La bandera del asesino

roof bandera

Los símbolos de identidad son siempre explosivos. Significan tantas cosas para tanta gente diferente que es difícil delimitar dónde termina un sentimiento legítimo y dónde comienza el llamamiento al odio al que es distinto. Pocos ejemplos tan claros de eso como la bandera de la Confederación de EEUU (el emblema de los sudistas en la guerra civil de EEUU).

El debate es ahora allí más fuerte que nunca. Dylann Roof, el presunto asesino de nueve personas en una iglesia de Charleston (Carolina del Sur), posó en fotos junto a la bandera, lo que ha llevado a que se extienda un movimiento de protesta que reclama que desaparezca del Capitolio del Estado.

En cierto modo, el título de este artículo, con ser cierto, es también injusto con todas aquellas personas en el Sur de EEUU que respetan ese símbolo por considerarlo una parte de su herencia histórica, y por tanto de su identidad, y que nunca pensarían en matar a alguien. Puede que incluso no alberguen ideas racistas. Pero hay algo que no pueden negar: todos los racistas de EEUU profesan devoción por ese símbolo. Los de ahora y los de antes, y también los que combatieron contra los Estados Unidos de América en el siglo XIX.

 

 

En los 90 hubo una polémica similar a cuenta de la bandera del Capitolio, sin mediar crimen previo. Creo que fue durante la campaña presidencia del 92 en la que los demócratas presentaban una candidatura con dos sureños: Clinton y Gore. Lo cierto es que incluso se puede encontrar ‘merchandising’ electoral de ellos con esa bandera.

Estuvo ondeando en lo más alto del legislativo hasta que en el año 2000 se colocó a la altura de la calle dentro del recinto oficial como parte de un Memorial de la Guerra Civil. Ese traslado se hizo gracias a un pacto que obliga a una mayoría de dos tercios si el Senado estatal vota la retirada de la bandera.

Lo que se plantea ahora no es ilegalizar la bandera, lo que iría contra la libertad de expresión, sino que el Capitolio de Carolina del Sur no la ondee como forma de homenaje oficial. No puedes borrar esa bandera de la historia ni de su uso actual, pero sí dejar de considerarla el símbolo de todo un Estado.

La actitud de la gobernadora de Carolina del Sur, Nikki Haley, resume la de muchos políticos republicanos (no así Mitt Romney, candidato en 2012). Todo es más sencillo cuando puedes decir que «no sabemos» los auténticos motivos de Dylann Roof para llevar a cabo esa matanza. Y si los desconocemos, quizá sea porque se trate de un perturbado mental. Así dejas fuera de cualquier discusión sus símbolos de identidad y también el hecho de que pudiera conseguir armas en un país en el que sabemos que eso no resulta muy complicado.

Si se hubiera tratado de un musulmán, se hablaría de una ideología política de odio contra la que hay que luchar invadiendo países o de alguien que cumple órdenes de un grupo terrorista o se siente inspirado por él. Podemos estar seguros de que en ese supuesto sí que se ‘politizaría’ el crimen y se reclamaría al Gobierno medidas inmediatas.

Como es blanco y racista, hay que desterrar del debate cualquier motivación política o simbólica. Ni siquiera cuando en el caso de Roof dice que pretendía una «guerra civil» con la que acabar con los negros y elogia la segregación del pasado.

Volvamos a las palabras de Nikki Haley: «We do know that we’ll never understand what motivates anyone to enter one of our places of worship and take the life of another». No es que no sepamos ahora qué le hizo cometer ese delito múltiple porque la investigación judicial acaba de comenzar. Es que no los sabremos nunca. Punto.

La bandera confederada aparece en la bandera de Mississippi, pero las de los demás estados del Sur cuentan con colores y formas inspirados en el viejo emblema.

El origen de la bandera está íntimamente ligado no ya a la causa del Sur, sino a la supremacía de la raza blanca. En los años 50, volvió a recuperar un marcado sentido político cuando las instituciones del Sur se rebelaron contra la decisión de Washington de poner fin a la segregación racial en todos los ámbitos de la vida pública. Ya no era sólo un símbolo histórico, sino un estandarte político contemporáneo, enarbolado por todos los grupos ultraconservadores (también el Ku Klux Klan, que nunca la había abandonado) para oponerse a la concesión de derechos políticos plenos a la comunidad negra.

[Una vez más, se demuestra lo inútil que es cerrar los debates sobre la memoria histórica con la excusa de «cerrar las heridas». Las heridas de las guerras civiles nunca se cierran por completo. De una manera u otra, siempre vuelven a abrirse. Es más honesto y práctico afrontar sus consecuencias. O dicho de otra manera: las guerras civiles no pueden quedar encerradas en los libros de historia.]

Según un sondeo de 2014, el 61% de los habitantes de Carolina de Sur está a favor de conservar la bandera donde está (frente a un 33% que dice lo contrario). Tal apoyo se explica por muchas razones. Una de ellas es que siempre elegimos recordar del pasado aquello que no nos deja en mal lugar, lo que no se contradice con nuestras ideas o la realidad contemporánea. El lado siniestro es ignorado o limitado a grupos marginales que no son representativos de la mayoría.

Pero lo que no se puede obviar es que esa bandera era un símbolo racista en el pasado (el lejano y el más reciente) y continúa siéndolo para criminales como Dylann Roof. Es lo que les da fuerza porque les hace creer que forman parte de una lucha que aún no ha terminado.

Lunes

La gobernadora de Carolina del Sur ha anunciado el lunes que «ha llegado la hora de sacar» la bandera de la Confederación de la zona del Capitolio. Nikki Haley ha dicho que «es un símbolo de orgullo y tradición» para muchos habitantes del Estado, pero para otros «es un símbolo profundamente opresivo de un pasado de brutalidad». Algo que pertenece al pasado, pero no al futuro. El asunto debe ser votado en las dos cámaras del Estado por mayoría de dos tercios, pero la gobernadora puede obligar a que se vote antes de que inicien su receso veraniego. Un congresista republicano ha comentado que miembros de ambos partidos llevan un tiempo hablando del tema y que cree que la iniciativa saldrá adelante muy pronto.

 

Jon Stewart sobre la matanza de Charleston.

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