Escocia, sus jubilados y sus mujeres

mirror victorianoA veces los sondeos aciertan, quizá no con la cifra exacta, pero sí con el resultado. Parecen contradecirse con el ambiente en la calle o en la calle de las redes sociales, o con el impacto ante la opinión pública que tiene el hecho de que unos políticos lleven la iniciativa, y otros les sigan con la lengua fuera.

Escocia ha votado contra la independencia por una diferencia de 10,6 puntos, muy superior a la marcada por los sondeos y por el ambiente de pánico que se vivió en Londres en la última semana de la campaña (y de euforia en los círculos nacionalistas del norte). Es una demostración de que una parte de las quejas de los partidarios del estaban justificadas: la política y los medios de comunicación británicos suelen mostrarse bastante indiferentes a lo que ocurra en Escocia, y a veces parece que su nivel de conocimiento de los asuntos escoceses es manifiestamente mejorables.

La participación fue del 84,5%, un récord en cualquier contienda electoral en el país desde la aprobación del sufragio universal en 1918. Sin duda, un éxito de movilización democrática, pero insuficiente para Alex Salmond. Habría necesitado más papeletas en Glasgow (75%) y Dundee (79%), dos de los distritos donde ganó el .

Las encuestas sí anunciaron la victoria del no y dieron algunas pistas sobre su letra pequeña. Otro sondeo, hecho el día de la votación, ha venido a confirmarlas. Los mayores de 65 años y las mujeres fueron los grupos que arrojaron algunos de los porcentajes más claros contra la independencia. El 73% de los jubilados votó no, como también lo hicieron el 56% de las mujeres. Este último dato se veía venir, pero se creía que el voto de los hombres lo podría equilibrar. Eso no ha ocurrido: según este sondeo, el 53% de los hombres votó en contra.

Al otro lado, los jóvenes se mostraron como el mejor frente de la causa nacionalista. Votó sí el 71% de los jóvenes de 16 y 17 años, el 48% de los que tienen entre 18 y 24, y el 59% en el caso de los que tienen entre 25 y 34. Habrá quien piense que eso garantiza que dentro de 10 o 20 años se celebrará otro referéndum con resultado diferente. No se puede dar por hecho. La gente cambia, incluidas sus circunstancias personales o ideológicas, la realidad económica puede ser menos propicia, los líderes propios menos brillantes…, en definitiva, resulta muy difícil hacer pronósticos a 20 años vista.

Ese sondeo está pagado por Lord Ashcroft, un empresario millonario y exvicepresidente del Partido Conservador que paga de su bolsillo encuestas que suelen ser seguidas con interés. En su análisis, explica que la incertidumbre en relación a la libra fue un factor decisivo para los votantes del no. Era un flanco vulnerable de la campaña de Alex Salmond, y sus adversarios lógicamente lo aprovecharon. El 57% de los que votaron no destacan la moneda como uno de los factores que influyeron en su voto de forma decisiva. El 50% de las mujeres que votaron en contra apuntaron al futuro de la sanidad pública.

La incertidumbre (forma elegante de describir el miedo) actúa más en unos colectivos que otros. Los asuntos monetarios de un Estado siempre terminan influyendo en las pensiones. La capacidad financiera del país afecta muchísimo a su capacidad de gasto social. No es que sean temas que a los jóvenes les parezcan irrelevantes, pero para muchos no se encuentran entre sus preocupaciones personales inmediatas. No cuando tienes la oportunidad histórica de la independencia.

Entre los que eligieron la papeleta del sí, hay un motivo que destaca sobre los demás. El 74% cita su rechazo a la «política de Westminster», es decir, a la política tradicional que se lleva a cabo en Londres.

El éxito del Gobierno de Salmond en los últimos años ha hecho que el nacionalismo haya pasado de ser una opción minoritaria a convertirse en el partido clave de Escocia. Esta derrota no cambiará eso. Ahora su protagonismo continuará presente por su participación en las negociaciones con el Gobierno británico sobre el aumento de competencias para Edimburgo. Ese es un debate marcado por la promesa (solemne, se dice en estos casos) de David Cameron, Nick Clegg y Ed Miliband de aprobar esos cambios si vencía el no.

El problema es que esa fue una promesa en el terreno de los principios, pero no incluía detalles. Como en todo asunto fiscal, la pelea será intensa. Se sabe que algunos diputados conservadores tampoco estaban muy de acuerdo con la oferta, aunque eso no debe sorprendernos. Son los tories más cerriles que no es que confundan el Reino Unido con Inglaterra, sino que creen que todo el país queda definido por su estrecha y tacaña visión de Inglaterra.

Pero no se puede desdeñar esos recelos porque también tienen que ver con otro proceso paralelo que podríamos definir como el contraataque inglés. Podemos dar por hecho que habrá un intento de reservar competencias similares a Inglaterra, y que también habrá laboristas que lo apoyen. ¿Cómo hacerlo? Hay distintas alternativas (crear una nueva Cámara sólo de representación inglesa o impedir que en los Comunes los diputados escoceses se pronuncien sobre asuntos fiscales únicamente ingleses), pero nada definidas.

El tópico dice en estos casos que nada será igual. Y aunque se diera el caso de que no haya más referendos en Escocia, en este caso se puede decir que el tópico se ajusta bastante a la realidad.

23.15

salmond

Alex Salmond ha sorprendido a todos. Ha anunciado en la tarde del viernes que dimitirá como primer ministro de Escocia (y líder de su partido) para asumir personalmente el fracaso del referéndum por la independencia. Puede que haya sido derrotado, pero sigue siendo el político más popular de su país (es decir, Escocia).

Salmond había dicho en la campaña que no tomaría una decisión como esta, así que sus motivos últimos son aún un misterio. Un animal político de 59 años, en el mejor sentido de la expresión, no va a poner fin ahora a su carrera. Quizá sea una inversión. A corto plazo, ¿quién es la única víctima política del resultado de la consulta? Él, el mismo político que lo apostó todo para que los escoceses tuvieran eso que se llama el derecho a decidir. ¿Quiénes son los que sobreviven y los que está por ver que vayan a cumplir las promesas que hicieron al pueblo escocés si ganaba el no? Cameron, Miliband y Clegg, los mismos que ahora se pelearán por saber cuántas competencias deberán tener… ¿los escoceses? No, los ingleses.

La partida no ha terminado.

 

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