Todo es falso menos el terror y los muertos

Avisar a la gente que le vas a matar te absuelve de tus pecados. Esa es la pretensión del Ejército israelí cuando hace este tipo de anuncios. La fuerza militar más poderosa de Oriente Medio hace ver que mata en contra de su voluntad. Y es condenadamente buena en eso, en matar. Los resultados saltan a la vista.

«Hace días avisamos a los civiles que evacuaran» Shayaía, barrio de Ciudad de Gaza, dice el Ejército. Por tanto, hay que pensar que, con independencia de las razones para no se seguir ese ‘consejo’, esas víctimas comparten algo de responsabilidad por haber perdido la vida.

Cualquier Ejército nos quiere hacer creer que en la guerra intenta administrar su fuerza bruta para provocar el menor daño posible a la población civil. Aunque sea mentira, esa es la línea de propaganda más habitual. Lo que ocurre pocas veces es que los militares que aprietan el gatillo acusen a sus víctimas de su terrible destino. Habéis muerto porque no nos escuchasteis.

Los que quedan vivos reciben el mensaje. El terror ayuda a tomar la decisión correcta. Y los que disparan saben administrar ese terror, aunque a veces se excedan en la dosis. Lo que por otro lado contribuye a hacer más fácil su tarea.

Tomemos el caso de la familia Abú Yarad que cuenta Sharif Abdel Kouddous en The Nation. Por la noche se juntaron en el dormitorio de su casa de Beit Hanoun para ver la televisión. El periodista nos da sus nombres. Abdel Rahman, su mujer Raya y sus hijos Musa, de seis meses, y Haneya, de dos años. El hermano de Abdel Rahman, Naim, con su hijo Samí, de un año. También estaban otros dos parientes, Ahkam, de 15 años, y Sumer, de 13. Tres adultos y cinco niños.

Tres proyectiles de artillería impactaron en la casa o cerca de ella en ese momento. Sin ningún aviso. El segundo, de lleno en el dormitorio. Los ocho murieron. Alguien había declarado la guerra a la familia Abú Yarad partiendo de la premisa de que todos sus miembros eran responsables de estar en su casa viendo la televisión.

Nunca es sencillo tomar la decisión correcta en una guerra. Decenas de miles de civiles han abandonado sus casas para refugiarse en centros de la ONU (la UNRWA). Otros no han podido hacerlo. Aventurarse fuera siempre es más peligroso cuando eres el objetivo de buques de guerra, aviones y unidades de artillería. El hogar, quizá la habitación más resguardada del exterior, parece ser la opción menos mala. Pero es una ilusión, como demuestra el caso de la familia Abú Yarad.

O simplemente el miedo ha empujado a muchos habitantes de Gaza a quedarse donde están. El miedo te mata. Esa es otra forma con la que el agresor considera liberada su responsabilidad.

Los habitantes de Shayaía estaban condenados desde el momento en que el Ejército israelí lo denominó «baluarte de Hamás», una zona llena de túneles y de lugares desde los que se han lanzado 150 cohetes en las últimas dos semanas. La operación de castigo pretendía eliminar lo que los comunicados suelen llamar «infraestructura terrorista» de Hamás. El hecho de que en torno a esa «infraestructura» vivan miles de civiles es un detalle menor en los planes militares, sobre todo cuando el enemigo responde al fuego con fuego.

En la tarde del domingo, el Ejército ha confirmado que 13 de sus soldados murieron en la tarde y noche del sábado en el asalto a Shayaía. Por muy poderoso que seas, una operación por tierra también pone en peligro a tus tropas. Siete de esas bajas ocurrieron en el ataque a un blindado con un misil antitanque. Las primeras informaciones indican que fue a partir de ese momento cuando se produjo el bombardeo más duro contra el barrio de Ciudad de Gaza. Se acabó el riesgo para tus soldados. Ahora pagarían todos.

Convirtieron el barrio en «un paisaje lunar lleno de cadáveres».

Ni siquiera las ambulancias se libraron de esta represalia masiva.

En varias entrevistas en televisiones norteamericanas, John Kerry ha seguido al pie de la letra la versión del Gobierno israelí. Era difícil distinguir de Netanyahu al secretario de Estado norteamericano.

Israel, sitiada por los cohetes de Hamás. «Israel tiene todo el derecho a defenderse, decía Kerry.

Kerry estaba mintiendo, o al menos no estaba contando lo que de verdad piensa sobre lo que ocurre en Gaza. Un micrófono abierto antes de una entrevista en Fox News captó lo que decía en una conversación telefónica. «Menuda operación selectiva» («it’s a hell of a pinpoint operation»), se le oyó decir dos veces en tono sarcástico, mientras se refería probablemente a las promesas hechas por Israel a EEUU.

«Tenemos la obligación moral de evitar las bajas civiles», ha dicho el jefe de las FFAA israelíes. Los 87 palestinos muertos en 24 horas (incluidos 60 en Shayaía) sólo pueden entenderse de una manera, según lo dicho por el alto mando militar. Todas sus víctimas son el enemigo.

Uno puede fiarse de las palabras de los políticos y militares o, por el contrario, prestar atención al número de muertos. Es lo único que es completamente cierto.

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