Los anuncios más brutales contra Trump vienen de la derecha

Un grupo de personas está teniendo una actividad frenética en la campaña electoral norteamericana en los últimos meses. No forma parte de los equipos de Donald Trump y Joe Biden, aunque eso no es una novedad en la política de ese país. Lo que sí no tiene precedentes es que sus promotores están atacando con una dureza extrema al candidato de su partido, que no es otro que Trump. Son republicanos que están haciendo todo lo posible para que el próximo presidente sea Biden y lo están haciendo empleando todos los recursos visuales de la propaganda negativa: su objetivo es destruir la imagen del actual presidente.

El grupo se llama The Lincoln Project y empezó a funcionar en diciembre de 2019. Los autores de los anuncios son gente con experiencia en las campañas de Bush, McCain y Romney. Parecen a primera vista muy efectivos no sólo por su calidad técnica, que en general parece muy buena, como por emplear un lenguaje y un estilo narrativo con el que los republicanos llevan décadas metiendo el miedo en el cuerpo a los votantes ante la posibilidad de que un demócrata gane las elecciones presidenciales. Muchos de ellos están dirigidos precisamente a los republicanos al comparar negativamente a Trump con iconos conservadores del pasado (Ronald Reagan) o con la contundencia y agresividad con la que hay que hacer frente a los enemigos del país.

La pandemia es un tema perfecto para su campaña contra Trump. En un anuncio de finales de mayo, cuando el número de muertes en EEUU había superado la cota de 100.000, el montaje es tan simple como demoledor. Un número inmenso de cuerpos cubiertos con una sábana que terminan convirtiéndose en la bandera del país.

En lo que es un recurso recurrente de la propaganda negativa, utiliza la voz de Trump para recordar cómo decía semanas atrás que el número de afectados iba a reducirse «casi hasta cero».

Reaccionan rápido a las últimas noticias. Cuando se supo que la Casa Blanca había distribuido una lista de declaraciones del doctor Anthony Fauci para demostrar que él también se había equivocado, The Lincoln Project contraatacó con un anuncio largo para compararle con Trump.

No se libra ni uno de los temas favoritos de Trump, el muro que iba a levantar para impedir la llegada de inmigrantes desde México. «El único muro de Trump» es el que formarían los ataúdes de las 140.000 personas muertas hasta el día de difusión del vídeo. Sin más audio que el ruido de fondo, excepto una frase final de Trump («nadie construye muros mejor que yo») con la obvia intención de ridiculizarle.

En ocasiones, ni siquiera se molestan en desarrollar un argumento político o denunciar un aspecto concreto de la conducta del presidente. Se trata de burlarse de él –no es difícil si se recurre a una entrevista reciente en Fox News especialmente delirante–, incluyendo risas enlatadas.

Un recurso clásico de los anuncios republicanos contra los demócratas consiste en compararlos en términos desfavorables con los mitos del pasado, como la generación que luchó contra los nazis en la Segunda Guerra Mundial. ¿Se puede relacionar esa época con la pandemia del coronavirus estirando al límite el mensaje? Desde luego si el objetivo es describir a Trump como alguien indigno de la presidencia.

Por la misma razón, Trump no es un enemigo que pueda hacer frente a países como China o Rusia. Con Trump en el poder, «China no puede perder» sobre una imagen de la Casa Blanca teñida del peligroso color rojo. Frente a Putin, Trump es débil y sumiso, curiosamente el mismo argumento con el que los republicanos castigaron a los demócratas durante décadas en la Guerra Fría.

La publicidad negativa en forma de breves píldoras visuales es uno de los elementos que más se destaca de las campañas electorales de EEUU. Tanto es así que mucha gente cree que es infalible. Evidentemente, no siempre es así. Cuanto más obvio es tu mensaje, más fácil es que sólo convenza a los ya convencidos. Pero su eficacia aumenta cuando incide en algo que es percibido por todos como un aspecto vulnerable de un candidato, sea por una parte de su programa político o por su personalidad. Y Trump, no sólo a causa de la crisis del coronavirus, ofrece un amplio abanico de posibilidades en este campo.

La mayoría de sus anuncios se distribuye en redes sociales sin mucho coste. Algunos se han emitido en Fox News o en canales de Washington con la intención de que le lleguen a Trump y obligarle a reaccionar. Lo hizo en Twitter y eso permitió a The Lincoln Project recaudar más dinero. En junio, llegó a gastar 1,4 millones de dólares, lo que le permitió llevar los anuncios a televisiones de los estados que serán decisivos o dedicar algunos específicamente a congresistas republicanos cercanos al presidente. En el segundo trimestre de este año, ha recaudado 16,8 millones. Hay muchos grupos de presión que cuentan con más fondos que The Lincoln Project para la campaña, pero pocos obtienen tanto impacto en Twitter y Facebook.

En términos de crispación, son mucho mejores que los anuncios de la campaña de Biden. Aun así, favorecen al demócrata porque el trabajo más sucio ya se lo están haciendo otros.

Trump ha fagocitado por completo a los republicanos aprovechando las tendencias que ya se habían hecho fuertes en el partido desde los años 90. Los republicanos que se autodenominaban Never Trump han quedado con una influencia ínfima en el partido y ahora han descubierto que su mejor campo de acción es el de la propaganda visual en el año electoral. No hay que olvidar que ser muy influyente en redes sociales no significa que vayas a serlo también en el mundo real, y por tanto en las urnas.

Si se trata de jugar sucio y duro en una campaña electoral, resulta difícil superar a los republicanos. Trump ha empezado a descubrirlo.

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