Si el PP te hace una promesa por teléfono, ya puedes echarte a temblar

La historia de los viejos reinos de Castilla está llena de traiciones, porque en esa época no había mociones de censura o elecciones anticipadas para solventar las rencillas en la cúpula del poder. Y no hay traición más famosa que la de Bellido Dolfos, personaje con más leyenda que historia real del que se cuenta que asesinó por la espalda al rey Sancho II de Castilla en el sitio de Zamora en el año 1072. El monarca intentaba tomar por la fuerza la ciudad que le había correspondido a su hermana, la infanta Urraca, en el reparto dictado por su padre, Fernando I, y que Sancho quería anular para reunificar todos los reinos del patriarca fallecido. Salió mal.

La actual Castilla y León ya tiene a su Bellido Dolfos contemporáneo en la persona de su presidente, Alfonso Fernández Mañueco, que ha optado por engañar a su socio para asegurarse cuatro años más de poder del Partido Popular en la comunidad. Unos meses después de superar la mitad de su mandato y cumpliendo los deseos de la dirección de su partido, se ha olvidado de las promesas que ha hecho a Ciudadanos y ha clavado una espada –metafórica– entre los omoplatos de Inés Arrimadas.

Por la cara que tenía ella en su rueda de prensa del lunes, ha debido de doler. De hecho, es muy probable que Ciudadanos no se recupere ya de esta cuchillada a traición. Ha sido como ajusticiar a una presa agonizante.

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