¡Qué bonito ese empate! ¡Qué finta del destino! Me imagino a ese personal disfrazado con banderas, carne de psiquiatra, emocionado ante la posibilidad de una victoria antes de volver a casa y encontrarse con el paro, la derrota, la crisis, los niños, y su propia inanidad. Volvemos a la mitología del franquismo, el fútbol como terapia para frustrados.

Esta semana, Monti celebró una rueda de prensa conjunta con Hollande durante el segundo partido de la selección italiana en la Eurocopa. ¿Qué probabilidades hay de que Rajoy hubiera hecho algo así?

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4 respuestas a El fútbol como terapia para frustrados

  1. DiTomasso dijo:

    Respondiendo a tu pregunta:

    Ninguna. 0.000000000000000000000

  2. Ale dijo:

    Mientras tanto, en El Mundo, Salvador Sortres decia que no le parecia bien, «sino muy bien», que Rajoy fuera a ver el partido, ya que despues de deslomarse el pobre hombre en su ardua tarea le convenia, hasta se merecia, unos momentos de relax y asueto.

  3. David Peñasco Maldonado dijo:

    Sí, lo está haciendo de putísima madre el hijo de puta…

  4. Mad-Media dijo:

    El furbó es un potente analgésico al que miles de personas viven enganchadas. Es como la metadona, como un alucinógeno. Muchísima gente sólo vive para eso. Es lo único que les hace felices. Encuentran «en el terreno de juego» un discurso paralelo, una filosofía de vida donde todas las tragedias quedan atenuadas, diluidas, simplificadas, desmitificadas, infantilizadas y desdramatizadas. Es una droga tremendamente adictiva y el poder lo sabe. Por eso la TV dedica muchos más minutos en sus «informativos» a las lesiones de ligamentos cruzados que a los asuntos verdaderamente importantes. Para mi los futboleros son gente despreciable que no tienen nada que envidiar a un zombie.

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