La huelga de consumo es sólo un placebo

Decía ayer en Twitter que «los que piden una huelga de consumo están contribuyendo (se supone que sin saberlo) al fracaso de la huelga». No me refería específicamente a la decisión de no comprar en una tienda que esté abierta durante la jornada de hoy. Una cosa es respetar su decisión de no unirse al paro y otra muy diferente premiarle haciendo gasto en el establecimiento. Lo que quería decir es que se establece un umbral tan alto para el éxito de una convocatoria como esta que casi se le condena al fracaso.

Todo esto viene en parte del éxito de una huelga general, la de 1988, que fue irrepetible porque entonces se dieron circunstancias políticas y sociales que es improbable que vuelvan a ocurrir. La famosa ‘huelga de los semáforos’ respondía –además de las razones concretas de los sindicatos– a la decisión de mucha gente de dar la espalda a un Gobierno que casi controlaba todos los resortes políticos. Y el seguimiento generalizado no impidió que un año después el PSOE repitiera mayoría absoluta. Fue un inmenso fogonazo que se apagó con la misma rapidez.

La situación es muy diferente ahora por la terrible crisis económica, las aún peores expectativas para el próximo año y, por encima de todo, porque esta huelga es sólo la continuación en una cadena de movilizaciones que comenzó incluso antes de las últimas elecciones. Es una batalla de muy diversos frentes en la que los sindicatos no son los únicos –ni con frecuencia los principales– protagonistas.

Por malas que sean las condiciones económicas, ninguna huelga general puede paralizar ya un país, aunque sí la mayor parte de su aparato productivo. Sólo puede tener éxito si forma parte de una movilización general. Hay dos sitios donde la participación en cualquier huelga es fundamental: el centro de trabajo y la calle. Resulta ridículo por ingenuo pensar que se puede hacer en el hogar pasando frío sin encender la calefacción o aislado sin poner en marcha el ordenador. Tampoco servirán gestos vacíos, por irrelevantes, como no intervenir en Twitter o no actualizar un blog.

Una huelga no es un Yom Kippur laboral, donde te quedas en casa sin utilizar ningún aparato eléctrico para dejar patente tu actitud personal. Como si intentaras colocarte en la misma situación de una persona de siglos anteriores. Ningún sistema político cambiará a causa de actitudes individuales. Por eso, y por dar un ejemplo, es tan ridículo pedir a la gente que no cargue los móviles o que no los use mucho precisamente en un día en que la gente tiene que estar conectada por miles de razones.

El consumo de electricidad es un indicador más con el que medir el impacto de una huelga (Nate Silver lo habría aprobado), pero no el más importante. Si para conseguir que la cita sea un éxito hay que cargar móviles, utilizarlos, coger el coche o autobús, en definitiva consumir electricidad y recursos, hay que hacerlo.

Hace unos días, hubo una huelga general en Grecia de 48 horas. En la manifestación del primer día en el centro de Atenas hubo una asistencia mucho menor de la esperada. Al día siguiente, los sindicatos suspendieron la huelga en el transporte público durante un par de horas por la tarde para permitir que la gente pudiera acudir. Es un ejemplo de cómo la idea de no consumir nada, de llevar el paro hasta sus últimas consecuencias puede terminar siendo contraproducente.

Desde el principio del 15M, se dijo desde los dos grandes partidos que no había motivos para salir a la calle, que había que confiar en las instituciones, que la vieja política no necesitaba ningún cambio estructural. En diferentes ámbitos y con distintos protagonistas, se ha cuestionado esa verdad oficial hasta convertirla en una receta para el desastre.

Ni aunque la huelga pusiera los contadores eléctricos a cero serviría para nada si se limita a repetir la convocatoria de 1988. No es una batalla que se ganará en estas 24 horas ni se puede triunfar en ella con un desarme unilateral. Consumid lo que queráis si eso sirve para que se escuche vuestra voz y la de otros.

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14 respuestas a La huelga de consumo es sólo un placebo

  1. Jesús dijo:

    Discrepo. Cargar móviles o no dar las luces en casa creo que son la parodia de una huelga de consumo. Una huelga de consumo debería hacerse en fin de semana: no comprar en tiendas, no acudir a centros comerciales, no consumir en hostelería, no acudir a ver el fútbol ni siquiera a las pantallas de TV de los bares y cafeterías, etc. Con este tipo de protesta no ha lugar a la amenaza de un empresario con el despido ni a la presión de un piquete informativo ni al dilema de la pérdida de un día de sueldo por quienes se ven con el agua al cuello.

