Cómo se hace una entrevista en BBC a Theresa May sobre el Brexit

Laura Kuenssberg, jefa de Política en la redacción de BBC, presiona a Theresa May en una entrevista para que responda sobre las prioridades de su Gobierno en relación a la negociación con la UE sobre el Brexit. Obviamente, la primera ministra se quiere escapar, porque dar una respuesta clara le crearía aún más problemas en su partido y en el propio Gobierno.

La alternativa que la periodista le presenta es clara: dar más importancia a la idea de que las instituciones británicas recuperen el control sobre las grandes decisiones económicas, en especial comerciales, o bien crear menos problemas a la economía del Reino Unido, es decir, llegar a algún tipo de acuerdo con la Comisión Europea para mantener el acceso a los mercados de los países europeos a cambio del inevitable precio de ceder soberanía.

Es una pregunta sencilla, pero con repercusiones muy importantes para esa negociación y en primer lugar para la estabilidad de su Gobierno. En la primera opción, estarían los partidarios del Brexit más duro posible, encabezados por el ministro de Exteriores, Boris Johnson. En la segunda, los ministros que votaron a favor de continuar en la UE, de los que el más importante es el ministro de Hacienda, Philip Hammond.

En este breve fragmento, se ve a May negarse a responder y a Kuenssberg insistir más de una vez.

«Mi opción es muy simple», dice May. «Recuperamos el control de nuestro dinero, recuperamos el control de nuestras fronteras, recuperamos el control de nuestras leyes. Queremos un acuerdo de libre comercio, negociamos un acuerdo de libre comercio con la UE. Queremos que en lo posible sea un acuerdo sin aranceles ni conflictos. Eso sería bueno para los empleos en Reino Unido, pero también nos da la libertad de negociar y firmar acuerdos comerciales con el resto del mundo, y eso también es bueno para la prosperidad y los empleos en Reino Unido».

Es decir, las dos cosas al mismo tiempo («take the cake and eat it» es la expresión que se oye regularmente entre los partidarios del Brexit duro, lo que viene a ser quedarse con lo mejor de estar dentro de la UE, pero sin estar dentro de la disciplina de UE, sin tener que aceptar sus normas). Desde el principio, Bruselas ha dejado claro que eso no será posible. El acuerdo preliminar que ya se firmó empezaba a dejarlo claro.

El tiempo se acaba para tomar una decisión, le dice la periodista, que insiste porque May no ha respondido a la pregunta. Le recuerda que mucha gente, incluso dentro de su partido, sabe que no pueden tener las dos cosas al mismo tiempo.

En pocas palabras, la primera ministra vuelve a repetir la misma idea, impracticable en el mundo real, con el argumento (ficticio) de que no son alternativas excluyentes.

Es un ejemplo de las entrevistas políticas que se ven en BBC. Si el político no quiere responder a la pregunta, poco más se puede hacer, pero al menos hay que insistir. Aquí se puede ver la entrevista completa, hecha en el viaje de May a China.

Mientras tanto en Londres el incendio no remite. Un viceministro que tuvo un papel clave en la campaña del Brexit enarbola una teoría de la conspiración para denunciar al Civil Service (el alto funcionariado que asesora a los ministros) por producir deliberadamente informes que prevén consecuencias económicas negativas tras la salida de la UE (luego pidió disculpas).

Otros diputados tories de la línea dura sugieren que los funcionarios expertos en sus áreas están manipulando las estadísticas para frustrar el tipo de Brexit que ellos quieren. Un exjefe del Civil Service responde que esa actitud es similar a la de los nacionalistas alemanes entre las dos guerras mundiales, que tan útil fue después para los nazis, «cuando decían que nuestro gran Ejército nunca fue derrotado, sino que fue apuñalado por la espalda por los civiles, liberales, comunistas, socialistas y judíos».

En la prensa del domingo, se informa que diputados tories exigen a May que no permita que su ministro de Hacienda arruine el Brexit y amenazan con una rebelión si no hay un Brexit sin concesiones de ningún tipo a Bruselas. O que si May acepta que el país continúe de algún modo en la unión aduanera, habrá un golpe para derrocar a la primera ministra y poner a Boris Johnson al frente del partido y del Gobierno.

Así que no es extraño que el caos tory haga que May no quiera decir la verdad sobre la opción de Brexit que defiende. Eso no debe implicar que una periodista de BBC no deba insistir e insistir e insistir para buscar la respuesta que la gente tiene derecho a conocer. De momento, tendrán que seguir esperando.

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