Lev Gudkov: «Los rusos muestran poca compasión por los ucranianos»

Un mural con el rostro de Putin en un edificio de cinco plantas en la localidad rusa de Kashira, en la región de Moscú. Foto: Yuri Kochetkov/EFE

Lev Gudkov lleva décadas estudiando la sociedad rusa desde los tiempos de la Unión Soviética. Como director de Levada, el único instituto independiente de encuestas del país, es uno de los observadores más imparciales de la realidad política. Ahora mismo, es muy pesimista sobre la posibilidad de que haya una contestación en la sociedad contra la guerra de Ucrania, bien porque una parte de la población apoya los objetivos del Gobierno o porque otros se limitan a aceptar el relato oficial que encuentran en los medios de comunicación. Lo explica en una entrevista con Der Spiegel. Aquí pueden leerse algunas de sus respuestas:

«La propaganda del Estado aún consigue forjar un amplio consenso. Muy recientemente, la mayoría de los encuestados, un 53%, creía que la operación militar en Ucrania ha sido un éxito. En general, son gente que ve la televisión estatal y tiene poco acceso a internet, son los rusos de más edad. Pero hay otro sector de la sociedad, más pequeño, un tercio de los encuestados, que dice que la operación no ha tenido éxito».

Sobre las opiniones de estos últimos:

«Dicen que la operación está llevando mucho tiempo, que no se han hecho progresos. La gente se preocupa casi exclusivamente por la derrota militar de su propio país, el caos en el Ejército, la incompetencia de la cúpula militar. Durante años, les dijeron que el Ejército ruso era el más fuerte y que tenía armamento milagroso, pero ese mito se ha evaporado».

Sobre el nulo impacto de la destrucción causada en Ucrania por la guerra en las opiniones de los ciudadanos rusos.

«Los ataques contra Ucrania y las masacres no juegan ningún papel. Los rusos muestran poca compasión por los ucranianos. Casi ninguno habla de que están matando a gente en Ucrania».

No es una sorpresa, para Gudkov:

«La guerra ha expuesto mecanismos en la sociedad que existen desde los tiempos soviéticos. Por pura costumbre, la gente se identifica con el Estado y adopta su retórica sobre la lucha de la patria contra el fascismo y el nazismo, igual que hicieron en los tiempos soviéticos, para justificar la situación. Ha estado presente en la mente de la gente desde hace bastante tiempo, y la propaganda ha activado esos mecanismos. Se cierran ante cualquier compasión y empatía por lo que está sucediendo en Ucrania. Esos sentimientos sólo se aplica a los muertos y heridos propios, son ‘nuestros hombres'».

Un lanzador múltiple de cohetes Grad del Ejército ruso en la región ucraniana de Donetsk.

Sobre si esperaba un apoyo tan claro a la guerra desde el principio:

«No, esta pasividad y sometimiento es decepcionante. Realizamos una encuesta exprés telefónica el 27 de febrero, justo después del comienzo de la guerra. En ese momento, yo aún pensaba que la reacción sería muy crítica contra la guerra. Pero estaba equivocado. El 68% apoyaba la guerra. Yo estaba totalmente en contra de publicar esa encuesta. Nuestros jefes quedaron horrorizados al principio, porque habíamos gastado dinero en ella, del que no tenemos mucho. Pero publicar esos datos en una situación como esa sólo hubiera añadido gasolina al fuego. Publicamos la encuesta más tarde, en marzo, después de que institutos del Gobiernos difundieran sus datos».

Le preguntan si la sociedad rusa es consciente del alto número de bajas en las tropas rusas:

«Realmente no. Estamos experimentando una censura total. Facebook y Twitter están bloqueados. El porcentaje de los que saben cómo saltarse ese bloqueo a través de VPN ha subido de un 6%-8% a un 23%, pero aún es pequeño. La mayoría son jóvenes o habitantes con estudios de las mayores ciudades. (…) Para una clara mayoría, especialmente los rusos de más edad, las únicas fuentes de información creíbles son los canales de la televisión estatal».

Los más jóvenes, especialmente si viven en grandes ciudades, siempre han sido los más críticos con el Gobierno de Putin, y ahora también con la guerra. Después del decreto de movilización de 300.000 personas, centenares de miles de ellos decidieron abandonar el país para escapar del reclutamiento. Esa es una forma de protesta que debilita a la economía, pero no directamente al Gobierno. Gudkov no ve en estos momentos mucho margen para protestas en la calle contra Putin:

«La disposición para participar en las protestas ha caído de forma clara en los últimos meses. La gente tiene miedo de la policía y de la represión. El número de presos políticos se cuenta por centenares. Pero el mayor miedo es al aislamiento si vas contra la mayoría. He hecho esta pregunta en nuestras encuestas durante año: ‘¿Estás dispuesto a luchar (en una guerra) si es necesario?’. Y siempre más del 50% responde: ‘Tenga razón mi país o no, estoy dispuesto’. Desde luego, muchos de ellos no quieren combatir, pero se comportan de una forma conformista hacia el Estado. Hemos visto que aquellos que han podido han huido del país».

La movilización militar sí supuso un fuerte golpe al conformismo en que vive la sociedad rusa, dice Gudkov:

«Cuando se anunció la movilización, fue un shock. La gente lo vio como un anuncio de una derrota. En agosto, el 48% estaba a favor de continuar la guerra, mientras que un 44% apoyaba las negociaciones de paz. Después de la movilización de octubre, cambió: un 57% estaba a favor de las conversaciones de paz, mientras que sólo el 36% quería continuar la guerra».

Gudkov comenta que en las encuestas de noviembre el apoyo a las negociaciones de paz se redujo cuando se anunció que la primera fase de la movilización había terminado, lo que hizo que bajara la preocupación social. Pero la incertidumbre sobre el futuro y el impacto social de la guerra siguen estando ahí. Dice que una mayoría opina que Putin mentía cuando hablaba de una «movilización parcial». Un 63% cree que la movilización continuará. Sobre las expectativas o falta de ellas de los encuestados:

«Las previsiones sobre el futuro se han reducido a unas pocas semanas. Más de la mitad de los encuestados dicen: ‘No sé lo que ocurrirá dentro de un mes’. No es posible planificar o ahorrar el dinero que la mayoría no tiene. La gente cree que la guerra durará durante mucho tiempo».

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