La mujer de la limpieza del viceministro

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Un ejemplo peculiar de justicia poética en el Reino Unido. El promotor en el Ministerio de Interior de esta campaña amenazante del año pasado contra los inmigrantes ilegales ha presentado la dimisión al saber que estaba dando trabajo a un extranjero sin papeles. Mark Harper, viceministro de Inmigración, supo recientemente que la mujer a la que contrató en 2007 para limpiar su casa no contaba con la documentación necesaria. Supuestamente, creía lo contrario cuando le dio el empleo.

Los políticos conservadores atizan en Gran Bretaña el sentimiento xenófobo, convencidos de que eso les dará votos, mientras ignoran la realidad económica, la aportación de esos extranjeros a la prosperidad del país y la idea de que son los países hundidos en la miseria y el descrédito los que no atraen inmigrantes.

Y a veces la realidad les golpea en todo cara.

 

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2 respuestas a La mujer de la limpieza del viceministro

  1. Xaquín dijo:

    Nada como la realidad para golpearnos la cara…pero eso también pasa cuando buscamos la libertad (propia y ajena) buscando entre las grandes frases algo de pura realidad…la solidaridad no viene en el ADN y la educación es un proceso demasiado largo para evitar la mediación del poder establecido…en este caso tanto del pais emisor como del receptor…

  2. Dr. Pointer dijo:

    Ays… tengo que discrepar. La solidaridad sí viene en el DNA (o vamos, forma parte de nuestra naturaleza). Hay estudios de sobra sobre ello. También está en nuestra naturaleza el agredir, o el maltratar a un semejante. En realidad, los humanos tenemos dos mecanismos muy peculiares. Uno, que nos permite antropormorfizar cosas (o animales), y tratarlos como si fueran congéneres nuestros, y otro, que nos permite deshumanizar a un semejante, y tratarlo como una cosa (no necesariamente bien o mal).

    Ambos procesos no son bien conocidos, y son controlados por esa capa de nuestra mente que llamamos cultura. Esa que el sistema educativo realmente tampoco no puede hacer mucho al respecto

    De todos modos este tío es un imbécil. Ya se los pone ahí para armar ruido y confusión, para que lo que sigue detrás de bambalinas la peña siga sin enterarse (ni entenderlo).

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