Mohamed bin Salmán disfruta de un estreno apacible en el G20

Algunos titulares decían que la presencia de Mohamed bin Salmán en la cumbre del G20 en Buenos Aires iba a deparar situaciones embarazosas para algunos líderes que no querrían fotografiarse con él. Nada más lejos de la realidad.

Los primeros momentos de la cita antes de la foto de familia permitieron a Emmanuel Macron tener una rápida conversación con el príncipe heredero saudí, señalado como responsable del asesinato del periodista Jamal Khashoggi por las autoridades turcas y la CIA.

En la breve conversación mantenida en inglés, Macron parece transmitir su frustración con MbS. Este sonríe e intenta tranquilizar al presidente francés o quizá mostrar que no está muy preocupado.

MbS: No se preocupe.
Macron: Sí me preocupo. Me preocupo porque estoy muy exp… (¿expuesto?). (…)
MbS: Me lo dijo. Gracias. (…)
Macron: Nunca me escucha.
MbS: Le escucharé (a Macron). (…)
MbS: No hay problema. Puedo ocuparme de eso.
Macron: Soy un hombre de palabra.

No resulta nada sorprendente, aunque sí algo patético para Francia, que quede tan claro que Bin Salmán no ha prestado hasta ahora mucha atención a los consejos de Macron para solventar la crisis internacional provocada por el asesinato de Khashoggi. Francia es el segundo vendedor de armas a Arabia Saudí (el primero es EEUU) y necesita alguna iniciativa política con la que blanquear la relación con Riad y continuar con las relaciones comerciales con ese país como si nada hubiera pasado.

Posteriormente, fuentes del Elíseo dieron a Reuters una versión más digna de esa conversación para compensar o completar lo que indican las imágenes. Dijeron que Macron insistió en la presencia de expertos internacionales en la investigación del crimen y en la búsqueda de una solución política para poner fin a la guerra de Yemen.

«No íbamos a jugar al escondite durante 48 horas (en la cumbre). No tendría sentido. Si estamos aquí y él está en la mesa, seamos francos. Hay cosas que es necesario decir», dijeron esas fuentes a la agencia.

También tenían una interpretación propia sobre lo que revelaban las imágenes. Contraponían la cara seria de Macron con la sonrisa de MbS, calificada de «algo embarazosa». Es cierto que MbS asiente varias veces como dando la razón a Macron. También que Bin Salmán no puede permitir que una investigación no controlada por él arroje indicios que le señalen como la persona que dio las órdenes para capturar y asesinar al periodista.

Un saludo muy diferente fue el que tuvieron Bin Salmán y Vladímir Putin que se estrecharon las manos como si fueran viejos amigos y se sentaron con grandes risas. Parecían encantados de conocerse y de estar sentados juntos.

Evidentemente, Putin no cree que el asesinato de un disidente sea algo tan importante como para poner en peligro las relaciones con MbS.

Los medios estatales saudíes tenían la orden de sacar las imágenes de los encuentros de MbS con otros líderes, incluida esta conversación con Macron. Estaba clara la estrategia. Demostrar que el caso Khashoggi no ha menoscabado la reputación del que será el futuro rey del país.

Unas horas después, se supo que Bin Salmán también se había visto con el primer ministro indio. Y con la primera ministra británica. Downing Street difundió un comunicado para destacar que Theresa May había pedido que los responsables del asesinato asuman su responsabilidad y que un hecho así no vuelva a repetirse.

La presunta firmeza de May no oculta que concedió a MbS lo que este necesitaba en el G20: una reunión bilateral cuyas imágenes fueron difundidas con rapidez por los medios saudíes.

Acuciado con nuevos problemas en su país en las investigaciones de la presunta interferencia rusa en la campaña electoral, Trump prefirió no tener en público muestras de cariño con Bin Salmán (o con Putin). Se sabe que saludó al saudí, pero no en el momento en que los líderes llegaron para hacerse la foto. El presidente turco Erdogan pasó muy cerca de MbS sin dirigirle la mirada.

Trump envió esta semana al Congreso a los secretarios de Estado y de Defensa para intentar convencer a los legisladores de que no hay pruebas directas que impliquen a MbS en el asesinato de Khashoggi. No tuvieron mucho éxito. Los senadores votaron a favor de admitir a trámite la propuesta de los demócratas Bernie Sanders y Chris Murphy y el republicano Mike Lee para poner fin a la ayuda militar norteamericana a Arabia Saudí en la guerra de Yemen. Fue aprobada por 63 votos a 37, muy cerca de los dos tercios con los que se puede anular un veto del presidente. La proposición inicia ahora su camino parlamentario y si es aprobada, tendrá que ser discutida también por la Cámara de Representantes.

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