Si quiere entregar sus datos personales a la NSA, pulse Enter

Escribí hace unos días sobre la privatización del espionaje y sobre cómo la colaboración de la NSA con las empresas privadas ha alcanzado niveles sin precedentes y, en general, poco conocidos.

Evidentemente, no hay compañías más atractivas para los servicios de inteligencia que aquellas que cuentan con tal cantidad de datos personales de millones de personas, en EEUU y fuera del país, que la simple idea de tener acceso a ellos tiene que provocar casi palpitaciones entre los responsables de la NSA. Es una simple suposición, pero un artículo del NYT hace pensar que la imaginación y la realidad están separadas por una fina línea. Así comienza el artículo:

«Cuando Max Kelly, jefe de seguridad de Facebook, dejó la empresa en 2010, no se fue a Google, Twitter u otra entidad de Silicon Valley. En vez de eso, el hombre responsable de proteger la información personal de los más de mil millones de usuarios de Facebook de ataques exteriores se fue a trabajar a otra gigantesca institución que analiza y organiza inmensas extensiones de datos: la Agencia de Seguridad Nacional (NSA)».

El caso de Kelly no es una excepción.

«Silicon Valley tiene lo que la agencia de espionaje quiere: una cantidad inmensa de datos privados y el software más sofisticado para analizarlo. La agencia, por su parte, es uno de los mayores clientes de Silicon Valley en lo que se conoce como análisis de datos, uno de los mercados de mayor crecimiento en el sector. Para tener acceso a lo último en tecnología de software y aprovecharse de ese gran volumen de datos, los servicios de inteligencia de EEUU invierten en nuevas empresas de Silicon Valley, conceden contratos secretos y contratan a expertos en tecnología como Kelly».

En el fondo, esas empresas y la NSA están en el mismo negocio. No se trata sólo de aquello en lo que piensen los más desconfiados, que también, sino en conseguir una tecnología que se basa en primer lugar en la extraordinaria generosidad de los usuarios en aportar información personal, y en la capacidad de adelantarse a sus deseos.

Google necesita saber qué es lo que te interesa para ofrecerte publicidad personalizada sin que tú la pidas. La NSA necesita saber qué es lo que te interesa por si tiene que decidir eres un peligro para la seguridad del Estado sin que tú, obviamente, creas que lo estás contando todo sobre tus intenciones a través de tu actividad en la red.

Como todas las cifras relacionadas con los servicios de inteligencia, las de la NSA son secretas, pero el artículo dice que la NSA se gasta cada año entre 8.000 y 10.000 millones de dólares en Silicon Valley. No en donaciones, precisamente.

Nunca antes hemos entregado tantos datos personales sobre nuestra vida a empresas privadas a cambio de las ventajas que nos conceden con el uso de nuestros productos. Nunca antes ha existido un mayor interés por la privacidad de nuestras vidas. Ante esa paradoja, no hay que ser un genio para suponer quién se favorece más de esa situación. Todo lo que ofrecemos de una manera u otra termina en manos de los que nos gobiernan.

No es algo que debería conducirnos a aislarnos por completo y cortar toda conexión electrónica con el mundo exterior, pero al menos deberíamos ser conscientes de ello.

La imagen es la portada de Bloomberg Businessweek: Booz Allen, the World’s Most Profitable Spy Organization.

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