  2. Pcbcarp dijo:

    Estoy muy de acuerdo con el artículo. Lo del 14 de diciembre del 88, fue impresionante (no se podía llamar por teléfono… porque ni siquiera había línea) pero, como dices, fue un fogonazo. Por cierto, que a eso de parar un día (en realidad, hasta el telediario de la hora de comer) en aquel entonces no se le llamaba huelga, sino «paro.» Una huelga es otra cosa: no es un intento de demostración de fuerza (o debilidad), sino una medida de presión para conseguir unos fines y, por tanto, indefinida, hasta que consigas los fines o te rindas. Aparte de protestar, ¿qué se pretende con esta «huelga»? No lo sé. O sea, sí lo sé: hacer que la gente se desfogue y tenga la impresión de hacer algo. Como dices, es una huelga-placebo.

  3. toño dijo:

    Escribo esto desde una estación de tren, esperando uno de cercanías para ir a la manifestación de Madrid, tras haber dejado pasar dos llenos. No sé cómo los sindicatos no han previsto algo tan básico

  4. Pingback: La huelga de consumo es sólo un placebo

  5. Xaquín dijo:

    Cada día resulta más chistoso escuchar cosas sobre las huelgas. Hay gente diciendo que no se pueden hacer asambleas en los centros de trabajo porque estamos en huelga o incluso para no condicionar al vecino…a donde vamos a parar? Y querrán que no usemos la calle o los parques para reunirnos y hablar de la huelga porque estamos impidiendo el derecho de huelga de los municipales o los guardas del parque?
    Claro, y no usemos la red para comunicarnos porque estamos haciéndole el juego a un fantasmal sistema de poder?
    A las cinco de la tarde en camita para no gastar electricidad…joder…a donde vamos a parar con este tipo de gente!!

  6. Santiago Sanchez Pages dijo:

    Estoy de acuerdo con el primer comentarista: Has pintado una caricatura de la huelga de consumo que se proponía. No digo que no haya zoquetes que quieran proponer esas actitudes, pero no son, ni de lejos, mayoritarias.

  7. Marcus dijo:

    Protestar es inútil, no habrá ningún cambio de rumbo mientras sigan gobernando los mismos de siempre.
    Para cambiar de rumbo a un barco te amotinas y te haces con el mando o acatas las órdenes, protestar sólo te conduce la mejor de las veces al calabozo.

  8. gruncho dijo:

    Yo también discrepo con tu postura. Lo que a mi entender proponen es minimizar el consumo eléctrico (no NO usar ningún aparato eléctrico), además que hacer huelga de consumo, para mí no es más que evitar consumir cualquier tipo de producto no básico: como el pan, el periódico, tabaco, café etcétera, con este sencillo gesto la gente se declara en huelga, además de demostrar su indignación a los que ese día sí trabajan.

    Eso de «no recargues el móvil» no es más que una propuesta (con más o menos valor, eso cada uno a su juicio), igual que también pienso que la gente no » se sentirá aislada» sin el ordenador… lo mismo que se pueden encontrar más vías de transporte, además de los servicios mínimos de transporte público, o las columnas de gente caminando que organizan desde los barrios (Madrid), o incluso muchos deciden manifestarse ese día en bici… y oye, organizándose distrito a distrito, con ayuda de asociaciones de vecinos y ahora también por suerte asambleas y grupos juveniles que muchos nacieron gracias a la indignación generada por los recortes, desahucios, el paro…

    Con esto quiero decir que siempre hay otra vía, otro camino, más o menos difícil, muchos miran solo el lado ético y moral, tú por lo que parece estás intentando «calcular qué sería mejor», o lo más efectivo… aunque claro, todos tenemos nuestra forma de verlo. También supongo que además de imposible de predecir, no creo que comparar revueltas del pasado cambien la situación que ha generado la democracia, si una huelga da sus frutos será gracias a la indignación que ahora podemos transmitir por Internet, por la situación de nuestros amigos, nuestras familias… solidarizarse con los que viven en la peor situación… en fin, ojalá todo el mundo haga examen de conciencia.

