Un voto en Ucrania como gesto de protesta

Abandonados de momento por Putin, varias ciudades del Este de Ucrania, entre ellas Donetsk y Slavyansk, decidieron continuar con la organización de la consulta independentista. Las operaciones militares del Gobierno de Kiev han tenido como consecuencia aumentar la popularidad de los rebeldes, pero incluso así la organización de la votación sólo podía tener como objetivo realista su celebración, como gesto político de desafío. En Slavyansk llevan casi una semana cercados por el Ejército. Sólo ya por eso hay que suponer el interés de la gente por ser escuchados.

Las condiciones de la consulta no dan para considerarla representativa de la voluntad de la población. En algunos colegios electorales, no había una lista de censo para comprobar la identidad de los votantes (en otros muchos, sí). Cualquiera con un documento de identidad podía votar, y por tanto podía votar en más de un lugar.

En Mariupol (con medio millón de habitantes), sólo había un puñado de colegios electorales. Es normal que hubiera largas colas. Por las cifras de participación que han dado a la hora de comer algunas autoridades locales, el ritmo casi llegaba a un votante por segundo.

Es indudable que el problema de las relaciones entre el Gobierno central y sus regiones del este y del sur es político, y no militar. La idea de que con esta votación pueda provocarse la partición de un país es ridícula. Incluso así, Kiev cometería un grave error si la despreciara, lo que por otro lado tampoco sería una novedad.

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