Una película para definir el mensaje de Donald Trump

La lista de declaraciones y promesas que ha hecho Donald Trump y que en otra época hubieran supuesto el suicidio de cualquier candidato en unas primarias es ya demasiada larga como para tenerla en mente. Pero cada semana puede haber una revelación de hasta dónde puede llegar. En esta, destaca sobre las demás el caluroso recibimiento que ha dado al apoyo público que le presta Sarah Palin, la misma mujer que no le sirvió de mucho a John McCain para ganar las elecciones ayudándose del voto más conservador y que, según algunos cálculos, pudo costarle hasta dos millones de votos en las elecciones de 2008.

En el plano en que se mueve la campaña de Trump, esto es un win-win. Por muchas bromas que hagamos, el fichaje es perfecto para mantenerlo en los titulares, programas de televisión y redes sociales. La campaña de Trump necesita combustible para continuar constantemente en movimiento. Si se le ocurriera por alguna razón echar el freno, marcar un momento de reflexión o adecuar su estrategia, sería catastrófico.

Palin y su familia acabaron como carne de tabloides (y de la zona chunga, como demuestra esta noticia de este mismo lunes), que por otro lado es un lugar en el que Trump se ha movido con bastante comodidad desde los años 90. Políticamente, se convirtió en una figura marginal, o eso parecía, hasta que se vio con su apoyo a algunos candidatos republicanos en elecciones legislativas que seguía siendo relevante para una buena parte del Partido Republicano. Uno de los políticos que recibió ese apoyo providencial fue Ted Cruz, el senador de Texas que en estos momentos parece el único que puede impedir la victoria de Trump en las primarias. Y por eso, Josh Marshall no está muy equivocado cuando dice que el Partido Republicano es ahora el partido de Sarah Palin, porque es quien mejor define sus ideas y su estado de ánimo. Buenas noticias para los fabricantes de armas y ansiolíticos.

Pero ya vale de risas y sarcasmos. Veamos este fragmento de la película ‘American History X’, con el feroz alegato del personaje que encarna Edward Norton. Olvidemos del detalle gamberro de la peluca colocada sobre el cráneo rapado de Norton. Pensemos en cuántas de sus frases podrían ser pronunciadas con ligeros cambios por Trump. Como el neonazi de la peli no se refiere en estos momentos a la supremacía de la raza blanca o Hitler, es todo más sencillo. Denuncia ante sus compañeros que EEUU está siendo invadida por un enjambre de «parásitos» ante la pasividad de las autoridades y el hecho de que la frontera «es una broma». Es hora de «cerrar el libro» (como cuando Trump dijo que había que prohibir la entrada de musulmanes en el país hasta tener claro qué hacer ante la amenaza del terrorismo), decir que no se puede tolerar esto por más tiempo y tomar medidas inmediatas para defender a los auténticos norteamericanos que han sido abandonados por su Gobierno.

Da bastante miedo, ¿no?

Vale, Trump es la carta sociópata favorita con la que miles de republicanos asqueados por la política y economía de su país afirman que quieren un cambio radical. Los republicanos del establishment tienen nombres más solventes en esta campaña, y al final podrán frenar a Trump. ¿En serio?

Por ejemplo, Marco Rubio, el niño bonito de los conservadores sin demasiada azúcar en la sangre. El mismo que anunció no hace mucho que en Navidad compró un arma para que su familia pueda defenderse de un posible ataque terrorista de ISIS en Florida. El macho alfa latino no pasa mucho tiempo en casa, y eso le preocupa, así que optó por reforzar su artillería. A eso, le ha llamado «la última línea de defensa entre ISI y mi familia», al referirse a su «capacidad para proteger a mi familia» con esa arma. El FBI y la CIA ya pueden tomarse el día libre, porque la familia de Rubio, ahora sí, está bien protegida.

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