    Un saludo y siempre encantado de leer Guerra Eterna 😉

  9. Leon dijo:

    Muy interesante el artículo entero por el enfoque crítico. Personalmente, todo esto de las huelgas me genera muchas dudas, cada vez más, desde que viví la primera como trabajador hace unos años. En esta en concreto he tenido una sensación parecida a como si para curar un cáncer nos tomasemos una aspirina y nos quedasemos tan felices.
    La huelga de hoy en los términos planteados es una herramienta del pasado, pero muy muy del pasado, tan institucional como lo que critica y que apenas hace cosquillas al supuesto «enemigo».
    Si de verdad se quiere hacer frente a la desastrosa política económica que lleva años y décadas hundiendo la calidad de vida de una clase trabajadora que ni siquiera tiene conciencia de serlo y reniega de ello (porque hasta en eso ha caido en la trampa) hay que despertar y hacer las cosas por cualquier medio que sea necesario.
    Mientras los sueldos reales del paisano medio se han estancado o bajado en los últimos 20 años, el pico de la pirámide ha visto su riqueza crecer exponencialmente. Esto es un hecho cuya digestión ha sido adormecida por una bestial burbuja de crédito-casino que , además de contribuir a olvidar el lugar que cada uno realmente ocupabamos, ahora toca pagar entre todos.
    Como decía Marx la lucha de clases es el motor de la historia. Si de verdad se quiere hacer frente y revertir lo que estamos viviendo hay que hacer frente de verdad y con dureza a quien ha montado este casino en el que siempre gana. Parando el país, pero no un día, parandolo de verdad hasta que reviente, metiendo el miedo en el cuerpo a quien se sigue riendo de los demás tras hundir con sus decisiones (sea desde la banca, la industria o los gobiernos habidos y por haber) Como dice Marcus hay que amotinarse y no con pancartitas ni manifiestos.
    La pregunta es ¿está el pais dispuesto a despertar? La sensación es que no. La sensación es que seguimos esperando que alguien venga de fuera a arreglar nuestros graves problemas y eso no va a suceder. Habrá que esperar a que la gente no tenga absolutamente nada que perder. Y entonces arderá Troya.

  10. RIOMER dijo:

    Estas «huelgas» de media jornada son pura comedia. Los medios modernos de produccion, las diferentes leyes que las regulan, y , sobre todo, la abundancia de contratos precarios en la masa laboral, reducen el impacto para las empresas, ya no digamos a los gobiernos.
    Ademas ni siquiera duran todo el dia. Hasta la hora de los telediarios vespertinos, para verse en la tele y quedarse a gusto.
    Con todo esto, y sabiendo que historicamente el pueblo español es de los mas pasivos y serviles de Europa, pues poco se podria conseguir. Claro que esto lo saben tanto los sindicatos como los gobernantes, que estan siguiendo sus propios guiones para sus bases de «fans».

    Como decia alguien por ahi, siendo realistas a ver si hay que volver al sistema del siglo XIX: convocar la huelga sin servicios minimos, sin avisar e indefinida.

    saludos

  11. Javier G dijo:

    Los comments hablan claro: Los trabajadores necesitamos otro tipo de tácticas, otro tipo de huelgas o paros generales. Otra manera de joder a los de arriba, y que a ellos les duela bastante. ¿La hora del hacker obrero?

  12. Salva dijo:

    De acuerdo con León. Yo aún voy más lejos. Los mismos que nos parten la cabeza en las manifestaciones, o los que ordenan que nos la partan, no paran de repetirnos que con la violencia no se consigue nada. Y nosotros nos lo creemos y lo acatamos. No conozco ningún caso de cambio estructural que se haya producido sin respuesta violenta a la violencia, salvo en casos en los que la estructura de poder ya estaba en las últimas.

    No hablo de tomar las armas y arrasar con todo. Unos cuantos episodios de resistencia bien organizada a las brutales agresiones de los antidisturbios, y unos cuantos empezarían a cagarse en los pantalones, y ahí quizá algunas cosas empezarían a cambiar. No consigo comprender, por ejemplo, cómo es posible que los tres mossos que ayer le abrieron la cabeza a un crío de trece años y apalearon a una chica de dieciséis se hayan salido de rositas. ¿Cuántos pensamos que esos tipos hubiesen merecido una paliza allí mismo? Igual me equivoco, pero no creo que seamos menos de dos o tres millones, pero pocos nos atrevemos a decirlo claramente, no digamos hacerlo. Mientras eso no cambie, no cambiará nada.

  13. Juan dijo:

    Pues yo hice huelga de consumo. Hice el café la noche anterior. Hice la comida el día anterior. No encendí la tele en todo el día. Ni la radio ni el ordenador. Sí calenté el biberón de los niños y puse la calefacción para que no pasasen frío ( si hubiese hecho fío de verdad la hubiese puesto mucho ).
    Tuve que andar mucho para no coger transporte público. Pero mucho.

    Pero eso no me impidió estar en los piquetes. Ni me impidió estar en las manifestaciones. Ni me impidió recorrer el barrio para saber en que comercios voy a comprar a partir de ahora y en cuales no.

    Para mí, todo es un conjunto. La huelga no es solo no ir a trabajar. Para mí incluye ir al piquete, ir a la manifestación, ir a las comidas populares en las plazas, y también incluye limitar mi consumo todo lo que pueda.

  14. deploreibol dijo:

    Para mí la clave sí que está en el consumo, pero no en reducirlo un día por la huelga. Simplemente, cambiar la actitud para ir retirando la pasta a los negocios y sectores que han causado la crisis, o se están enriqueciendo con ella. El ejemplo más claro: Más que acampadas delante de Bankia, lo que les haría daño sería retirar de ahí las cuentas. Acciones que individualmente consideradas no tienen peso, pero que si se hacen masivamente les pega más duro que cualquier otra cosa. A

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